¿Qué es una vida sin derrotas?
ALEXANDER MOROZEVICH
Morozevich juega un nuevo tipo
de ajedrez. Es una vergüenza que
no sea el número uno del mundo,
pues de serlo cambiaría la forma
en que el ajedrez se juega hoy.
SUNE BERG HANSEN
Alexander Sergeevich Morozevich nació en Moscú, el 18 de julio de 1977.
En 1993, con sólo 15 años, finalizó 5º en el Zonal de San Petersburgo, y a partir de ahí inició una deslumbrante carrera que, posteriormente, se vio alterada por una trayectoria de irregularidad y reveses inesperados.
En su libro Fundamentos de la estrategia ajedrecística, el GM Lars Bo Hansen, divide a los jugadores en cuatro tipos, según que destaquen en ellos determinadas características: pragmáticos, teóricos, intuitivos y activistas. Los más representativos del último tipo serían Pillsbury, Bronstein, Tal, Anand, Shirov y Morozevich. Y respecto a este último dice lo siguiente:
“Otro activista contemporáneo que deleita a los aficionados con su juego emprendedor es Alexander Morozevich. Tiendo a estar de acuerdo con mi colega y amigo, el GM Sune Berg Hansen (véase cita), al menos parcialmente. Es cierto que Morozevich tiene muchas ideas frescas y a menudo sigue su propio camino, incluso en la apertura. En mi opinión, Morozevich es el número uno de la élite en cuanto al enfoque sobre la estrategia basada en los propios recursos”[1]
En 1994 logra su primer triunfo internacional en Londres, en el torneo del Lloyds Bank, con 10,5 puntos de 11. Ese mismo año, por sugerencia de Kasparov, es designado primer tablero de Rusia B, que gana la medalla de bronce en la Olimpiada de Moscú, si bien su actuación no tiene nada de excepcional (5,5 de 10).
MOROZEVICH (Rusia B) – SERMEK (Serbia)
Olimpiada (2ª), Moscú, 2.12.1994
Ataque Indio de Rey (C00)
(…)
Pero culmina el año con otro éxito, al ganar el torneo internacional de Pamplona (7 de 9), por delante de Zviagintsev, Magem y Topalov.
MOROZEVICH – TOPALOV
Pamplona, 1994
Defensa Siciliana (B52)
Esta fue la primera partida entre estos dos rivales.
(…)
MOROZEVICH – ANAND
Grand Prix PCA/Intel (rápidas)
Moscú, 30.4.1995
Gambito de Rey (C33)
(…)
NUNN – MOROZEVICH
Memorial Donner (4ª), Amsterdam, 1995
Apertura Ruy López (C84)
(…)
En 1998 gana la Copa de Rusia y vuelve a ganar el torneo de Pamplona, y lo que es más importante: se proclama campeón de Rusia.
El MI Vladimir Barsky le preguntó si no temía perder, tras una secuencia de 50 partidas invicto. Respondió: No temo perder. Estoy preparado para ello, dado el carácter agresivo de mi juego.
A una pregunta similar posterior, dijo: Sí, sé que pude haber perdido con Galliamova, Jarlov o Filippov en Tomsk, pero… ¡una vida sin derrotas no es vida!
En 1998 gana el torneo de Samara y comparte el primer puesto en el Campeonato de Rusia con Svidler, Sakaev y Shipov, y en 1999 vuelve a ganar el torneo de Pamplona.
A sus veinte años, Morozevich parecía el teniente de húsares que sedujo a Anna Karenina, pero una mala partida con Bareev en Sarajevo (1999, donde finalizó cuarto) le llevó a cortarse el pelo y afeitarse el bigote, porque al día siguiente se enfrentaba al campeón del mundo y necesitaba un cambio de todo su ser, tanto de juego como de imagen…
En 2000, sus 7,5 puntos (en 10 partidas) le reportan la medalla de bronce individual en el segundo tablero de Rusia, en la Olimpiada de Estambul.
