otros temas, mayo 29, 2012

¿ESTÁ AGOTADO EL AJEDREZ? (y 2)

Capablanca no fue el único excampeón mundial pesimista acerca del futuro del ajedrez. Tras su dramática derrota en el match de La Habana (1921), Enmanuel Lasker propuso modificar la forma de cuantificar resultados, estableciendo una escala de valores para diferentes tipos de tablas, ya que consideraba que algunas tablas eran casi victorias, mientras que otras eran casi derrotas. En consecuencia, sugirió que las tablas se valorasen como sigue:

(1) Ahogado: 0,8-0,2
El jugador que fuerza el ahogado recibe 0,8 puntos, mientras que el jugador con su rey ahogado recibe 0,2.
(2) Victoria por conquista: 0,6-0,4.
El jugador que ha desprovisto a su oponente de todas sus piezas y que cuenta con algún material, además del rey, aunque insuficiente para dar mate, recibe 0,6 puntos, mientras que su rival recibe 0,4.
(3) Otros tipos de tablas: 0,5-0,5.
Entre éstas se incluirían las tablas por repetición de jugadas, Rey vs Rey, etc. Por ejemplo:
Según las reglas actuales, esta posición es tablas si las negras realizan una de las dos jugadas correctas, 1 … Rc7 o 1 … Rc8.
Según el sistema propuesto por Lasker, la puntuación podría variar:
(a) 1 … Rc7? 2 Ra7 Rc8 (otras jugadas pierden) 3 Rb6! Rb8 4 a7+ Ra8 5 Ra6.
Ahogado (0,8-0,2).
(b) 1 … Rc8! 2 Ra7 (si 2 a7?, las blancas están ahogadas: 0,2-0,8) 2 … Rc7 3 Ra8 Rb6. La última clave. Ahora las blancas pueden reclamar partida ganada por conquista (0,6-0,4). Después de 4 Rb8 Rxa6, la partida es tablas (0,5-0,5). Después de 4 a7?, de nuevo es ahogado (0,2-0,8).
Surge la cuestión de si un jugador puede reclamar la victoria por conquista cuando tiene una pieza además de su rey, pero que perdería dicha pieza tan pronto como su oponente jugase. Por ejemplo: en la posición B: Rb3, Da1 – N: Rg7 Df6, las blancas cambian damas con Dxf6+, privando así a las negras de su última pieza, pero las negras pueden retomar la dama a la jugada siguiente. ¿Pueden las blancas reclamar victoria por conquista (0,6-0,4) en tal caso? No creo que Lasker tuviese la intención de que así fuera.
Las propuestas de Lasker para diferenciar los tipos de tablas podrían tomarse en consideración. En realidad, no conducirían a una modificación fundamental en el ajedrez de hoy, sino que más bien constituirían un refinamiento en la forma de medir los resultados. Si se adoptasen sus propuestas, el porcentaje de tablas (0,5-0,5) disminuirían. Sobre todo, en el final, donde aparecerían nuevas sutilezas, sin que desapareciesen las viejas. Una combinación de ahogado (0,2-0,8) siempre sería mejor que una derrota (0-1). No veo nada de malo en implementar las sugerencias de Lasker. Por otra parte, tampoco veo una necesidad imperiosa de adoptarlas.
Lo mismo que Capablanca pensaba de la Defensa Ortodoxa en el Gambito de Dama Rehusado, es probable que pensase Alekhine de la Defensa Eslava. Aunque nunca lo dijo, podríamos inferir, por su frecuente empleo de la Eslava en sus matches por el Campeonato Mundial, que la consideraba tablista. Sin embargo, no por ello Alekhine propuso cambiar las reglas del juego. Hizo algo mejor: recuperó el título mundial.
Botvinnik no perdió el título a causa de líneas tablistas, sino porque no comprendió a tiempo que sus oponentes era más fuertes que él en algunos aspectos del juego. En 1960, por ejemplo, perdió ante Tal porque trató de vencerlo en el propio y complicado terreno combinativo en que éste sobresalía. En el match-revancha de 1961, Botvinnik supo evitar el juego complicado. Este reciclaje en su preparación y concepción de la lucha de match le permitió a Botvinnik recuperar dos veces el título: en 1958, ante Smyslov, y en 1961, ante Tal.
Pero aunque esto no tiene nada que ver con su eventual pérdida del título, Botvinnik concibió otra forma de muerte para el ajedrez: la muerte por culpa de las máquinas. Cuando comenté este asunto con Botvinnik, en 1963, y defendí la superioridad de la mente humana en este campo aún desconocido, Botvinnik dijo: «Si está usted convencido de la capacidad humana, deberá admitir que el hombre es capaz de crear una máquina poderosa.» Una especie de sofisma.
