ajedrez, febrero 4, 2011

ESCUELA DE TÁCTICA (1)

Prólogo del libro
ESCUELA DE TÁCTICA EN AJEDREZ
(2º volumen de Enciclopedia de la Táctica)
A. Gude, Ediciones Tutor (3ª edición), 2007

Lo que los demás llaman vida no es,
para los jugadores de ajedrez, más que
un mero paréntesis entre partida y partida.
VIKTOR VARAKJAN
Personaje de un cuento

Táctica es el conjunto de acciones y maniobras que se llevan a cabo para interpretar un plan estratégico previamente trazado. En otras palabras: jugadas concretas y secuencias de juego. Hablamos de juego real ante el tablero, la lucha en el campo de batalla, regida por la estrategia que es el estado mayor, el gran cerebro en la sombra, que inspira y dirige las acciones. Hablamos de cálculo, amenazas, contraamenazas, defensa y contraataque. Como tantas veces se ha dicho, la estrategia dicta el qué hacer y la táctica se encarga de hacerlo, es decir, el cómo.
Sin embargo, el significado del concepto táctica se ha ido deformando y actualmente se engloba bajo dicho término al juego de carácter agudo, especialmente aquel tipo de lucha en que intervienen sacrificios y combinaciones. Por la misma tendencia, se llama juego estratégico o posicional aquel tipo de lucha en la que apenas existen complicaciones y predominan las consideraciones posicionales o «científicas»: ocupación de columnas abiertas, presión sobre puntos débiles, profilaxis, ataques posicionales, acumulación de pequeñas ventajas, etc.
De modo que seguiremos, desde luego, la tendencia general, para entendernos y paraque no se nos acuse de ir contra corriente o de ser un pretencioso iconoclasta. Trataremos de táctica en el sentido de juego agudo, dinámico, con protagonismo indudable del juego combinatorio.
Partiendo de tres temas capitales (el ataque doble, el protagonismo del peón y técnica del ataque al enroque), he tratado de desarrollar una teoría sobre las combinaciones decisivas de ataque. Una teoría que pretende actualizar las clásicas y que se sustenta sobre la utilización dinámica de piezas activas (y su contacto con las contrarias), líneas abiertas y superioridad espacial o posicional. ¿Es eso un descubrimiento? No. No es, ni más ni menos, que el enfoque, el tono del ajedrez de competición actual.
En esta obra se estudian los factores que propician las posibilidades combinativas, así como técnicas de ataque al enroque y combinaciones temáticas, haciendo especial énfasis en dos grandes temas, un tanto descuidados en la literatura que circula. Me refiero al ataque doble, que subyace en infinidad de combinaciones o se encuentra en las variantes que no llegan a producirse en muchas de ellas, y al protagonismo del peón, del que nunca se hablará lo bastante. Ambas importantes cuestiones son desarrolladas aquí de forma exhaustiva –si es que hay algo exhaustivo en ajedrez–, porque es el punto de partida, a mi entender, la carta para navegar en este mar profundo de seres vivos que luchan por encontrar la armonía. Me refiero a las piezas del ajedrez y a su viva necesidad de manifestarse. Los peones son esenciales en la partida de ajedrez, no porque lo haya dicho Philidor y lo hayan repetido numerosos teóricos desde entonces, sino porque el ajedrez de cada día nos lo demuestra con signos y pruebas tangibles. De modo que todos los contactos entre peones, características estructurales, aspectos de la coronación, etc., son aquí tratados. No nos olvidemos de dos cosas: 1) Todas las debilidades en ajedrez tienen que ver con peones; 2) la única posibilidad de inyectar nueva vida al juego es que el peón alcance la última casilla de su columna.
Los grandes jugadores cada vez practican un ajedrez más intenso, ultradinámico, y la lucha por la iniciativa ha alcanzado cotas inimaginables. Jamás, en la historia del ajedrez, se han producido luchas tan ricas como en la última década del siglo XX (1). En los últimos meses del año 2000 (broche de siglo y de milenio) se celebraron tres grandes acontecimientos: el match entre Kasparov y Kramnik (con el título mundial oficioso en juego), la Olimpiada de Estambul y el Campeonato Mundial de la FIDE (en Nueva Delhi y Teherán). Pues bien: estos acontecimientos pusieron de relieve que la tendencia a practicar un ajedrez ultradinámico se mantiene firme. Habría que exceptuar las partidas anodinas del encuentro Kasparov-Kramnik, pero eso se debió, en gran parte, a la estrategia deportiva del nuevo campeón, tratando de llevar a una tierra de nadie a Kasparov: medios juegos sin damas y sin posibilidades de intensificar la lucha, un terreno en el que Gari Kasparov no sobresale.
En definitiva, todo esto sólo puede favorecer el desarrollo del ajedrez y enriquecer la calidad y complejidad de la lucha en el tablero, pero también tiene su contrapeso en la balanza. No se trata ya de que un Tarrasch pudiese horrorizarse contemplando el paisaje que ofrecen algunos planteos. Ahora que la sociedad está más sensibilizada que nunca a los malos tratos domésticos, podríamos decir que el tratamiento que numerosos maestros dan a sus planteos se parece mucho a un reincidente maltrato de la lógica y el sentido común. La lógica ha cedido mucho terreno en las aperturas y, sobre la base de una supuesta sofisticación o complejidad, el desarrollo en muchos planteos merece el calificativo de estrambótico, y numerosas propuestas teóricas parecen delirantes.
La apertura de la siguiente partida puede darnos una idea de algunos excesos en la experimentación teórica: 1 e4 c6 2 d4 d5 3 e5 Af5 4 h4 Ca6!? 5 g4 Ad7 6 h5 (Novedad) 6 … f6! 7 f4 Ch6! 8 Ah3 c5!? 9 f5! e6!