A diferencia de muchos de sus colegas, las respuestas de Morozevich a las preguntas que le plantean los periodistas suelen ser muy interesantes. Dice, por ejemplo, que el mejor país para vivir es aquel en que vives. Que el color que más le gusta es el de la victoria. Que nunca va al cine. Que nunca ha jugado una buena partida. Que su bebida favorita es la vodka rusa, aunque él no la bebe.
El periodista Evgeni Atarov diría de él: “¿Brillante, explosivo? Eso es evidente. ¿Errático? También. Es éste un pecadillo que arrastra desde siempre. Pero el calificativo que mejor lo define es: imprevisible.”
Es inevitable que los periodistas especializados le pregunten por sus inesperadas (y, a veces, inexplicables) jugadas. Sí, a menudo realizo jugadas imprevisibles, pero eso no significa necesariamente que esté equivocado. Tal era imprevisible y no por eso puede decirse que sus jugadas fuesen puros faroles o que su estilo fuese tramposo. Sólo quienes no entienden el ajedrez pueden decir eso. Si algunos jugadores no entienden mi ajedrez, el problema es suyo, de su falta de percepción. Yo no juego para molestar a nadie, juego de la forma en que entiendo el ajedrez. Por mi parte, puedo entender que otros jugadores conciban el ajedrez de forma diferente.
Pido perdón al lector, una vez más, por autocitarme: “Genio incomprendido, jugador extraordinario donde los haya, Alexander Morozevich gana, a veces, torneos de altísimo nivel con una facilidad asombrosa. Más que eso, con una superioridad insultante. Otras veces tiene rachas de malos resultados que le obligan a tomarse amplios descansos para recomponer su espíritu, para tratar de reparar los mecanismos con que acciona su ajedrez.
“Ante el tablero, Morozevich parece una fuerza desatada de la naturaleza. Por su forma de crear el caos y desorientar a sus oponentes, es el heredero directo de Tal, pero puede considerarse aún más revolucionario, puesto que la forma en que Tal jugaba las aperturas era más bien convencional, mientras que Morozevich crea un campo de minas ya en la primera fase de la partida, en la que es todavía más original y creativo. En su forma de concebir los ángulos más insospechados del juego y por su versatilidad en la apertura, podría emparentarse más con Bronstein, pero su juego incluso es más incisivo.”[2]
¿Es Morozevich el táctico total, como se ha afirmado?
Mi táctica se superpone a la forma estratégica de la lucha, que es lo que trato de imponer a mi adversario. Trato de jugar partidas que impliquen diferentes ideas, a fin de obligar a mis rivales a resolver problemas tácticos durante la partida. (…) Soy consciente de que algunos colegas míos se quejan de que encuentro golpes “repentinos” que no valen nada… Se sorprenden de que el Sr. Morozevich se saque de la manga una jugada en un rincón del tablero y pretenden que es puro azar. Pero, por más que se empeñen en ningunearlos, esos golpes “repentinos” no surgen de la nada, por generación espontánea, sino que son consecuencia del juego precedente.
Los libros que más le influyeron a Morozevich fueron los de Bronstein y su respuesta a la pregunta ¿cuál es la mejor partida que ha jugado?, responde:
Yo no divido el ajedrez en partidas. Para mí, estamos jugando una partida con Dios, a veces con colores invertidos, que se compone de lo que llamamos partidas, y en la que nuestro oponente es nuestro instructor.
Brillante, supercreativo, espectacular, creo que Morozevich, tal vez sin saberlo, considera que el caos es un material moldeable, susceptible de convertirse en una obra maestra. Como Tal, es un trapecista sin red, pero que en su caso aspira a llevar el ajedrez,a una dimensión metafísica.
su ajedrez a una dimensión metafísica.
[1] Fundamentos de la estrategia ajedrecística, Lars Bo Hansen. La Casa del Ajedrez, pág. 150.
[2] Dinamismo y cálculo en ajedrez, A.Gude. Ediciones Tutor, 2004, pág. 181.
