Sigo sin asimilar el siguiente comentario de Kasparov, en uno de sus excelentes ‘Mis geniales predecesores’:
«En 1957, Botvinnik perdió con Smyslov, pero gracias al match-revancha pudo vencerle después. En 1960-61 ocurrió lo mismo con Tal. Entonces la FIDE abolió el match-revancha. Cierto que una década más tarde sería restaurado para Karpov. (…)
En cualquier caso, el sexto campeón mundial demostró ser el mejor jugador de match de toda la historia del ajedrez. Después de todo, a comienzos de los cincuenta, el juego estaba evolucionando en complejidad, a pasos agigantados: fue la era de los grandes cambios cualitativos, y las nuevas generaciones planteaban a Botvinnik problemas con los que antes no se había encontrado. Ahora tenía que jugar una forma extraña de ajedrez. Sin embargo, y gracias a su enorme talento, fuerza de voluntad y capacidad de trabajo, logró adaptarse, pudo conseguir su propio lugar en la nueva forma de ajedrez y, aun conservando su estilo, dar debida réplica a los aspirantes que cuestionaban su supremacía.»*
Puede que este último párrafo constituya el principal argumento para justificar la afirmación anterior («el mejor jugador de match de toda la historia del ajedrez»). Pero recordemos que los resultados obtenidos por Botvinnik en sus luchas de match no endosan ese dictamen. Veamos. En sus encuentros por el Campeonato Mundial, ganó dos (a Smyslov, en 1958, y a Tal, en 1961, en los matches-revancha), empató otros dos (vs Bronstein, 1951, y vs Smyslov, 1954), y perdió tres (Smyslov, 1957; Tal, 1960; Petrosian, 1963), con un tanteo global adverso de 77,0-79,0.
Si tenemos en cuenta, además, sus matches amistosos con Salo Flohr y Grigori Loevenfish, podemos añadir otros dos empates (6-6 con el primero, en 1933) y 6,5-6,5 con el segundo (en 1937).
Tal vez, esa capacidad de Botvinnik para rearmarse anímica y técnicamente, para pasar por su implacable crisol crítico sus partidas y detectar los errores cometidos, es la razón que ha hecho escribir a Kasparov ese juicio, pero aun así, podría decirse entonces que Botvinnik ha sido el jugador con mayor capacidad para reaccionar ante la derrota y volver a ofrecer una constructiva resistencia. Sus resultados, sin embargo, no justifican tal declaración.
*Gary Kasparov, MIS GENIALES PREDECESORES, v. 2, Merán 2004, p. 212.
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Antonio Gude 20:35, marzo 12, 2011
Gracias por tu comentario. Espero que no te importe que nos tuteemos. Sí, la conclusión es más o menos esa, pero si decimos que fulanito ha sido el mejor jugador de la historia (en cualquier deporte) estamos implícitamente afirmando que era superior a todos sus contemporáneos, no nos referimos a alguien que tenía las mejores cualidades competitivas, voluntad de hierro, creatividad, capacidad para ser el mejor, etc. Al tratarse de una actividad competitiva (y no de otras difícilmente cuantificables, como el arte o la ciencia), el tema de los resultados pasa a un primerísimo plano. Sean cuales fueren las razones de Kasparov para decirlo (y creo que ambos las intuimos), me atrevo a afirmar que su declaración es abusiva y, por tanto, errónea.
José Manuel Campillo 19:14, marzo 12, 2011
Es verdad que el comentario de Kasparov no soporta un análisis empírico, como bien ha mostrado usted en la entrada. Quizá vaya más en la línea de resaltar su competitividad, de «levantar» partidas que estaban perdidas, de recuperar el ánimo tras la derrota. Quizá, estoy de acuerdo con usted, su comentario vaya más en ese sentido. Desde luego, si Kasparov lo afirma, sus razones tendrá.
Un saludo.
Enhorabuena por el blog, y por su larga y fecunda trayectoria en el mundo del ajedrez.