ajedrez, junio 1, 2011

ESTRATEGIA EN ACCIÓN (y 2)

Watson se detiene, con numerosos ejemplos, en el avance de los peones g y h en la Caro-Kann, como Shabalov-Times (Foxwoods 2001), pero también en otras aperturas, como la excelente partida Kasparov-Csom (Bakú 1980), que remata con este comentario:

«En su vídeo biográfico, Kasparov muestra esta partida y realiza algunos comentarios acerca de cuántos grandes maestros expresaron su escepticismo acerca de la estrategia blanca relacionada con el avance g4. En su opinión, los jugadores profesionales de entonces (1980) eran, en general, demasiado cautelosos y ‘temían avanzar peones delante de su rey’. Tal vez éste no sea un ejemplo perfecto, pero creo que en esencia tiene razón, sobre todo en los casos en que las blancas no han completado su desarrollo. Es fácil olvidar lo inusuales que parecían tales partidas en su momento, porque el juego blanco nos parece hoy del todo natural.

Avances de peón caballo
«Por lo que antecede, debería resultar obvio que actualmente se conceda una gran atención a los avances de peón caballo. Aunque continuamente se descubren nuevos métodos de juego con b4 y …b5, las jugadas g4 y …g5 son aún más asombrosas, porque suelen producirse en el sector del tablero en que, por lo general, se encuentran o van a situarse los reyes. Antes de pasar a un debate más centrado (g4 y …h5 en la Defensa Siciliana), echemos un vistazo a algunas estadísticas sobre el avance g4 en distintas épocas. Aquí se aplicarán las habituales matizaciones, quizá incluso más. Por ejemplo, hay posiciones básicas en las que una jugada de peón caballo es rutinaria y no tiene nada de destacable. Un caso extremo es el extraordinario alto uso de …g5 en los años anteriores a 1900. Resulta que la gran mayoría de tales partidas son gambitos de rey, donde el conocido avance …g5 se limita a defender un peón. Puesto que hay casos así aplicados a g4, he elegido contar todas las partidas en las que tal avance se realiza antes de la décima jugada. En mis bases de datos (sólo con los jugadores más destacados) de cada período, descubrí que g4 se había jugado (antes de la jugada 10) en las proporciones que siguen:
a) Hasta 1900: en un 1,55% de todas las partidas, y no con demasiada efectividad, puesto que el resultado de las blancas es de un 43% de los puntos.
b) 1901-1935: 1,2%, con un 63% de efectividad de las blancas.
c) 1936-1970: 1,3%, con un 57% de efectividad de las blancas.
d) 1985-2002 (el período en que Kasparov dijo que se había producido una transformación en la práctica del ajedrez): 3,1%, con un 61% de efectividad de las blancas.
Puesto que el porcentaje ganador general de las blancas es del 55%, la elección de g4 parece haber estado bien motivada (el volumen de la muestra con g4 es de 772 partidas en el último caso).
(…)
«Ya hemos comentado en ‘Secretos de la estrategia moderna’ la explosión del temprano avance g4 en la mayoría de variantes de la Defensa Siciliana. En particular, el temprano ataque de flanco de las blancas, con f3 y g4, se ha vuelto rutinario en muchos esquemas de aquella apertura. No hace mucho aparecía casi exclusivamente en la Variante del Dragón, y estaba considerado inofensivo para las negras en variantes como la Najdorf, la Scheveningen y el Ataque Richter-Rauzer. Ahora aparece en numerosas subvariantes, e incluso en las líneas principales de tales variantes. Creo que este cambio se debió, sobre todo, a que las blancas descubrieron que, contrariamente a los principios estereotipados, invertir dos tiempos en jugadas de peón en el flanco de rey (f3 y g4, a veces incluso h4) no permitía la respuesta clásica de las negras en el centro, …d5 (o …e5, seguido de …d5). En general, a esta variante se la ha llamado Ataque Inglés, y resulta tanto de formaciones como la Variante Najdorf, como de la Scheveningen, así como de una de las líneas principales del Ataque Rauzer. Las negras, por ejemplo, han tenido serias dificultades últimamente para descubrir algo que no les reporte una clara ventaja a las blancas, en la variante 1 e4 c5 2 Cf3 d6 3 d4 cxd4 4 Cxd4 Cf6 5 Cc3 e6 6 Ae3 Cc6 7 f3 Ae7 8 Dd2 0-0 (o bien 8 … a6 9 0-0-0 0-0 10 g4) 9 g4.»

Aquí el autor ilustra estos conceptos con las partidas comentadas Ivanchuk-Kasparov, Anand-Zviagintsev y Ponomariov-Zviagintsev, todas ellas del match Rusia-Mundo, Moscú 2002 (rápidas).
Hay otros temas fascinante, muy bien tratados, con análisis rigurosos y una comprensión innovadora de los mismos, por ejemplo, al revisar el tema capital de la entrega del centro, la signficación actual del espacio o los peones doblados, junto con otros de menos relevancia (pero no menor interés), como ‘el caballo insomne’, ‘alfiles buenos y malos’ o ‘conflictos entre alfil y caballo’.
En general, el libro no tiene desperdicio y, repito, lo considero uno de los libros más importantes de estos once años de siglo XXI.
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