Armando y Antonio Miguel. Análisis bastante certeros ambos. Disiento, sin embargo, radicalmente de Antonio Miguel en cuanto a que un match Fischer vs Botvinnik en 1970 hubiese sido muy duro… ¡Habría sido muy duro para Botvinnik! Creo, sinceramente, que sería aplastado por Fischer.
Estoy totalmente de acuerdo, con todo lo que dices. Botvinnik fue sin duda el jugador con más privilegios de la historia del ajedrez. Más incluso que Karpov. Que ya es decir. Me gustaría, no obstante, explicar un poco más, a que me refiero cuando digo que tenía una gran fuerza mental. Por lo que parece, Botvinnik se tomaba tan en serio el ajedrez, que no permitía que nada, o casi nada, le distrajera de sus objetivos. Según Smyslov, el pensamiento de Botvinnik era tan materialista como el de una máquina. Apenas se deprimía, ni tenía altibajos psicológicos. Estos últimos tan frecuentes en la mayor parte de los jugadores.
Si perdía una partida, o un encuentro. Analizaba sus errores con formidable objetividad. Creo, que aunque no hubiese tenido privilegio alguno, probablemente hubiese alcanzado de todos modos el título mundial. No lo hubiera mantenido tanto tiempo. Pero constituiría un rival formidable para cualquiera. Y esto no es sólo hablar por hablar. Estoy absolutamente convencido, por ejemplo, que si se hubiese celebrado el proyectado match Fischer vs Botvinnik, en 1970. La lucha hubiese sido tremenda; y Bobby que conocía demasiado bien al soviético, la evitó.
Que a Botvínnik se le considere el Patriarca del Ajedrez Soviético no es por casualidad: él fue pionero en sentar las bases de un método científico para la preparación de todo ajedrecista con aspiraciones: estudio exhaustivo e innovación subsiguiente en las aperturas, análisis de las propias partidas y duelos de entrenamiento a modo de banco de pruebas de las novedades encontradas en el tablero formaban parte de su dieta diaria. Sin excluir la práctica de cualquier disciplina deportiva. Que a Botvínnik se le considere un ajedrecista mentalmente fuerte tampoco es una afirmación gratuita: mientras él lograba el ascenso al Olimpo de los Elegidos, formidables maestros como Keres y, más tarde, Portisch, entre otros, se quedaban en el camino por no haberse mantenido a la altura en circunstancias críticas marcadas por una enorme presión. Sin embargo, Botvínnik jugó con ventaja toda su vida: por un lado, disfrutó del apoyo incondicional de las autoridades soviéticas, las cuales fueron allanando el camino de su progresión como ajedrecista – Levenfish, bicampéón de la URSS, sería una de sus víctimas ilustres – concediéndole todo aquello que necesitaba. Según su pupilo, Garry Kasparov, el match-torneo de 1948 tuvo lugar gracias a la presión de Botvínnik a la FIDE aprovechando la baja forma de Euwe o Reshevsky y, en relación a este último, perdió un pequeño duelo en Moscú (!) a principios de los 50; cuando el americano le propuso inocentemente un match oficioso por la corona, Botvínnik simplemente le dio largas. Por otro lado, las prerrogativas de que gozó son, cuanto menos, inaceptables y, lamentablemente, fueron rescatadas a mediados de los 80 por Campomanes para favorecer a Karpov y utilizadas por Kramnik para derrotar a Leko en 2004: revalidar el título en caso de empate y el derecho a un match – revancha si perdiera la corona obligando a Smyslov en 1957 y a Tahl en 1960 a dejar los festejos por su coronación y enfundarse el mono de trabajo como si aquello hubiera sido poco menos que un malentendido. Cuando fue derrotado por Petrosian declaró que renunciaba a la lucha por el título, algo que sólo puede sonar a pataleta de niño mimado… como así fue a lo largo de su carrera y que muchas víctimas dejó injustamente en el camino para salirse con la suya, por tanto, no podemos obviar las sombras de su figura como campeón. Saludos. Armando.
Estoy de acuerdo con que a Botvinnik le favorecieron tanto las autoridades deportivas de la URSS como la FIDE. Pero lo que yo digo es que su fortaleza mental le permitió recuperarse, por ejemplo, de la pérdida del título mundial, en 1963. Pués no hay que olvidar que esperaba ganar a Petrosian, al que consideraba algo «blando». Y además de perder; en vísperas del encuentro, le quitaron el privilegio del match de revancha. Eso fue duro para él. Pero ya al año siguiente estaba jugando a un alto nivel, como si ese reves no le afectase. Y así siguió hasta el final.