La máquina que procesa datos por medios electrónicos, llamada computadora, se ha hecho realmente poderosa. Cada año, por no decir cada semana, está efectuando progresos a la hora de jugar al ajedrez, y si alguna vez se descubre un programa que permita a la computadora jugar un ajedrez perfecto, el juego dejará de resultar atractivo. Sin embargo, y considerando que el desarrollo de un programa así será un proceso gradual, resultaría fascinante observar cómo los maestros tratan de vencer a la máquina. Pero si la máquina alcanza, eventualmente, el punto en que puede jugar un ajedrez perfecto, realmente, el ajedrez, tal y como lo conocemos, sucumbirá de muerte por computadora, lo que los alemanes llaman Maschinetod. Cierto o no, este aspecto del futuro del ajedrez debe tenerse en cuenta.
La fuerza relativa de los jugadores de ajedrez también está cambiando. A medida que se familiarizan más y más con las técnicas de juego en la apertura, medio juego y final, las diferencias entre unos y otros se van reduciendo. Hubo un tiempo, por ejemplo, en que un maestro podía permitirse conceder ventaja de una pieza menor o incluso de una torre a jugadores que entonces eran considerablemente fuertes. Pero se ha ido profundizando en el estudio del ajedrez, y sus principios son ahora mejor conocidos, de modo que los aficionados pueden desenvolverse con corrección en diversos aspectos de la partida, y hoy en día ningún maestro podría dar a otro más ventaja que un peón. En realidad, un maestro o incluso un gran maestro tiene dificultades para vencer hoy a un fuerte aficionado. Paul Keres, el eterno segundón del mundo, se quejó de que durante los pasados veinticinco años cada vez ha ido resultado más difícil vencer a los jugadores «flojos». Actualmente, la resistencia del aficionado es mucho más tenaz. En otros tiempos, tras haber perdido la primera fase del juego, el aficionado solía incurrir en algunas jugadas débiles y pronto se venía abajo. Eso ya no es así. En general, un error no basta para perder la partida. Se requieren dos al menos. Por esta razón es por lo que los jugadores fuertes rara vez pierden. Es cierto que cometen errores de cuando en cuando, pero no más de uno por partida. Ahora, en cambio, parece que el aficionado tampoco se desespera si comete un error, siempre y cuando, naturalmente, no sea muy grave. Sigue luchando y su oponente (un maestro) tiene que complicarle las cosas para inducirle a cometer un segundo error. El ajedrez se ha vuelto más difícil: para anotarse el punto hay que ganar dos veces.
Hemos descrito, pues, algunas de las formas en que el ajedrez ha cambiado en las últimas décadas, y estos cambios sugieren la idea de que el ajedrez se ha agotado. Pero eso es sólo aparente. Hay otro aspecto que debe mencionarse. Examinemos un poco más la cuestión de la teoría de aperturas.
Si comparamos el Bilguer (Handbuch des Schachspiels), la obra de referencia de cincuenta o sesenta años atrás, con un moderno tratado sobre el mismo tema, por ejemplo, las Aperturas de Max Euwe, no vemos una gran diferencia en extensión. El Bilguer incluye unas 20.000 variantes. La serie completa de Aperturas (12 volúmenes de entre 100 y 150 páginas cada uno) no incluye muchas más. Esto parece contradecir nuestra afirmación de que la teoría del ajedrez está creciendo a asos agigantados, pero la explicación es que mientras que el Bilguer incluye las aperturas de prácticamente todas las partidas jugadas, los tratados modernos se limitan a las líneas más importantes y populares. Si se emplease hoy el sistema Bilguer, los libros de aperturas serían cinco o diez veces más voluminosos que el Bilguer (yo diría que cien veces –AG). Una obra así seguramente no sería muy adecuada para el estudio del ajedrez, pero sin duda tendría un gran valor histórico.
Otra diferencia notable entre el Bilguer y las Aperturas (Euwe) es la diferencia de espacio consagrado a los distintos tipos de aperturas. En el Bilguer, las aperturas abiertas (1 e4 e5) representan, aproximadamente, un 75% del texto, en número de páginas. En las Aperturas (Euwe), sólo el 25% del total. El Bilguer consagra un 10% del total a aperturas semiabiertas (1 e4, distintas respuestas que 1 … e5), mientras que estas aperturas ocupan en el Euwe un 20% del total.
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Este artículo tenía una continuación en un número posterior que, lamentablemente, no está en mis manos.
Como puede verse, las conjeturas del Dr. Euwe acerca de computadoras y programas de ajedrez son hoy más que una realidad. La masificación y  analítica ha conducido a una interpretación monolítica del ajedrez, no por falta de versatilidad, sino por unificación de criterio. Por otro lado, y en lo que respecta al estudio teórico de las aperturas, se ha quedado corto.
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5 comentarios

