Últimos años
Zeshkovsky siguió jugando, confinado en cierto modo, a torneos menores o no de la categoría que le correspondía: tal es la suerte de los profesionales cuya estrella empieza a declinar.
La partida que sigue, con una de las estrellas jóvenes del momento, demuestra que Zeshkovsky no había perdido el pulso del tablero.
Zeshkovsky-Beshukov
Krasnodar 1999
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La primera década del tercer milenio fue penosa para Zeshkovsky, con frecuentes problemas de salud, agravados por su afición al alcohol, que le impidieron prodigarse como él hubiera querido.
La siguiente partida corresponde a uno de los últimos torneos importantes en que participó, y en ella se enfrenta al siempre brillante Morozevich.
Zeshkovsky-Morozevich
Moscú 17.11.2004
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Punto final
El 24 de diciembre pasado Zeshkovsky se sentó a jugar la primera ronda de un torneo regional de rápidas, en su ciudad de residencia, Krasnodar. Sufrió un paro cardíaco y tuvo que ser inmediatamente hospitalizado. Pero no había nada qué hacer. El gran maestro nos había dejado.
Kramnik escribió una sentida nota de despedida en la ciberpágina de la Federación Rusa.
Morir el día de Nochebuena no es peor que morir otro día cualquiera. En realidad, esa noche ni siquiera fue mala para Zeshkovsky, porque no llegó a ella. Y si hay que morir, que sea con las botas puestas: ¿qué mejor para un jugador de ajedrez que hacerlo, en plena acción, ante el tablero?
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Artículo publicado en la revista JAQUE nº 663-664, pp. 148-153.
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