Yo no creo que fuese un mal duelista, como dice el compañero. En realidad creo lo contrario: en los matches la fortaleza mental es si cabe aún más importante que en los torneos. En los dos encuentros de revancha, casi parecía como si sus contrincantes (Smsylov y Tal) parecieran sentenciados a muerte. En cambio, cuando ganaron a Botvinnik en los encuentros de un año antes; la lucha fue feroz. Para mi está muy claro que Botvinnik era uno de los jugadores más fuertes mentalmente de la historia. Puede incluso que el que más. En cambio, dudo mucho que Bronstein, aun reconociendo las injusticias que se cometieron contra él; hubiese soportado todas esas presiones. Antonio Miguel
Botvínnik fue un gran jugador de torneos y un mal duelista: como todos sabemos, de los matches que disputó por el campeonato mundial, ganó 2, empató 2 y perdió 3. Su fama de depredador trascendió de los trebejos para dominar la FIDE a su antojo – no olvidemos que Ragozin, su segundo, era vicepresidente – presionándola para aprobar normas tan ventajosas como inícuas y así en 1956, en virtud de una de ellas que limitaba el cupo de representantes de un país, maestros de primera fila como Stein o Bronstein resultaron claramente perjudicados en los ciclos clasificatorios… pero la Federación Internacional no tomó cartas en el asunto hasta el Interzonal de Amsterdam en 1964 cuyo escandaloso epílogo llevó a los máximos responsables a revocar la norma. Para el genial ucraniano, esto llegó demasiado tarde y no llegaría a entrar en liza por el título hasta el Interzonal de Petrópolis en 1973, a la edad de 49 años – la longevidad ajedrecística en la alta competición está al alcance de muy pocos, como Viktor Korchnoi – en el cual alcanzaría un meritorio sexto puesto. Saludos. Armando.
Por este jugador siempre sentí simpatía. Seguramente esa sensación se inició, cuando leí por primera vez, las circunstancias del match de 1951, contra Botvinnik. Es duro reconocerlo, pero a partir de 1956, aunque por edad (32 años) no debería haberse debilitado. Lo hizo, y otros jugadores le adelantaron. Seguramente la causa era psicológica. El caso es que no volvió a acercarse a su nivel anterior. Eso es lógico; pero creo que en el caso de Bronstein, bajó bastante. Eso no le sucedió a Botvinnik, que siguió jugando muy fuerte hasta su retirada, en 1970. Sólo hay que recodar, si no me equivoco, sus 4 tablas con el Campeón Mundial, Boris Spassky, en 1970. Yo incluso creo que en dicha fecha, con un Botvinnik con ya 59 años; en un match contra Bronstein. Botvinnik hubiese sido favorito. Claro, que dicho encuentro era casi impensable. Además del talento natural, la psicología es muy importante en el ajedrez. Y Botvinnik era, sin duda, mucho más fuerte en ese terreno. Antonio Miguel.
Quería felicitarte por hacernos ver que en la historia del ajedrez ha habido grandes ajedrecistas. Si no fuese por ti, estos genios quedarían en el olvido y no se hablaría más de ellos. En cambio, gracias a tu estupenda labor de investigación y publicación podemos recorrer toda la historia del ajedrez y por eso te doy las gracias.
