A un punto de Romanovsky se clasificaría Loevenfish, con un ajedrez técnico y equilibrado, siempre con serias opciones al subcampeonato, aunque su mejor oportunidad la dejó escapar en la primera ronda, precisamente ante Romanovsky (véase), y en el tipo de posiciones tácticas en que sobresalía.
El ajedrez que se practicó fue de calidad, pero también pudo apreciarse el desentrenamiento y baja forma de muchos participantes. Por otro lado, fue notable la combatividad, con 89 partidas definidas de las 120 totales, es decir, un 74,2%, porcentaje muy alejado del que reinaría en la alta competición a todo lo largo del siglo XX. Romanovsky, por ejemplo, sólo hizo tablas en dos partidas, y Tselikov sólo en una.
Los cuatro primeros puestos quedaron claramente definidos, con cierto equilibrio en la zona media de la tabla (5º-12º).
No existen elementos de juicio suficientes para evaluar de manera más detenida la actuación de los participantes.
Los organizadores habían prometido que el primer premio sería una vajilla de porcelana china, pero al final no lograron ofrecer más que diversos artículos confiscados, de dudoso origen. Los jugadores se sintieron, en cambio, gratamente impresionados por los excelentes cakes (¡de auténtica harina de trigo!) servidos en la ceremonia de clausura. Un aparatoso jarrón y un diploma fue todo lo que se llevó, en premio a su actuación, el primer campeón soviético.
ALEKHINE
Nacido el 18 de octubre de 1892, Alekhine cumplió los 28 años durante la celebración del Campeonato y era ya, por lo tanto, un experimentado maestro, curtido en numerosos torneos internacionales, incluido el de Mannheim 1914, que interrumpiera la Primera Guerra Mundial, cuando marchaba en cabeza, con 9,5 puntos de 11 partidas. Se recordará que, tras la cancelación del torneo, tanto él como Bogoljubov, Romanovsky (que había tomado parte en el Hauptturnier) y los demás jugadores rusos, fueron recluidos en el campo de concentración de Triberg, puesto que Alemania había entrado en guerra con Rusia. Pero Alekhine tuvo suerte y fue liberado un mes después, junto con Bogatyrchuk y Saburov, mientras que Bogoljubov, Romanovsky, Selesniev y otros quedarían recluidos durante toda la duración de la contienda.
Cuando regresó, en vista de la penosa situación reinante en Moscú, decidió instalarse en Ucrania, a pesar de que la región seguía siendo un campo de batalla. Así, en abril de 1919, el Ejército Rojo consiguió recuperar Odesa, ejecutando sumariamente a más de un millar de supuestos traidores al nuevo orden. Poco después de la llegada de las tropas de Trotsky, Alekhine fue arrestado por agentes de la Cheka. Bogatyrchuk cuenta en sus memorias que aquél fue sentenciado a muerte por un tribunal militar y que, pocas horas antes de su ejecución, un maestro y famoso compositor de problemas de la ciudad, Yakov Vilner, le envió un telegrama al presidente del Consejo de comisarios del pueblo en Ucrania, quien resultó que conocía a Alekhine y ordenó su liberación.
Los expertos consideran que el momento de eclosión del juego de Alekhine debe centrarse en torneo a 1910, de ahí que en 1920 se encontrase en el umbral de sus mejores éxitos, si bien habrían de pasar aún varios años antes de que pudiese disputar el encuentro por el campeonato mundial.
Tartakower escribió interesantes reflexiones, como casi siempre, acerca de Alekhine, y he aquí cómo veía su progresión:
«¿Qué factores psicológicos y de otro tipo contribuyeron a la aparatosa evolución de su talento artístico?
1. Ante todo, la devoción incondicional al ajedrez, que consideraba un verdadero arte.
2. Un intelecto muy desarrollado y una sólida instrucción.
3. Una inagotable fuente de ideas.
4. Un constante trabajo sobre su perfeccionamiento, pero no a base de recopilación de variantes, como hicieron Grünfeld o Euwe, sino por replanteamiento de esquemas, planes de juego y combinaciones.
5. El lema: plantear problemas al contrincante en cada movimiento.
6. La serenidad, así en los reveses como en los éxitos, y la consideración de que cada logro era una etapa del camino a recorrer, que lo conduciría a la siguiente etapa superior.
Estos nobles elementos fundidos, permitieron la creación de aquella serie de partidas, brillantes y profundas, que aún hoy nos producen una gran satisfacción estética.»
(…)
Alekhine, en suma, ganó, convenció, y poco después se iría de su país para no regresar. En años posteriores, una relación ambivalente entre él y la Rusia soviética daría lugar a numerosos desencuentros y malentendidos. Sólo después de su muerte sería recuperada y dignificada su figura por su país natal.
TABLA DE CLASIFICACIÓN
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