PAUL KERES, vencedor del AVRO, con 22 años
EL GRAN TORNEO AVRO
La importante cadena de radio holandesa Allgemeene Vereenigung Radio- Omroep (AVRO) decidió patrocinar, en 1938, un fortísimo torneo internacional, concebido, en principio, para decidir quién debería ser el aspirante al máximo título.
La idea era que los ocho mejores jugadores compitiesen en el torneo hasta entonces más fuerte del mundo. Se trataba de un espectacular contraste de generaciones, pues de lo que no había duda es de que los participantes eran entonces la flor y la nata del ajedrez mundial. He aquí las edades de todos ellos: Capablanca, 49; Alekhine, 46; Euwe, 37; Flohr, 28; Botvinnik, 27; Reshevsky, 26; Fine, 24 y Keres, 22. Así pues, los veteranos eran, Capablanca y Alelhine, seguidos de Euwe, generación intermedia, y los demás, veinteañeros. Tanto Capablanca, como Flohr y Reshevsky, cumplirían años durante el torneo: 50, 29 y 27, respectivamente.
El torneo se disputó del 6 al 27 de noviembre, jugándose cada ronda en una ciudad distinta. Fine marcó, al comienzo, un ritmo trepidante, sumando cuatro puntos y medio en sus cinco primeras partidas, y finalizando la primera vuelta del torneo en cabeza, con 5,5 puntos, seguido de Keres (5) y Botvinnik (4), Capablanca (3,5), Alekhine y Reshevsky (3), y Euwe y Flohr (2).
En la segunda vuelta, la inesperada recuperación de Euwe, claro dominador de esa segunda mitad, le permitió maquillar su actuación, pero la primera parte había sido tan mala que sólo pudo compartir el cuarto puesto. Alekhine y Reshevsky también mejoraron (con 4) en la segunda vuelta. Pero a Keres y Fine les bastó con sumar el 50% (3,5) para compartir, brillantemente, el primer puesto, con 8,5 puntos. Siguieron Botvinnik 7,5; Euwe, Alekhine y Reshevsky 7; Capablanca 6; y Flohr 4,5.
Keres finalizó el torneo invicto (+3 =11), mientras que Fine, si bien cedió tres derrotas (ante Euwe, Keres y Reshevsky), también logró el mayor número de victorias (+6 =5 -3). El tercer clasificado, Botvinnik, perdió ante Euwe y Fine, pero las tres partidas que ganó fueron muy alabadas por los expertos, quienes evaluaron su ajedrez como el mejor del torneo. Así, en la séptima ronda venció a Alekhine, con un juego metódico muy característico de su estilo.
El campeón mundial, Alekhine jugó una excelente partida en la tercera ronda, contra Euwe, pero luego dio muestras de indecisión o juego errático, por ejemplo, en la sexta ronda ante Fine, intentando forzar una victoria imposible que le acarreó la derrota. Tanto Euwe como Flohr parecían estar bajos de forma, pero Euwe se recuperó, como ya se ha dicho, siendo el mejor de la segunda vuelta, con 5 de 7.
El choque entre generaciones resultó un claro fracaso de los veteranos, pues Keres y Fine, los más jóvenes, compartieron el primer puesto, mientras que Botvinnik fue tercero, Alekhine, Euwe y Reshevsky compartieron el 4º/6º puestos, seguidos de Capablanca y Flohr.
El gran perdedor fue, sin duda, Capablanca, quien, tal vez más afectado que sus colegas por el continuo traslado de sede, cerraría el torneo con una derrota ante el jugador «local», Euwe. ¿Constituyó un factor importante la incomodidad física de los desplazamientos de una ciudad a otra? He ahí una incógnita para la historia.
Keres resultó, finalmente, el vencedor oficial, en virtud del sistema Neustadtl de desempate, lo que, conforme al propósito del torneo, le daba derecho a desafiar al campeón del mundo a un match por el título. El consiguiente desafío de Keres a Alekhine y las negociaciones subsiguientes, junto con otras oscuras negociaciones con Botvinnik (e incluso con Flohr) quedaron sin efecto, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
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