David Bronstein: 1924-2006. Sobre Bronstein es difícil cerrar el capítulo. “Su ajedrez está rodeado de una forma artística, plena de belleza espiritual”. FRASES: -El ajedrez es imaginación. -No diga que soy un genio, ni cosas por el estilo. Diga simplemente que yo entendía «la lógica del ajedrez», y con eso me habrá definido perfectamente. -La creatividad y el miedo son elementos incompatibles en el ajedrez. -Jugar una partida de ajedrez es pensar, elaborar planes y también tener una pizca de fantasía. -La combinación es una preciosa flor, nacida de la fantasía, del amor, del trabajo y de la lógica. -Durante una larga carrera ajedrecística como la mía, todos hemos jugado muchas partidas aburridas y carentes de interés, con el objetivo de lograr un buen resultado, pero durante aquellos días de duro trabajo, a veces me satisfacía poder hallar una idea original en la apertura, una aguda combinación en el medio juego o demostrar una técnica depurada en el final. -Me han preguntado muchas, muchísimas veces, si fui obligado a dejarme perder en la 23ª partida de mi match con Botvínnik y que si había una conspiración en mi contra para impedir que le arrebatase el título a Botvínnik. Se han escrito un montón de tonterías acerca de esto. La única cosa que estoy dispuesto a decir acerca de esto es que yo estaba sometido a una presión psicológica -desde varias frentes- tan grande que dependía totalmente de mí dejarme vencer o no por esa presión. Dejémoslo así. -¡No creo en variantes, sino en ideas! -Si un jugador tiene miedo a perder en una competición, nunca podrá tener un juego creativo. -Creo que mi mejor cualidad en el mundo del ajedrez radica en que nunca juego de forma rutinaria, sino que juzgo la posición una y otra vez antes de cada jugada, cambiando, si es preciso, mi estrategia al responder a las jugadas de mi contrincante. -Mi objetivo no es llegar a la final por la corona, derrotando a todos mis oponentes en el camino. –Lo que quiero es superar el nivel creativo del actual campeón del mundo. -Todos empezamos a partir de la misma posición inicial, y con blancas o con negras, a todos nos gustan los mismos planes de ataque, y nos servimos de las mismas defensas. En pocas palabras, todos empleamos las mismas armas.
Antonio Gude 08:50, julio 29, 2012
Armando y Antonio Miguel.
Análisis bastante certeros ambos. Disiento, sin embargo, radicalmente de Antonio Miguel en cuanto a que un match Fischer vs Botvinnik en 1970 hubiese sido muy duro… ¡Habría sido muy duro para Botvinnik! Creo, sinceramente, que sería aplastado por Fischer.
Anonymous 08:12, julio 29, 2012
Estoy totalmente de acuerdo, con todo lo que dices. Botvinnik fue sin duda el jugador con más privilegios de la historia del ajedrez. Más incluso que Karpov. Que ya es decir. Me gustaría, no obstante, explicar un poco más, a que me refiero cuando digo que tenía una gran fuerza mental. Por lo que parece, Botvinnik se tomaba tan en serio el ajedrez, que no permitía que nada, o casi nada, le distrajera de sus objetivos. Según Smyslov, el pensamiento de Botvinnik era tan materialista como el de una máquina. Apenas se deprimía, ni tenía altibajos psicológicos. Estos últimos tan frecuentes en la mayor parte de los jugadores.
Si perdía una partida, o un encuentro. Analizaba sus errores con formidable objetividad. Creo, que aunque no hubiese tenido privilegio alguno, probablemente hubiese alcanzado de todos modos el título mundial. No lo hubiera mantenido tanto tiempo. Pero constituiría un rival formidable para cualquiera. Y esto no es sólo hablar por hablar. Estoy absolutamente convencido, por ejemplo, que si se hubiese celebrado el proyectado match Fischer vs Botvinnik, en 1970. La lucha hubiese sido tremenda; y Bobby que conocía demasiado bien al soviético, la evitó.
Antonio Miguel.
Anonymous 16:39, julio 27, 2012
Que a Botvínnik se le considere el Patriarca del Ajedrez Soviético no es por casualidad: él fue pionero en sentar las bases de un método científico para la preparación de todo ajedrecista con aspiraciones: estudio exhaustivo e innovación subsiguiente en las aperturas, análisis de las propias partidas y duelos de entrenamiento a modo de banco de pruebas de las novedades encontradas en el tablero formaban parte de su dieta diaria. Sin excluir la práctica de cualquier disciplina deportiva. Que a Botvínnik se le considere un ajedrecista mentalmente fuerte tampoco es una afirmación gratuita: mientras él lograba el ascenso al Olimpo de los Elegidos, formidables maestros como Keres y, más tarde, Portisch, entre otros, se quedaban en el camino por no haberse mantenido a la altura en circunstancias críticas marcadas por una enorme presión. Sin embargo, Botvínnik jugó con ventaja toda su vida: por un lado, disfrutó del apoyo incondicional de las autoridades soviéticas, las cuales fueron allanando el camino de su progresión como ajedrecista – Levenfish, bicampéón de la URSS, sería una de sus víctimas ilustres – concediéndole todo aquello que necesitaba. Según su pupilo, Garry Kasparov, el match-torneo de 1948 tuvo lugar gracias a la presión de Botvínnik a la FIDE aprovechando la baja forma de Euwe o Reshevsky y, en relación a este último, perdió un pequeño duelo en Moscú (!) a principios de los 50; cuando el americano le propuso inocentemente un match oficioso por la corona, Botvínnik simplemente le dio largas. Por otro lado, las prerrogativas de que gozó son, cuanto menos, inaceptables y, lamentablemente, fueron rescatadas a mediados de los 80 por Campomanes para favorecer a Karpov y utilizadas por Kramnik para derrotar a Leko en 2004: revalidar el título en caso de empate y el derecho a un match – revancha si perdiera la corona obligando a Smyslov en 1957 y a Tahl en 1960 a dejar los festejos por su coronación y enfundarse el mono de trabajo como si aquello hubiera sido poco menos que un malentendido. Cuando fue derrotado por Petrosian declaró que renunciaba a la lucha por el título, algo que sólo puede sonar a pataleta de niño mimado… como así fue a lo largo de su carrera y que muchas víctimas dejó injustamente en el camino para salirse con la suya, por tanto, no podemos obviar las sombras de su figura como campeón. Saludos. Armando.
