ajedrez, febrero 18, 2011

EL MÉTODO 64 (1)

Introducción al libro EL MÉTODO 64 de entrenamiento en ajedrez
A. Gude, Ediciones Tutor, 2010

¿QUÉ ES UN PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO?

Deporte y competición
Toda actividad competitiva requiere una preparación previa. Es impensable que un atleta o un futbolista salgan al estadio sin haber corrido muchos kilómetros, en el caso del primero, o, en el caso del segundo, sin haber tenido trato con el balón desde la infancia, y mucho menos aún sin haber adquirido la preparación física adecuada.
Pero eso no es todo.
Desde el momento en que alguien se toma mínimamente en serio cualquier actividad deportiva, empieza a comprender que necesita una preparación específica. Los chavales que participan en competiciones escolares entran en contacto, ya desde niños, con monitores y entrenadores que les orientan acerca de cómo hacer las cosas bien.
No bastan, por supuesto, unas cuantas instrucciones. Cada individuo tiene sus características, una constitución determinada, una forma de moverse y de correr que necesitará correcciones y el asesoramiento de especialistas.

La necesidad del entrenamiento
En cualquier deporte, el entrenamiento siempre se ha concebido como una cuestión práctica, como el mantenimiento de la forma física y la optimización de los distintos aspectos competitivos. Para el jugador de baloncesto eso puede suponer mejorar la selección de tiro, el pase o la práctica de tiros libres. Para el atleta, el cómputo de tiempos y marcas, mejorar su sprint o su ritmo táctico de carrera. Para el futbolista, según su puesto, mejorar determinados movimientos (los lanzamientos a portería o de falta para el delantero, algunas fintas y el primer pase para el defensa, incluso el juego de pie para el portero, etc.). En el caso de los deportes de equipo, los entrenadores tratan de inculcar la cohesión táctica y la disposición estratégica de sus jugadores en la cancha. Todo ello habitualmente acompañado de aquellos ejercicios gimnásticos o musculares adecuados para el deportista.
Lo mismo que el actor debe ensayar antes de la representación y el músico antes del concierto, el deportista no puede permanecer inactivo, porque eso adormecería sus facultades y embotaría sus músculos.

El entrenamiento en ajedrez
En general, el ajedrez es comparable en muchos aspectos a cualquier otro deporte. En los deportes que llamaremos físicos prevalecen los movimientos corporales y la energía externa aunque, por supuesto, es fundamental una fuerte mentalización, la resistencia y la concentración, el espíritu de lucha y la ambición o deseo de ganar. Estas cualidades, junto con otros aspectos mentales (como retentiva, capacidad analítica y de cálculo) también son comunes al ajedrez. Podríamos decir entonces que la gran diferencia entre deportistas de uno y otro tipo radica en que en el deportista físico el desgaste o esfuerzo corporal es enorme, mientras que en el jugador de ajedrez lo es el desgaste o esfuerzo mental. Pero el desgaste físico no está excluido del ajedrez. Basta con pensar que en el ajedrez de competición las sesiones de juego duran entre tres y seis horas, lo que da una idea del cansancio (incluso agotamiento) no sólo psíquico, sino también físico del jugador.
El sistema nervioso es, precisamente, otra cuestión diferenciadora. Mientras que, a los pocos minutos de juego, los nervios del tenista o del jugador de baloncesto desaparecen de la pista por la intensidad de las acciones físicas, el jugador de ajedrez debe preservar la frialdad y el control mental, a pesar de que los nervios lo estén sometiendo a una auténtica tortura.
El mundo es hoy más competitivo que nunca. En ajedrez nunca ha habido tantas competiciones (campeonatos nacionales infantiles, europeos o mundiales para menores de 10, 12, 14, 16 y 18 años, mundiales juveniles, torneos autonómicos o nacionales por equipos…). En muchas instituciones docentes existen profesores de ajedrez, aunque todavía no esté generalizada la enseñanza del ajedrez como materia optativa.
Para participar en condiciones en cualquiera de esos torneos que rebasan el ámbito local, es preciso tener una preparación adecuada (técnica, física y psicológica).
Cuando el jugador de ajedrez se ha entrenado y cuando se ha ocupado de adoptar un sistema de entrenamiento, normalmente ha dado prioridad al estudio de las aperturas y la resolución de ejercicios o problemas, junto con la reproducción de partidas de la alta competición.
Hay dos escuelas de pensamiento en cuanto al desarrollo de las capacidades.
La primera de estas escuelas, que sigue dominando la filosofía general, establece que el jugador debe pulir las zonas deficientes de su juego, es decir, que aquel que es fuerte en el plano estratégico, pero que carece de agresividad, debería trabajar para eliminar esas lagunas, etc. Los jugadores con una técnica deficiente en finales deberían trabajar por mejorarla, o quienes a menudo quedan inferiores en la apertura deberían esforzarse por asimilar más conocimientos teóricos en la primera fase del juego.
La segunda escuela de pensamiento es muy reciente y ha empezado a transmitir sus mensajes en el tercer milenio. Algunos autores, bajo la influencia del marketing y otras técnicas empresariales, difunden la idea revolucionaria de que ese tipo de ejercicio es algo contra natura, porque al jugador le costará demasiado esfuerzo mejorar aquello para lo que no está especialmente dotado y que, por tanto, es mucho más inteligente emplear su tiempo y sus energías en optimizar sus cualidades. En otras palabras, aun siendo consciente de los aspectos débiles de su ajedrez, el jugador posicional debería tratar de convertirse en un Petrosian o un Karpov, y el jugador combinativo en un Tal o un Kasparov.
Es preciso estudiar a los grandes jugadores, analizar las partidas propias con la mayor minuciosidad posible, estudiar teoría de aperturas y entrenar, es decir, mantenerse en forma. Para el jugador serio esto supone una vida sana aunque, naturalmente, es cuestión que incumbe exclusivamente al jugador y a su sentido de la responsabilidad. Como ya he dicho en alguna ocasión, no es mi intención prescribir moralina, pero desde la óptica del jugador ambicioso (o, simplemente, serio) acudir a jugar una partida de torneo debe hacerse en las mejores condiciones posibles, a fin de que el cansancio no haga mella en la partida y sea origen de frustraciones en absoluto inevitables. Si, por las razones que sea, rinde usted sólo un 20% por debajo de su rendimiento habitual, sus resultados se verán afectados en esa proporción. Y no le gustará.
Una última cuestión es mantenerse al día en lo que sucede en la alta competición. Esto puede hacerse fácilmente (siempre, por supuesto, según el tiempo disponible) a través de Internet (que incluso ofrece retransmisiones en directo de los torneos más importantes) en una primera toma de contacto, y luego a través de las revistas técnicas, ya que los análisis de grandes jugadores y teóricos permiten profundizar en el ajedrez que se juega hoy en día.
No sólo tiene derecho a interpretar el ajedrez de forma personal: está obligado a hacerlo. Automarginarse en el plano creativo equivale a convertirse en un papagayo que recolecta puntos con cierta regularidad, sin aportar nada de su propia cosecha.
(continuará)
+

2 comentarios

  1. Antonio Gude 13:36, febrero 18, 2011

    Bueno, Luis, la cabeza es importante, pero también se educa. Seguro que la tuya es buena. Gracias.

  2. luis 12:42, febrero 18, 2011

    Lo tengo comprado, y ya he amenazado al resto de mis rivales con ponerlo en práctica. Espero que haya algún progreso, aunque con la cabeza que tengo, será difícil.