otros temas, noviembre 28, 2015

EL MUNDO BABÉLICO DE LAS APERTURAS

Petrosian.3SmyslovMakarychev1950, año más, año menos. El que pronto llegaría a ser campeón del mundo, Vassili Smyslov, consideraba incorrecta la Defensa India de Rey. Jugar la Escandinava se consideraba una insensatez, por no decir una locura, y por eso no había rastro de ella en la alta competición. Un señor llamado Tigran Petrosian respondía a todas las aperturas semiabiertas con 2.d3 y el Ataque Indio de Rey. Del Giuoco Piano (o Apertura Italiana) y su variante ‘pianissima’ no había noticias.

Unas décadas después, la India de Rey es una de las defensas más populares contra el peón de dama, la Escandinava ocupa un honorable puesto teórico en las defensas semiabiertas, el Ataque Indio de Rey ha perdido la eficacia de sus primeros éxitos, aunque conserva un respetable número de adeptos, y la Italiana cerrada (con d3 y demás) ha pasado a un plano de gran protagonismo, desde que, a fines de los setenta, el GM Sergei Makarychev la recuperase, revelándonos muchos de sus secretos.

En la segunda parte de esa década (1975 en adelante), la Variante Pelikan/Sveshnikov hacía auténticos estragos, de la mano de sus revisionistas, Evgeni Sveshnikov y Gennadi Timoshenko, los profetas de Cheliabinsk. A fines de siglo, Sveshnikov viene a decir que su sistema no tiene mucho sentido, porque las blancas pueden jugar ventajosamente 3.Ab5. ¿Quiere eso decir que la Sveshnikov está refutada? No, quiere decir, que es posible eludirla y arrinconarla.

Si después de 1.e4 e5 2.Cf3, las negras respondían 2…Cc6, en el 90% de los casos las blancas seguían con 3.Ab5, la Apertura Ruy López o Española. Pero en los matches Karpov-Kasparov o Kasparov-Karpov, la Escocesa hizo su entrada en escena con todos los honores, gracias también a importantes análisis del mencionado Sveshnikov, entre otros.

Hasta los ochenta, la Defensa Petrov era un sistema defensivo menor, considerado por los grandes jugadores una apertura sin perspectivas, en la que las negras carecían de todo contrajuego. Sin embargo, las aportaciones y práctica de Yusupov y otros grandes maestros la elevaron a todo un primer plano entre las respuestas al peón de rey, mostrando sus posibilidades dinámicas, además de poner de relieve su proverbial solidez.

“Such is life, my son”, que diría Kipling.
El mimetismo hace presa en la teoría de aperturas, un mundo sometido a las modas y, más que a las modas, a una constante investigación y revisión. Y no está nada mal que así sea para beneficio del ajedrez.

2 comentarios

  1. carles 13:21, mayo 22, 2016

    No olvidemos a Jobaava

  2. Valentín Tereskov 10:32, noviembre 29, 2015

    Estimado Antonio:

    Interesante post, como es habitual en ti. Pese a que ajedrecistas renombrados anunciaron el fin del ajedrez debido al enorme caudal teórico existente e incluso se han llegado a inventar variantes al ajedrez clásico, nunca ha existido tanta creatividad en la apertura como en nuestros días. La asistencia del ordenador -en vez del sometimiento al dictamen del monstruo de silicio- ha provocado esa eclosión creativa junto a un enfoque distinto: el encumbramiento del pensamiento concreto, si algo funciona es correcto pese a que contravenga las normas elementales.
    Junto a los ejemplos que citas me viene a la mente la rehabilitación de la Escandinava hecha por Tiviakov, jugador de corte clásico y posicional. O tu admirado Morozevich, que cosechó admirables triunfos con la defensa Tchigorin y el contragambito Albin, algo inconcebible hasta ese momento en el ajedrez de élite.
    Hablando de Morozevich, actualmente hay un jugador que me recuerda a él, tanto por su creatividad como por su juego emprendedor: Richard Rapport. Quizás en el caso del húngaro su querencia por las aperturas no ya ortodoxas, sino diría que extravagantes, es más acusada que en en ningún otro jugador. Sin lugar a dudas, un jugador a seguir.