Récord en las Olimpiadas
El mejor resultado individual (hasta 1972) es el de Paul Keres en la Olimpiada de Amsterdam (1954): ¡13,5 puntos en 14 partidas! (96% de la puntuación). Otros buenos: Tal 13,5 (de 15) en Munich 1958, Evans y Rabar 9 (de 10) en Dubrovnik 1950.
El MI yugoslavo Braslav Rabar, por cierto, fue el inventor de la primera codificación de aperturas empleada por Informator, modificada posteriormente por la actual.
El signo del escorpión
En esta novela de espionaje de Pierre Nemours (Le Signe du Scorpion, Ed. Fleuve Noir), las peripecias de la acción siguen las de la Inmortal, de la que se reproducen algunas jugadas al comienzo de cada capítulo.
Tablas polémicas
En un torneo del Club Caissa, de París, Czerniak perdió por tiempo, en la primera ronda, ante Tartakower. A continuación, el perdedor reclamó, alegando que no estaba al corriente de que el control de tiempo fuese en la jugada 45 y no en la 40, como de costumbre. El árbitro, nada menos que el GM Ossip Bernstein, declaró tablas la partida.
La ninfa Scacchis
Según Vida (1490-1560), Júpiter enseñó el juego de ajedrez a la ninfa Scacchis para consolarla de la pérdida de su virginidad.
Récord de simultáneas masivas
El 22.10.2006, en la Plaza del Zócalo de México capital, se celebraron 13.446 partidas simultáneas, con la intervención de numerosos grandes maestros y otros titulados internacionales. Ese mismo día, Karpov batió otro récord «ajedrecístico-literario», con la firma de 1.952 libros en una sola sesión, al aire libre y en aquel mismo lugar.
Schlechter, el más tablista
En el match Schlechtr-Marco (Viena, 1873) las diez partidas finalizaron en tablas. Schlechter disputó diez matches en su carrera y siete de ellos terminaron sin vencedor ni vencido. Ganó 22 partidas, perdió 20 e hizo tablas en 48.
Sonneborn y Berger
William Sonneborn era un londinense que propuso un sistema de desempate en un artículo publicado por la revista de Zukertort, Chess Monthly, en febrero de 1886. En mayo de 1887 aparecía un artículo de Johannes Berger, el jugador y compositor austriaco, proponiendo el mismo sistema, que se utilizó por primera vez en el Campeonato de Inglaterra de 1889.
Saint-Amant y la patente de la yema de huevo
Pierre-Charles Fournier de Saint-Amant, considerado campeón del mundo oficioso, comerciante, además, en vinos, tuvo la ocurrencia de patentar, en 1847, con su socio Jean-Baptiste Augier un procedimiento para conservar la yema de huevo. Confiaba en que por un extraño travestismo alquimista llegase a convertirse en oro.
+
¿Quieres comentar algo?