ajedrez, mayo 3, 2014

COMENTARIO A DOS PARTIDAS (Díez del Corral)

El GM Jesús Díez del Corral (Zaragoza, 6.4.1933 – Madrid, 19.2.2010) publicó un excelente artículo en la desaparecida revista EL AJEDREZ (nº 13, enero 1981, pp. 43-45), en el que comentaba dos de sus partidas de la Olimpiada de Malta (1980). El artículo se transcribe, a continuación, íntegro, en dos partes.
 
COMENTARIO ESTRATÉGICO DE DOS PARTIDAS DE LA OLIMPIADA (1)
Jesús Díez del Corral
 
La inmensa mayoría de las partidas que aparecen en las revistas de ajedrez se comentan desde un punto de vista exclusivamente táctico. el comentarista escoge los momentos cruciales del juego, para detenerse entonces a explicar  las variantes que justifican una jugada ganadora o el error que cuesta la partida. Respecto de la apertura se suele indicar el movimiento que constituye una novedad y se dan ejemplos de partidas recientes en las que se ha utilizado la misma variante.
Todo esto es muy interesante, pero limitado. En mi opinión, al aficionado que quiera progresar ha de importarle más el plan de juego ya desde la apertura. Más que señalar variantes y variantes, es preferible indicar la idea fundamental a que responde la línea de apertura elegida y las perspectivas que se ofrecen a ambos jugadores en el momento clave de iniciación del medio juego. Especialmente en posiciones cerradas, el juego, por decirlo así, se cristaliza muy pronto y toda la partida, incluso su final aparece predeterminada desde los primeros movimientos.
Llegar a comprender en ajedrez la importancia de los planes estratégicos marca el paso del aficionado al maestro. Al menos, éste es mi parecer y por ello he utilizado este punto de vista en los comentarios de las dos partidas que transcribo a continuación.
 
Díez del Corral – Torre
Match España-Filipinas
Olimpiada de Malta, 29.11.1980
Apertura Española, Variante Steenwijker
 
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Aa4 Cf6 5.0-0 Ae7 6.Axc6 dxc6 7.De1 Cd7 8.b3 c5 9.d3 0-0 10.Ab2 Ad6 11.a4 Te8 12.Cbd2 Cb8 13.Cc4 Cc6 14.a5 b5 15.Ce3 Cd4 16.Cd2 c6 17.Rh1 Ac7 18.Ac3 Te6 19.f3 Th6 20.g3 Dg5 21.Df2 Tf6 22.Tg1 h5 23.h4 Dh6 24.Axd4? cxd4 25.Cf5! Dh7?! 26.g4 Rh8 27.Dh2?! c5 28.gxh5 Axf5 29.exf5 Txf5 30.Tg5 Ad8 31.Txf5 Dxf5 32.Tg1 Dxh5 33.Tg4 f5! 34.Dxe5 Af6 35.Dxc5 Te8 36.Ce4 Ae5! 37.Cg3 Axg3? 38.Txg3 Dxh4+ 39.Rg2 f4 40.Th3 Te2+ 41.Rf1 Dxh3+ 42.Rxe2 Dg2+ 43.Rd1 Dxf3+ 44.Rc1 De3+? 45.Rb2 f3 46.Dh5+ Rg8 47.Dd5+ Rf8 48.Da8+ Rf7 49.Db7+! De7 50.Dxf3+ Df6 51.Db7+ Rg6 52.Dg2+ Rf5 53.Df3+ Rg5 54.Dg3+ Rf5 55.Df3+
Tablas.
 