El hipermodernismo es cosa del pasado. Hasta el futurismo, si es que existe, resulta anacrónico. ¡Esto es hiperfuturismo! La partida, contra lo que pueda pensarse, no fue disputada por dos aficionados, sino por dos respetados grandes maestros: Van der Wiel (2544 Elo) y Conquest (2555), en el Campeonato de Europa de equipos nacionales (Batumi 1999).
Detengamos nuestras humildes reflexiones sobre el proceso que los jugadores han seguido para llegar a esta interesante posición. De un total de dieciocho jugadas ¡trece han sido de peón! Las blancas sólo han desarrollado una pieza, llevando su alfil de rey a la banda, donde protege a sus peones de g4 y f5 y, como es lógico, está cegado por ellos.
Las negras llevan apreciable ventaja en cuanto a desarrollo de piezas, porque «ya» han movilizado tres, a pesar de haberse permitido el lujo de jugar dos veces una de ellas (3 … Af5 y 5 … Ad7, maniobra habitual en el Ataque Teichmann de la Caro-Kann), mientras que ambos caballos, en franca rebeldía contra los principios clásicos, se han desarrollado por la banda. ¿Estrategia magistral de vanguardia? Quizá. En esta partida, tras una lucha complicada, las blancas acabaron imponiéndose en 49 jugadas. Los signos de valoración son del vencedor, GM John van der Wiel (en Informator nº 77/110), a quien tres de las nueve primeras jugadas de su oponente le parecieron dignas de un signo de admiración, mientras que otras dos merecieron el calificativo de «interesante». Cabe preguntarse si habría sido tan generoso en sus estimaciones si, en lugar de haber ganado, hubiese perdido la partida en cuestión. Como, por otro lado, el comentarista se otorgó a sí mismo un solo signo de admiración en sus nueve primeros movimientos, la conclusión evidente debería ser que las negras han conseguido ventaja decisiva en la apertura. Sin embargo, no es así. Todo esto me parece una absoluta falta de rigor técnico.
(continuará)
(1) Hay que tener en cuenta que la primera edición del libro se publicó en 2001.
+

2 comentarios

  1. Antonio Gude 07:07, septiembre 20, 2011

    Gracias, amigos de Uruguay. El personaje es de mi cuento ‘Al acecho de la nada’, publicado en la revista ‘El Ajedrez’ en 1980. Saludos.

  2. Ajedrez Minuano 00:55, septiembre 20, 2011

    Hola, antes que nada felicitaciones por este interesante artículo. En segundo término tengo la curiosidad de saber a que cuento hace referencia el personaje de Víctor Varakjan.
    Gracias, saludos desde Uruguay.