En su conferencia Wilde, paradoja y aforismo*, pronunciada en la Universidad de Bolonia (en 2000), con motivo de un congreso sobre Oscar Wilde, Umberto Eco dijo que no había nada menos definible que el aforismo.
Sin embargo, podría definirse indirectamente, en relación con las máximas. Una máxima siempre contiene una lección moral, un pensamiento establecido, mientras que un aforismo es transgresor, subversivo o paradójico. El crítico S. Sujoruvov se atrevió a definirlo con otro aforismo: «El aforismo es una novela de una sola línea.»
Lo interesante de la conferencia de Eco fue suscitar un ejercicio de creación de aforismos, siguiendo la idea de Pitigrilli de que cualquier aforismo puede, normalmente, invertirse y seguir teniendo efecto.
Pitigrilli era uno de los maestros del aforismo. He aquí algunos de su cosecha:
Dipsomanía: palabra científica tan bella que dan ganas de ponerse a beber.
Comprendo el beso al leproso, pero no admito el apretón de manos al cretino.
No la emprendas a puntapiés con un hombre caído. Recuerda que puede levantarse.
En su Dizionario Antiballistico (publicado en español como ‘Diccionario de la sinceridad’, título extraño para quien se pasó toda su vida haciendo gala de cinismo), Pitigrilli nos da algunos ejemplos:
Algunos desprecian las riquezas, pero pocos saben hacer donación de ellas.
Algunos saben hacer donación de las riquezas, pero pocos las desprecian.
La felicidad está en las cosas y no en nuestro gusto.
La felicidad está en nuestro gusto y no en las cosas.
A veces, Pitigrilli rizaba el rizo, oponiendo a la máxima (o aforismo) de un autor, la máxima o aforismo de otro que, obviamente, contradecía a la anterior, como
Los pueblos serían felices si los reyes filosofasen y los filósofos reinasen (Plutarco).
El día que quiera castigar a una provincia, haré que la gobierne un filósofo (Federico II).
En su brillante exposición, Eco recuerda también los peculiares aforismos paradójicos del vienés Karl Kraus:
El escándalo comienza cuando la policía le pone fin.
Para ser perfecta sólo le faltaba un defecto.
El ideal de la virginidad es el ideal de los que quieren desflorar.
Pero también algunos aforismos suyos (que Eco llama cancroides) pueden invertirse:
Hay mujeres que no son bellas, pero tienen pinta de serlo.
Hay mujeres que son bellas, pero no tienen pinta de serlo.
El superhombre es un ideal prematuro que presupone al hombre.
El hombre es un idal prematuro que presupone al superhombre.
Admirador de Stanislaw Lec, Eco dice que los aforismos de éste parecen ser los únicos que no pueden volverse del revés. Por ejemplo:
¡Ábrete, Sésamo! ¡Quiero salir!
He soñado con la realidad. Con qué alivio me he despertado.
El descubrimiento de América no se debe a los americanos. ¡Qué vergüenza!
Ha poseído a la ciencia, pero no la ha dejado encinta.
Tenía la conciencia limpia. Sin usar.
Sólo se le ocurre uno, al que puede dársele la vuelta:
Reflexiona antes de pensar.
Piensa antes de reflexionar
Se considera a Georg Lichtenberg (1742-1799), el rey de los aforismos. Gran bebedor, hipocondríaco (llegó a imaginar 30 enfermedades en un minuto), muchos dicen de él que fue el precursor del positivismo lógico, el surrealismo, la filosofía del lenguaje, ¡e incluso el psicoanálisis! Pero a Lichtenberg (que se dedicó la mayor parte de su vida a la noble ocupación de no terminar nada) lo dejamos para otro día…
*Incluida en el libro SOBRE LITERATURA, Umberto Eco, edición española RqueR, 2002, traducción de Helena Lozano Miralles.
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Nunilo 15:25, septiembre 21, 2011
Muy interesante esta página con aforismos, la verdad es que empiezo a estar dentro de este mundillo y me está gustando bastante, aunque eso sí, tengo que admitir que algunas páginas bastante curiosas, como esta que vi hace poco llena de frases bonitas que me llamaron la atención, pero admito que tu página me parece mucho más interesante y más completa. ¡Gracias!
Antonio Gude 13:59, abril 28, 2011
«Lo que no mata, engorda» no es, exactamente, lo mismo que «Lo que no te mata te hace más fuerte.» Es curioso detectar en el primero una visión celtibérica, en el sentido de que llenarse la barriga es síntoma de bienestar, mientras que en el segundo, la alusión a la fuerza y revitalización no puede ser más germánico.
JAIRO TANGARIFE C. 22:52, abril 27, 2011
De la filosofía popular he escuchado:»Lo que no mata, engorda». Se de un libro de Nietzche titulado;»Aforismos». No lo he leido, pero sospecho que de ahi proviene el mencionado aforismo. Un pensamiento Budista, reza:»El dolor y el sufrimiento, son nuestros maestros». En Wikipedia, encuentras información sobre el escritor Argentino José Narosky.
Antonio Gude 17:27, abril 27, 2011
Gracias, como siempre, Jairo, por tu interesante aportación. Sí, Gracián es un altar de sabiduría para hispanos viejos y nuevos, aunque Borges lo criticaba porque había llamado, en un poema, a las estrellas «gallinas celestiales» (desde luego, una imagen no muy inspirada). He perseguido ese aforismo «Lo que no te mata te hace más fuerte», sin haber llegado a una conclusión. Incluso tengo escrito algo al respecto. ¿Así que era de Nietzsche? No sé quién es ese Narosky, pero podría haber dicho «…y absuelven a quien roba un millón». Si alguien roba unos calcetines en unos grandes almacenes le pueden caer tres meses de cárcel, pero si alguien roba mil millones no hay problema.
JAIRO TANGARIFE C. 16:07, abril 27, 2011
Saludos, Antonio:¡Agradibilisimo Tema! Se de la existencia de estos autores:
«Gernaert Willmar, Lucio R. R. (2000). Diccionario de Aforismos y Locuciones Latinas de Uso Forense. Buenos Aires: editorial Lexis Nexis (Abeledo-Perrot)».
«Ríos, Emilio (2006). Los mil mejores aforismos de Juan Ramón Jiménez. Bilbao: Ediciones Beta III milenio.»
«Sevilla Muñoz, Julia (1988). Hacia una aproximación conceptual de las paremias francesas y españolas. Madrid: Editorial Complutense».
Algunos que recuerdo, son:
Uno de los síntomas de que se acerca una crisis nerviosa es creer que el propio trabajo es terriblemente importante. – Bertrand Russell.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno. – Baltasar Gracián.
Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela. – Pitágoras.
Lo que no te mata, te hace más fuerte. – Friedrich Nietzsche.
Mejor encender una vela que maldecir la oscuridad. – atribuido a Confucio (500 a. C.)
El tiempo perdido nunca se vuelve a encontrar – Benjamin Franklin.
A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro. – Chesterton.
Las leyes condenan al que roba un pan y absuelven a quién roba una ilusión. – José Narosky.
La duda es uno de los nombres de la inteligencia. – J.L. Borges .