Mi teoría de las aperturas se detuvo hacia el año 1960. Desde entonces no he tenido tiempo ni ganas para estudiar nuevas variantes y de aquí que he de defenderme con líneas anticuadas, que no por ello son peores que las que impone la moda. Así, en este encuentro, contra la defensa cerrada de la Apertura Española, escojo la línea desusada 6.Axc6 y 7.De1. La idea esencial de estos movimientos es presionar contra el peón de rey negro, sin temor a 7…Ag4, presión que podrá continuar con el fiancheto del alfil de dama y que permitirá más tarde una acción en el flanco de rey, con la ruptura latente f4, cuya fuerza aumentará, si se logra instalar un caballo en f5.
Contra este plan, una buena receta es la empleada por Torre, es decir, abstenerse de jugar …f6 y llevar un caballo a d4. Con esto se dificulta dicha ruptura y se incita al blanco a jugar Axd4, con lo que el negro quedaría con la pareja de alfiles contra el par de caballos blancos.
El avance del peón blanco hasta a5 no está muy de acuerdo con las exigencias estratégicas de la posición, pero no me atrevo a considerarlo un error, puesto que ese peón va a salvar al blanco en el final de damas que luego se verá. Tiene razón Bellón de que en mis partidas acostumbro a llevar los peones de torre a la quinta o sexta casilla. Quizá sea una manía, pero hay que reconocer que con vistas al final un peón próximo a la casilla de coronación puede ser una buena baza, tan buena como los peones en su casilla inicial, que preconizaba Capablanca.
Es interesante detenerse en el juicio de la posición, después de la jugada 19 de las blancas, inmediatamente antes de que se inicien las acciones en el flanco de rey.
 
 
 
Nótese, como paréntesis táctico, que no vale 19…Cxc2? 20.Cxc2 Dxd3 21.De3! Dxc2 22.Tfc1. si enjuiciásemos la posición desde un punto de vista estático, o incluso estético, podríamos llegar a la conclusión de que el negro, con el par de alfiles, su caballo centralizado y sin ningún punto débil, tiene superioridad. Creo, no obstante, que este juicio es equivocado. Dinámicamente, es el blanco quien puede maniobrar en el flanco de rey, mientras que el sector opuesto está paralizado para ambos bandos y en aquél el negro no tiene posibilidad racional alguna de ruptura. Por esto, las evoluciones que siguen de la dama y torre negras en este flanco no obedecen a finalidad alguna ofensiva, sino que constituyen maniobras defensivas tendentes a evitar la ruptura temática f4.
En todo caso, es cierto que, contra mi costumbre, me apuré bastante de reloj en esta ocasión y tardé mucho tiempo en decidirme, en vez de por una jugada normal, como 24.Rh2, por el sacrificio de peón de los movimientos 24 y 25. Debo confesar que me limité a reflexionar sobre las consecuencias de 25…Axf5 26.exf5 Txf5 27.Ce4 y que la retirada 25…Dh7, que instintivamente me pareció mala, constituyó para mí una sorpresa que me desconcertó, especialmente porque Torre no meditó casi para realizar aquel movimiento. A posteriori he comprobado que el blanco quedaba con ventaja por medio de 27.g5 Te6 28.f4!. En vez de esto, en la jugada 28 abro sin sentido la posición, en aras de un hipotético ataque directo al rey y quedo perdido.
En el movimiento 33, Torre, en vez de aceptar un segundo peón, con 33…Axa5, lo que daría cierto ataque al blanco, acierta con la jugada táctica ganadora, de modo que al blanco sólo le quedan algunos recursos de ingenio en las jugadas siguientes, manteniendo la posición pendiente de un hilo y, además, con muy poco tiempo de reflexión en una situación muy complicada. Por fortuna para mí, Torre no encontró la continuación ganadora en el movimiento 37. Como era de esperar, y Pomar demostró al acabar la partida, el negro vencía con 37…Dh6! 38.Cxf5 Dc1+! 39.Rg2 (39.Tg1 Df4) 39…Dd2+ 40.Rf1 Ag3!. De este modo, se llega a un final de damas, en el que el blanco se salva milagrosamente, gracias al peón de a5 y porque, además, la jugada natural 44…De3+?, que prácticamente fue la secreta, no resultó la mejor. El negro tenía probabilidades de victoria con 44…Dh1+ 45.Rb2 f3 46.Df5 b4!.
En cambio, luego de 44…De3+, el juego es tablas. No se adelanta nada con 45…De8 46.Df5!, ni con 49…Rf6 50.Dxa6+ De6 51.Dxe6+ Rxe6 52.a6, ni, finalmente, con 49…Rg6 50.Dxa6+ Rh7 51.Db7 f2 52.Dh1+ Rg8 (52…Rg6 53.Dg2+) 53.Dd5+ Rf8 54.Df5+.
(continuará)
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1 comentario

  1. eustaquio 15:33, mayo 03, 2014

    Un comentario muy extraño: «Quizá sea una manía, pero hay que reconocer que con vistas al final un peón próximo a la casilla de coronación puede ser una buena baza, tan buena como los peones en su casilla inicial, que preconizaba Capablanca.»