EL MUNDO SEGÚN MOROZEVICH
¿Qué es una vida sin derrotas?
ALEXANDER MOROZEVICH
Morozevich juega un nuevo tipo
de ajedrez. Es una vergüenza que
no sea el número uno del mundo,
pues de serlo cambiaría la forma
en que el ajedrez se juega hoy.
SUNE BERG HANSEN
Alexander Sergeevich Morozevich nació en Moscú, el 18 de julio de 1977.
En 1993, con sólo 15 años, finalizó 5º en el Zonal de San Petersburgo, y a partir de ahí inició una deslumbrante carrera que, posteriormente, se vio alterada por una trayectoria de irregularidad y reveses inesperados.
En su libro Fundamentos de la estrategia ajedrecística, el GM Lars Bo Hansen, divide a los jugadores en cuatro tipos, según que destaquen en ellos determinadas características: pragmáticos, teóricos, intuitivos y activistas. Los más representativos del último tipo serían Pillsbury, Bronstein, Tal, Anand, Shirov y Morozevich. Y respecto a este último dice lo siguiente:
“Otro activista contemporáneo que deleita a los aficionados con su juego emprendedor es Alexander Morozevich. Tiendo a estar de acuerdo con mi colega y amigo, el GM Sune Berg Hansen (véase cita), al menos parcialmente. Es cierto que Morozevich tiene muchas ideas frescas y a menudo sigue su propio camino, incluso en la apertura. En mi opinión, Morozevich es el número uno de la élite en cuanto al enfoque sobre la estrategia basada en los propios recursos”[1]
En 1994 logra su primer triunfo internacional en Londres, en el torneo del Lloyds Bank, con 10,5 puntos de 11. Ese mismo año, por sugerencia de Kasparov, es designado primer tablero de Rusia B, que gana la medalla de bronce en la Olimpiada de Moscú, si bien su actuación no tiene nada de excepcional (5,5 de 10).
MOROZEVICH (Rusia B) – SERMEK (Serbia)
Olimpiada (2ª), Moscú, 2.12.1994
Ataque Indio de Rey (C00)
(…)
Pero culmina el año con otro éxito, al ganar el torneo internacional de Pamplona (7 de 9), por delante de Zviagintsev, Magem y Topalov.
MOROZEVICH – TOPALOV
Pamplona, 1994
Defensa Siciliana (B52)
Esta fue la primera partida entre estos dos rivales.
(…)
MOROZEVICH – ANAND
Grand Prix PCA/Intel (rápidas)
Moscú, 30.4.1995
Gambito de Rey (C33)
(…)
NUNN – MOROZEVICH
Memorial Donner (4ª), Amsterdam, 1995
Apertura Ruy López (C84)
(…)
En 1998 gana la Copa de Rusia y vuelve a ganar el torneo de Pamplona, y lo que es más importante: se proclama campeón de Rusia.
El MI Vladimir Barsky le preguntó si no temía perder, tras una secuencia de 50 partidas invicto. Respondió: No temo perder. Estoy preparado para ello, dado el carácter agresivo de mi juego.
A una pregunta similar posterior, dijo: Sí, sé que pude haber perdido con Galliamova, Jarlov o Filippov en Tomsk, pero… ¡una vida sin derrotas no es vida!
En 1998 gana el torneo de Samara y comparte el primer puesto en el Campeonato de Rusia con Svidler, Sakaev y Shipov, y en 1999 vuelve a ganar el torneo de Pamplona.
A sus veinte años, Morozevich parecía el teniente de húsares que sedujo a Anna Karenina, pero una mala partida con Bareev en Sarajevo (1999, donde finalizó cuarto) le llevó a cortarse el pelo y afeitarse el bigote, porque al día siguiente se enfrentaba al campeón del mundo y necesitaba un cambio de todo su ser, tanto de juego como de imagen…
En 2000, sus 7,5 puntos (en 10 partidas) le reportan la medalla de bronce individual en el segundo tablero de Rusia, en la Olimpiada de Estambul.
