«Está escrito en el destino: la dificultad reside en saberlo leer. Hay quienes, mientras aspiran a superar el suyo, son sólo el arma del de los otros: se erigen en dueños del azar, y, a fuerza de combatir desde su vulgar sino, se transforman en los apoderados del ajeno, y juegan al ajedrez en nombre de la Historia, derrocándolo todo, pieza a pieza, hasta inundar de sangre los tableros. Qué irreversible consternación para un hombre comprobar, al final, a la entrada de su Medinaceli, que, cuando resolvía en aparente libertad, estaba siendo utilizado. Porque nadie sobrevive a la tarea para la que nació: todo fue enrasado y medido previamente. Cumplida su misión, sólo ya el poderoso sobre el tablero que fue desalojando el destino –su destino esta vez– le lanza el jaque mate. La vida es una inapelable partida en la que todos los jugadores acaban por perder…»
(pp. 28-29)
«Moraima y yo, igual que un viejo matrimonio bien avenido cuyos hijos salieron ya del hogar en persecución de su destino –como si no fuese él quien nos persigue–, pasamos las veladas refiriéndonos historias o jugando al ajedrez. Ella suele ganarme. Ayer mismo ha derrotado a mi rey con un simple peón. A veces hace trampas para hacerme ganar, no sea que me sobrevenga el aburrimiento de perder casi siempre. Y otras veces soy yo quien hace trampas para intentar ganarle, aunque sin resultado.»
(pp. 301-302)
Antonio Gala
EL MANUSCRITO CARMESÍ
Primera edición (1990) Premio Planeta.
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