EL MATCH MÁS LEJANO DE LA HISTORIA
Una partida puede jugarse en verano e invierno al mismo tiempo. Siempre, naturalmente, que ambos adversarios se encuentren en distinto continente y disputen la partida por algún medio de comunicación. Tal sucedió, por ejemplo, en el match más lejano de la historia del ajedrez, disputado por radio en julio de 1946, entre Francia y Australia, en el que vencieron los segundos por 5,5-4,5 (si bien Ossip Bernstein ganó, en el primer tablero, a Lajos Steiner): ¡17.000 kilómetros de distancia!
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