A diferencia de muchos de sus colegas, las respuestas de Morozevich a las preguntas que le plantean los periodistas suelen ser muy interesantes. Dice, por ejemplo, que el mejor país para vivir es aquel en que vives. Que el color que más le gusta es el de la victoria. Que nunca va al cine. Que nunca ha jugado una buena partida. Que su bebida favorita es la vodka rusa, aunque él no la bebe.
El periodista Evgeni Atarov diría de él: “¿Brillante, explosivo? Eso es evidente. ¿Errático? También. Es éste un pecadillo que arrastra desde siempre. Pero el calificativo que mejor lo define es: imprevisible.”
Es inevitable que los periodistas especializados le pregunten por sus inesperadas (y, a veces, inexplicables) jugadas. Sí, a menudo realizo jugadas imprevisibles, pero eso no significa necesariamente que esté equivocado. Tal era imprevisible y no por eso puede decirse que sus jugadas fuesen puros faroles o que su estilo fuese tramposo. Sólo quienes no entienden el ajedrez pueden decir eso. Si algunos jugadores no entienden mi ajedrez, el problema es suyo, de su falta de percepción. Yo no juego para molestar a nadie, juego de la forma en que entiendo el ajedrez. Por mi parte, puedo entender que otros jugadores conciban el ajedrez de forma diferente.
Pido perdón al lector, una vez más, por autocitarme: “Genio incomprendido, jugador extraordinario donde los haya, Alexander Morozevich gana, a veces, torneos de altísimo nivel con una facilidad asombrosa. Más que eso, con una superioridad insultante. Otras veces tiene rachas de malos resultados que le obligan a tomarse amplios descansos para recomponer su espíritu, para tratar de reparar los mecanismos con que acciona su ajedrez.
“Ante el tablero, Morozevich parece una fuerza desatada de la naturaleza. Por su forma de crear el caos y desorientar a sus oponentes, es el heredero directo de Tal, pero puede considerarse aún más revolucionario, puesto que la forma en que Tal jugaba las aperturas era más bien convencional, mientras que Morozevich crea un campo de minas ya en la primera fase de la partida, en la que es todavía más original y creativo. En su forma de concebir los ángulos más insospechados del juego y por su versatilidad en la apertura, podría emparentarse más con Bronstein, pero su juego incluso es más incisivo.”[2]
¿Es Morozevich el táctico total, como se ha afirmado?
Mi táctica se superpone a la forma estratégica de la lucha, que es lo que trato de imponer a mi adversario. Trato de jugar partidas que impliquen diferentes ideas, a fin de obligar a mis rivales a resolver problemas tácticos durante la partida. (…) Soy consciente de que algunos colegas míos se quejan de que encuentro golpes “repentinos” que no valen nada… Se sorprenden de que el Sr. Morozevich se saque de la manga una jugada en un rincón del tablero y pretenden que es puro azar. Pero, por más que se empeñen en ningunearlos, esos golpes “repentinos” no surgen de la nada, por generación espontánea, sino que son consecuencia del juego precedente.
Los libros que más le influyeron a Morozevich fueron los de Bronstein y su respuesta a la pregunta ¿cuál es la mejor partida que ha jugado?, responde:
Yo no divido el ajedrez en partidas. Para mí, estamos jugando una partida con Dios, a veces con colores invertidos, que se compone de lo que llamamos partidas, y en la que nuestro oponente es nuestro instructor.
Brillante, supercreativo, espectacular, creo que Morozevich, tal vez sin saberlo, considera que el caos es un material moldeable, susceptible de convertirse en una obra maestra. Como Tal, es un trapecista sin red, pero que en su caso aspira a llevar el ajedrez,a una dimensión metafísica.
su ajedrez a una dimensión metafísica.
[1] Fundamentos de la estrategia ajedrecística, Lars Bo Hansen. La Casa del Ajedrez, pág. 150.
[2] Dinamismo y cálculo en ajedrez, A.Gude. Ediciones Tutor, 2004, pág. 181.
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