40. INTRODUCCIÓN DEL AJEDREZ EN EUROPA
Es un hecho generalmente aceptado que el ajedrez fue introducido en la Europa Occidental por los árabes, a raíz de sus invasiones de la Península Ibérica, Sicilia y Aquitania.
No hay forma de determinar el lugar o lugares en que el ajedrez se convirtió en juego europeo. La transmisión del ajedrez a la Europa Cristiana por parte de los árabes requería un intercambio pacífico en la vida cotidiana, y el contacto entre cristianos y musulmanes, si bien existía desde el 900 d.C., a lo largo de toda la costa mediterránea, normalmente era hostil.
Los documentos que establecen el conocimiento del ajedrez en la Europa meridional datan de comienzos del siglo XI. Los historiadores consideran que normalmente las referencias literarias a usos y costumbres acreditan la existencia de tales prácticas unos cincuenta o cien años antes, aunque no consten evidencias. Es posible que el ajedrez se conociese en Europa ya en el siglo IX o X, pero no se conocen pruebas que lo corroboren.
Forbes extrajo del ciclo de los romances de Carlomagno varias referencias al ajedrez que le hicieron pensar en la existencia del mismo en la época carolingia, pero, naturalmente, esos romances fueron escritos desde la perspectiva de los siglos XII-XIII y sólo reflejan la presencia del ajedrez en la nobleza feudal en el tiempo en que fueron escritos, no en el que transcurrieron los hechos reflejados.
Hay una sola declaración que relaciona al ajedrez con el período carolingio, con apariencia histórica, a saber: una descripción de la donación de unas piezas de cristal a la abadía de Maussac, por el rey Pepino, en el 764 d.C., con motivo del traslado de los restos de San Estremón. Pero esa historia se encuentra en una obra escrita en latín medieval, Gesta et Passio S. Autremonii, que por ciertas evidencias los eruditos fechan en el siglo XIII. En esta probable leyenda las piezas de cristal tienen incrustadas piedras preciosas y oro, todo ello para ser usado en la elaboración de un relicario, en el que debían conservarse los restos del santo.
Hay otras donaciones tempranas, como una inglesa, que ofrece dudas, y que Dugdale cita, en relación con la destrucción de la abadía Hyde, en Winchester, en 1144, durante la guerra civil. Se refiere a un manuscrito de Cotton, que habría quedado dañado por el fuego. Entre los obsequios que el Rey Canuto hizo a la abadía (muchos de los cuales desaparecieron en aquel año de 1144) se encontraba
vas argenteum ad aquam benedictam cum duobus jocis scaccorum a domino rege Knutone donata.
(una vasija de plata para agua bendita, con dos juegos de ajedrez, donados por el rey Canuto).
Aunque dudosa, esta donación hace pensar a Murray que es histórica, porque: «Si esta declaración fuese aislada, la habría descartado como una simple tradición. Pero puesto que, sin embargo, hay otros dos pasajes no relacionados (ambos muy posteriores al tiempo del rey Canuto) que mencionan al ajedrez en conexión con este rey, estoy inclinado a creer que son hechos reales.»
Más dudas ofrece aún, en cuanto a la fecha, el legado de Ponce Hugo, Conde de Ampurias, a la catedral de Gerona, en 1309, que autores muy posteriores describieron. Estas piezas no se encuentran ya en la catedral de Gerona, sino en Sant Pere d’Ager, y se las considera donación del Conde de Urgell.
En España es donde se encuentran las primeras referencias al ajedrez en el mundo europeo. Se trata de dos testamentos, en los que se legan piezas de ajedrez por los Condes de Barcelona. El primero de estos legados, lo es por voluntad de Armengol I, Conde de Urgel, preservado en el siglo XII en la catedral de la Seo de Urgel, en los Pirineos leridanos. El testamento está fechado en Tuxen (actual Tujent, cerca de Puigcerdà, 28 julio 12 Robert –de Francia), es decir, 1008, puesto que la Marca Hispánica formaba parte integral de Francia hasta el reinado de San Luis. Por razones históricas, se cree que, en realidad, el documento data de 1010, año en que los cristianos emprendieron una gran expedición contra los musulmanes, sufriendo una aplastante derrota cerca de Córdoba, el 1º de septiembre. El Conde Armengol tomó parte en aquella expedición y murió en el campo de batalla. La donación especial puede resumirse así:
Ordeno a mis ejecutores entregar… estas piezas al convento de San Giles, con destino a las obras de su iglesia.
Se cree que el convento en cuestión es Saint Gilles de Nîmes, en el sur de Francia.
La segunda donación se refleja en el testamento de la Condesa Ermesinda, hija de Roger I, Conde de Carcasona y viuda de Raymond Borel, Conde de Barcelona (972-1017), el hijo mayor del ya mencionado Conde Armengol. La condesa sobrevivió a su marido más de cuarenta años. Su testamento, fechado el 6 de marzo, 27 Enrique I (de Francia), es decir, 1058, del que se encuentra el texto original en los archivos de la corona de Aragón.
Murray aporta otro interesante apunte:
…he mencionado que el escritor árabe al-Marrakoshi describe (en 1224) al rey Alfonso VI de Castilla jugando al ajedrez con ben Ammar, hacia 1078. Aunque ni Gildemeister ni van der Linde conceden mucho crédito a esta anécdota, no es, en absoluto, imposible. El médico de Alfonso VI era el judío Moses Safardi, quien se convirtió al cristianismo en 1106, adoptando el nombre de Petro Alfonsi. Este último incluye el ajedrez en una lista de habilidades de caballeros en su Disciplina Clericalis, y podríamos esperar, por tanto, que su patrón fuese diestro en las siete disciplinas que él nombra.
Esto hace concluir al gran historiador que los cristianos de la Península Ibérica estaban muy familiarizados con el ajedrez antes del año 1100.
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