BASIC CHESS ENDINGS
Reuben Fine
FINALES BÁSICOS DE AJEDREZ (Reuben Fine) fue el primer libro de finales que tuve en mis manos. Sucedió cuando comenzaba a jugar y se encontraba en la pequeña biblioteca de mi club, Sociedad Cultural Deportiva de Vigo. Eran dos volúmenes de la Editorial Sopena Argentina, en notación descriptiva y una tipografía monótona, que no diferenciaba entre las jugadas principales y las analíticas o de variantes.
No pude con el libro. Recuerdo que sólo estudié el final de dama vs torre, porque había jugado alguna partida amistosa y no había logrado ganarla con la dama. Ese final lo estudié a fondo (ahí habría que ver la fuerza de las motivaciones concretas…).
Años después lo compré en inglés, en un solo volumen. Estaba encuadernado en tela, con una funda color celeste, y debía tener unas 600 páginas. Esta precisión es necesaria para lo que vamos a comentar al final.
De la obra se hicieron numerosas ediciones en varios idiomas, sobre todo, naturalmente, en Estados Unidos. Algunos expertos detectaron considerables imprecisiones y errores (lo que no tiene por qué extrañar a nadie, pues entonces no había ordenadores, ni tablas de Nalimov ni nada por el estilo: todo era «artesanal», con la propia cabeza como único motor.
Entonces, a fines de los noventa, creo recordar, se le encargó al GM Pal Benko, conocido especialista en finales, que revisase el libro para una nueva edición, que ya se haría en algebraica. Benko se tomó su tiempo, creando incluso cierta expectación en los círculos de «entendidos».
Salió la nueva edición y otro gran especialista, el GM John Nunn nos aguó la fiesta, diciendo que la revisión de Benko le había decepcionado, porque 1) muchas de sus correcciones eran erróneas; y 2) porque bastantes errores de la obra original seguían presentes.
Bien. Fine ya no estaba entonces en el mundo de los vivos, pero cuando sí lo estaba (y esto me sorprendió mucho, muchísimo, no sé a ustedes), declaró que había escrito BASIC CHESS ENDINGS (sí, ese tocho de +600 páginas) en tres meses. Cualquiera que haya escrito o se haya propuesto escribir un libro de ajedrez, incluso uno fácil, se dará cuenta de que ese tiempo parece increíble para una obra colosal como la que nos ocupa. Pero es que luego (y esto ya era habitual en Fine, por lo visto) modificó su versión y dijo que en realidad lo había escrito en «veinte días» (!!!!!), y que lo de los tres meses era porque la editorial se empeñó en una revisión minuciosa, que debió llevar a cabo con un ayudante. ¡Veinte días! Es decir, que el Sr. Fine, sin tomarse un respiro, escribió un promedio de 30 páginas diarias… Imaginen lo que eso supone de análisis (los descartados, los descartables y los buenos). En fin…
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Héctor 04:54, agosto 11, 2023
Excelentes libros
Federico Moran Gallegos. 19:40, mayo 11, 2022
Lo mejor de lo mejor de este fascinante universo que crea el ajedrez , es ineludible ver fastuas obra de su parte.