Anonymous 19:06, julio 25, 2012
Estoy de acuerdo con que a Botvinnik le favorecieron tanto las autoridades deportivas de la URSS como la FIDE. Pero lo que yo digo es que su fortaleza mental le permitió recuperarse, por ejemplo, de la pérdida del título mundial, en 1963. Pués no hay que olvidar que esperaba ganar a Petrosian, al que consideraba algo «blando». Y además de perder; en vísperas del encuentro, le quitaron el privilegio del match de revancha. Eso fue duro para él. Pero ya al año siguiente estaba jugando a un alto nivel, como si ese reves no le afectase. Y así siguió hasta el final.
Yo no creo que fuese un mal duelista, como dice el compañero. En realidad creo lo contrario: en los matches la fortaleza mental es si cabe aún más importante que en los torneos. En los dos encuentros de revancha, casi parecía como si sus contrincantes (Smsylov y Tal) parecieran sentenciados a muerte. En cambio, cuando ganaron a Botvinnik en los encuentros de un año antes; la lucha fue feroz. Para mi está muy claro que Botvinnik era uno de los jugadores más fuertes mentalmente de la historia. Puede incluso que el que más. En cambio, dudo mucho que Bronstein, aun reconociendo las injusticias que se cometieron contra él; hubiese soportado todas esas presiones.
Antonio Miguel
Anonymous 17:59, julio 25, 2012
Botvínnik fue un gran jugador de torneos y un mal duelista: como todos sabemos, de los matches que disputó por el campeonato mundial, ganó 2, empató 2 y perdió 3. Su fama de depredador trascendió de los trebejos para dominar la FIDE a su antojo – no olvidemos que Ragozin, su segundo, era vicepresidente – presionándola para aprobar normas tan ventajosas como inícuas y así en 1956, en virtud de una de ellas que limitaba el cupo de representantes de un país, maestros de primera fila como Stein o Bronstein resultaron claramente perjudicados en los ciclos clasificatorios… pero la Federación Internacional no tomó cartas en el asunto hasta el Interzonal de Amsterdam en 1964 cuyo escandaloso epílogo llevó a los máximos responsables a revocar la norma. Para el genial ucraniano, esto llegó demasiado tarde y no llegaría a entrar en liza por el título hasta el Interzonal de Petrópolis en 1973, a la edad de 49 años – la longevidad ajedrecística en la alta competición está al alcance de muy pocos, como Viktor Korchnoi – en el cual alcanzaría un meritorio sexto puesto. Saludos. Armando.
Anonymous 17:24, julio 25, 2012
Por este jugador siempre sentí simpatía. Seguramente esa sensación se inició, cuando leí por primera vez, las circunstancias del match de 1951, contra Botvinnik. Es duro reconocerlo, pero a partir de 1956, aunque por edad (32 años) no debería haberse debilitado. Lo hizo, y otros jugadores le adelantaron. Seguramente la causa era psicológica. El caso es que no volvió a acercarse a su nivel anterior. Eso es lógico; pero creo que en el caso de Bronstein, bajó bastante. Eso no le sucedió a Botvinnik, que siguió jugando muy fuerte hasta su retirada, en 1970. Sólo hay que recodar, si no me equivoco, sus 4 tablas con el Campeón Mundial, Boris Spassky, en 1970. Yo incluso creo que en dicha fecha, con un Botvinnik con ya 59 años; en un match contra Bronstein. Botvinnik hubiese sido favorito. Claro, que dicho encuentro era casi impensable. Además del talento natural, la psicología es muy importante en el ajedrez. Y Botvinnik era, sin duda, mucho más fuerte en ese terreno.
