8. EL SIGLO XIX
84. ANDERSSEN Y LONDRES 1851
Antonio Gude
La actividad ajedrecística requería una forma de manifestación popular que aún no se había producido, a saber, la puesta en práctica de los torneos internacionales.
Parece que el primero al que se le ocurrió la idea fue a Ludwig von Bledow, quien ya en una carta a von der Lasa (del 12.9.1843) sugiere organizar uno en Trier, aunque la idea, lamentablemente, no llegó a plasmarse.
Pero en 1851, y con motivo de la Gran Exhibición que aquel año se celebraría en Londres, Inglaterra puso en marcha un gran torneo internacional, el primero de la historia, actuando Howard Staunton como secretario del Comité Organizador. Las aportaciones de aficionados y clubes (algunos tan remotos como el de Calcuta) reunieron la entonces considerable cifra de 647 libras esterlinas, de cuya cantidad se destinarían 335 a premios. Fueron invitados los mejores ajedrecistas de Europa, pero, por diversas razones, algunos de ellos, como von der Lasa, Saint-Amant y Petrov, no pudieron participar, y el ruso Jänisch no llegó a tiempo.
16 jugadores participarían en el torneo principal, que se enfrentarían por sistema eliminatorio (o K.O.), pasando los vencedores a la siguiente ronda. En la primera eliminatoria resultaría vencedor el mejor de tres partidas (es decir, el que ganase dos partidas, pues las tablas no contaban), y en las siguientes, el mejor de siete (cuatro victorias). Los locales del Club Saint George’s serían la sede del torneo.
La fórmula de juego adoptada suscitó importantes objeciones, y con el azar del sorteo se puso de manifiesto quizá su principal defecto, pues algunos de los participantes más fuertes fueron emparejados ya en la primera eliminatoria, lo que significaba que la clasificación final del torneo dependería en grado sumo de la fortuna de los emparejamientos. Así, ya en octavos de final, se enfrentaron entre sí algunos favoritos: Horwitz vs Bird, Anderssen vs Kieseritzky o Williams vs Löwenthal. En la tercera eliminatoria, Anderssen sólo necesitó cinco partidas para eliminar (¡gran sorpresa!) a Staunton (4-1). En la final, el jugador alemán venció a Wyvill (4-2 y 1 tablas), y se hizo con las 184 libras del primer premio. La clasificación final fue: 1, Anderssen; 2, Wyvill; 3, Williams; 4, Staunton; 5, Szén; 6, Kennedy; 7, Horwitz; 8, Mucklow.
Como anón no se había instituido el uso del reloj, numerosas partidas se prolongaron mucho tiempo y algunos de los participantes, como Mucklow y Williams, fueron criticados por meditar en exceso sus jugadas.
El reglamento del torneo establecía que, a la finalización del mismo, cualquier participante podía retar al campeón, previo depósito de cien libras esterlinas, y que el desafiado debía aceptar el reto. Staunton, que había decepcionado a sus admiradores y compatriotas, se acogió a esa posibilidad y retó a Anderssen, pero el match no pudo llevarse a cabo, porque el jugador prusiano no disponía de más días de vacaciones.
Como curiosidad, cabe señalar que la famosa Inmortal, disputada entre Anderssen y Kieseritzky, tuvo lugar durante aquel evento. Pero durante no significa que la partida en cuestión se jugase en el marco de la competición, pues en realidad se trató de una partida amistosa entre ambos ajedrecistas.
(continuará)
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