ajedrez, diciembre 13, 2016

Historia del ajedrez (9): El Chatrang-Namak

Chatrang Namak

Otro romance pahlavi, que se considera posterior al Karnamak, es el Chatrang-namak, también conocido como Matigan-i-chatrang, una obra breve que trata de la introducción del ajedrez en Persia y que, aunque sin una absoluta certeza, se considera que data de los primeros siglos del Islam (entre 650 y 850), así como de la invención del nard, en la época de Cosroes I (Nushirwan).

El libro no ha sido muy valorado por los historiadores, pero al margen de sus valores literarios o históricos, es evidente que el romance tiene cierta importancia, por ser la primera obra que arroja luz sobre la naturaleza o nomenclatura del ajedrez. En ninguna otra parte podemos conocer los nombres de las piezas en Persia, antes de que el ajedrez pasase al Islam, y en ninguna otra parte podemos dar por cierto que el chatrang persa era un ajedrez de habilidad (es decir, sin dados) para dos.

El empleo de la palabra chatrang (y no shatranj) nos permite conjeturar sobre la fecha, pues en el persa moderno la segunda forma árabe ha desplazado a la antigua chatrang, y esto se produjo ya desde Firdawsi (1000 d.C.). Claro está, por otra parte, que el cambio puede haberse producido antes y completarse 200 años después de la conquista árabe y el historiador al-Yaqubi (fines del s. IX) explica que shatranj se deriva del persa hashat-ranj (ocho lados).

El extracto que sigue se basa en la traducción alemana de Salemann:

Historia del Chatrang:

  1. En el nombre de Dios. Se cuenta que durante el reinado de Cosroes I, Dewasarm, el gran monarca de la India concibió el chatrang, con 16 piezas hechas de esmeralda y 16 de rubí, a fin de poner a prueba la sabiduría de los hombres de Irán, y también por motivos de interés personal. Junto con el juego del ajedrez envió 1.200 camellos, con una carga de oro, plata, alhajas, perlas y diversos ropajes, así como 90 elefantes, de todo lo cual se hizo el correspondiente inventario, y envió a Tajtaritus, el más famoso de los indios, a cargo de todo ello. Por otra parte, había escrito lo siguiente en una carta: «Puesto que llevas el título de Shahanshah (Rey de Reyes) y eres rey sobre todos nosotros, los demás reyes, te desafío a demostrar que tus hombres sabios lo son más que los nuestros: si no pueden descubrir la interpretación del chatrang, nos pagarás tributos.
  2. El Shahanshah pidió un plazo de tres días, pero ninguno de los hombres sabios de Irán pudo descubrir la forma de interpretar el chatrang.
  3. El tercer día, Wajurgmitr, de la casa de Bujtak, se levantó y dijo: «¡Larga vida, rey! No he revelado la interpretación del chatrang hasta hoy, a fin de que tú y cada habitante de Irán sepáis que yo soy el hombre más sabio de Irán. Descubriré fácilmente la interpretación del chatrang y percibiré tributos de Dewasarm. Y aun haré otra cosa, y enviaré a Dewasarm que no podrá descubrir, y así recibiremos de él el doble de tributos. Y desde ese día no habrá más dudas de que mereces el título de Shahanshah, y que tus hombres sabios son más sabios que los de Dewasarm.»
  4. Entonces Shahanshah dijo: «¡Oh, Wajurgmitr, díselo a nuestro Tajtaritus!», y le ordenó que le fuesen entregados a Wajurgmitr 12.000 dirhams.
  5. Al día siguiente, Wajurgmitr llamó a Tajtaritus y le dijo: «Dewasarm ha dispuesto este chatrang como una batalla, en la cual hay dos comandantes supremos, los Reyes (shah), con las esenciales torres (rukh) a izquierda y derecha, con un Consejero (farzin) en el puesto de comandante en jefe, con el Elefante (pil) en la función de comandante de la retaguardia, con el Caballo (asp) como comandante de la caballería, con el soldado de infantería (piyadak), como todas las fuerzas de infantería, en vanguardia de la lucha.» Entonces Tajtaritus dispuso el chatrang y jugó con Wajurgmitr. Éste le ganó 12 partidas a Tajtaritus y no pudo producirse mayor alborozo en todo el país.
  6. Entonces Tajtaritus se levantó y dijo: «¡Larga vida! Dios te ha concedido tanta gloria y majestad y poder y victoria. En verdad eres señor de Irán y de An-Irán.

El texto es largo, con sus 21 puntos, y no parece justificado incluirlo aquí en su totalidad. En esencia, ya hemos podido ver la descripción de las piezas del ajedrez, entonces conocido como chatrang, así como el entramado de la historia. Esta narración no guarda relación alguna con hechos históricos y su propósito es puramente literario y patriótico. El hecho histórico entre bastidores sería que el ajedrez fue introducido en Persia desde la India, junto con la tradición popular que establece que tal hecho tuvo lugar durante el reinado de Nushirwan. Esa tradición se halla también en el Muruj adh-dhahab, de al-Masudi (947 d.C.), en cuya crónica del reino de Nushirwan, dice:

Envió desde la India el libro Calila e Dimna, el juego del ajedrez, y un tinte negro llamado hindi, con el que se tiñe el cabello hasta la raíz, dejándolo de un negro brillante y permanente.

Aceptar la fecha tradicional de la introducción del ajedrez como histórica plantea la dificultad del breve período que transcurrió para la adopción general del ajedrez en Persia. En sólo 120 años el ajedrez había adquirido la reputación que se desprende de la referencia en el Karnamak. El fenómeno de la rápida expansión del ajedrez puede compararse, sin embargo, con otras difusiones igualmente rápidas en momentos posteriores en la historia del juego. Si el ajedrez llegó primero a la corte de Persia, y allí se puso de moda, su expansión a las clases altas primero, y luego a las demás clases puede no haber requerido más de tres generaciones.

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