Antonio Miguel.
David Kaufmann 08:47, julio 25, 2012
Buenos días Antonio,
Quería felicitarte por hacernos ver que en la historia del ajedrez ha habido grandes ajedrecistas. Si no fuese por ti, estos genios quedarían en el olvido y no se hablaría más de ellos. En cambio, gracias a tu estupenda labor de investigación y publicación podemos recorrer toda la historia del ajedrez y por eso te doy las gracias.
Un saludo,
David Kaufmann
JAIRO TANGARIFE C. 00:18, julio 24, 2012
David Bronstein: 1924-2006. Sobre Bronstein es difícil cerrar el capítulo. “Su ajedrez está rodeado de una forma artística, plena de belleza espiritual”.
FRASES:
-El ajedrez es imaginación.
-No diga que soy un genio, ni cosas por el estilo. Diga simplemente que yo entendía «la lógica del ajedrez», y con eso me habrá definido perfectamente.
-La creatividad y el miedo son elementos incompatibles en el ajedrez.
-Jugar una partida de ajedrez es pensar, elaborar planes y también tener una pizca de fantasía.
-La combinación es una preciosa flor, nacida de la fantasía, del amor, del trabajo y de la lógica.
-Durante una larga carrera ajedrecística como la mía, todos hemos jugado muchas partidas aburridas y carentes de interés, con el objetivo de lograr un buen resultado, pero durante aquellos días de duro trabajo, a veces me satisfacía poder hallar una idea original en la apertura, una aguda combinación en el medio juego o demostrar una técnica depurada en el final.
-Me han preguntado muchas, muchísimas veces, si fui obligado a dejarme perder en la 23ª partida de mi match con Botvínnik y que si había una conspiración en mi contra para impedir que le arrebatase el título a Botvínnik. Se han escrito un montón de tonterías acerca de esto. La única cosa que estoy dispuesto a decir acerca de esto es que yo estaba sometido a una presión psicológica -desde varias frentes- tan grande que dependía totalmente de mí dejarme vencer o no por esa presión. Dejémoslo así.
-¡No creo en variantes, sino en ideas!
-Si un jugador tiene miedo a perder en una competición, nunca podrá tener un juego creativo.
-Creo que mi mejor cualidad en el mundo del ajedrez radica en que nunca juego de forma rutinaria, sino que juzgo la posición una y otra vez antes de cada jugada, cambiando, si es preciso, mi estrategia al responder a las jugadas de mi contrincante.
-Mi objetivo no es llegar a la final por la corona, derrotando a todos mis oponentes en el camino. –Lo que quiero es superar el nivel creativo del actual campeón del mundo.
-Todos empezamos a partir de la misma posición inicial, y con blancas o con negras, a todos nos gustan los mismos planes de ataque, y nos servimos de las mismas defensas. En pocas palabras, todos empleamos las mismas armas.
[Amsterdam»-1956][Petrosian»]-[David Bronstein»]
1.c4 Nf6 2.Nc3 g6 3.g3 Bg7 4.Bg2 0-0 5.Nf3 c5 6.0-0 Nc6 7.d4 d6 8.dxc5 dxc5 9.Be3 Nd7 10.Qc1 Nd411.Rd1 e5 12.Bh6 Qa5 13.Bxg7 Kxg7 14.Kh1 Rb8 15.Nd2 a6 16.e3 Ne6 17.a4 h5 18.h4 f5 19.Nd5 Kh7 20.b3Rf7 21.Nf3 Qd8 22.Qc3 Qh8 23.e4 fxe4 24.Nd2 Qg7 25.Nxe4 Kh8 26.Rd2 Rf8 27.a5 Nd4 28.b4 cxb4 29.Qxb4Nf5 30.Rad1 Nd4 31.Re1 Nc6 32.Qa3 Nd4 33.Rb2 Nc6 34.Reb1 Nd4 35.Qd6 Nf5 36.Ng5 Nxd 0-1