  1. Antonio Gude 18:05, junio 01, 2012

    Atnonio Miguel. Lo del chip en el cerebro sería como en ‘El mensajero del miedo’, aunque con otro propósito. Aunque eso me hace pensar en que más de uno tiene el cerebro en un chip…

  2. Anonymous 17:13, mayo 30, 2012

    Excelete, Antonio Miguel: Esa posibilidad del chip, no hace parte del futuro:ya es una realidad, para otros aspectos, no para el ajedrez y esa posibilidad, de concretarse, si sería el fin del ajedrez competitivo. Ya solo sería atractivo jugarlo, entre quienes no lo tengan implantado. Claro, que en ese caso, yo dudaría mucho en enfrentar a un apostador profesional.
    Jairo

  3. Anonymous 15:33, mayo 30, 2012

    Desde luego, Euwe tiene razón en muchos puntos. Pero, a condición que haya garantías de que un jugador, mientras disputa una partida, se mantenga aislado, y no reciba ningún tipo de ayuda «ilegal». En el juego práctico, el ajedrez no desaparecerá. Otra cosa es que una base de datos, alimentada por muchas computadoras con capacidades muy superiores a las de hoy. Alcance una masa de información tal que llegué un momento en el que se vislumbre «el fin del ajedrez».
    Aún si eso fuera posible. Lo que no está claro, pués hay diez elevado a la cuarenta posiciones posibles. Un ser humano, durante el tercio de siglo en el cual está al máximo nivel de condiciones de juego, sólo podría memorizar una pequeña parte de ese volumen de información. Claro, que a muy largo plazo, existiría el peligro de que pudiese ser posible implantarle un chip en el cerebro. Y esa es sólo una de las posibilidades como podemos pronosticar hoy. En el futuro, quien sabe.
    Antonio Miguel.

  4. Paul Morphy Spain 05:14, mayo 30, 2012

    Fantástico articulo del Dr. Euwe. Es curioso como en todas las épocas se piensa que el ajedrez esta agotado. Yo creo que no, pero si que ha perdido una gran parte de su misterio con la llegada de los GM portables :) un abrazo

  5. Anonymous 14:37, mayo 29, 2012

    En la llamada «Revolución Industrial», el principal temor de los trabajadores era que terminarían desplazados por las máquinas.No ha sido así.Todo cambio incluye reaciones:(Causa-Efecto)
    Hoy el problema no son las máquinas: subsiste aquello de que «El hombre es lobo para el hombre»
    Las computadoras, seguiran siendo auxiliares de los jugadores. Dependen del ser humano en todo y para silenciarlas, basta con desconectarlas.
    ¡El ajedrez, como los diamantes,será eterno! Jairo