Con motivo del primer campeonato mundial amateur*, que no despertó grandes expectativas, el 20 de julio de 1924 se fundó en París la FIDE (Fédération Internationale des Échecs), a iniciativa del secretario general de la Federación Francesa de Ajedrez, Pierre Vincent. En aquel congreso fundacional participaron representantes de catorce países, que eligieron como presidente al holandés Alexander Rueb.
A falta de grandes posibilidades de gestión, por la escasa representación nacional y la más escasa aún disponibilidad financiera, la nueva organización estaba imbuida de buenos propósitos y nacía, al menos, con un bonito lema: Gens Una Sumus (Somos una familia), propuesto por los rusos emigrados Vitaly Halberstadt y Viktor Kahn.
La primera Olimpiada (entonces Campeonato Mundial por equipos nacionales) se celebró en Londres, del 18 al 29 de julio de 1927. Un año muy significativo en la historia del ajedrez, por dos acontecimientos fundamentales: el gran torneo de Nueva York (ganado por Capablanca) y el match por el Campeonato Mundial entre aquél y Alekhine, que se celebraría en Buenos Aires (en el que se impondría Alekhine).
El primer campeón olímpico de ajedrez fue el equipo de Hungría (compuesto por Maróczy, Nagi, Vajda y Endre Steiner), que sumó 40 puntos en 60 partidas. El resto de la clasificación final quedó establecida así: 2, Dinamarca 38,5; 3, Inglaterra 36,5; 4, Holanda 35; 5, Checoslovaquia 34,5; 6-7, Austria y Alemania 34; 8, Suiza 32; 9, Yugoslavia 30; 10, Italia 28,5; 11, Suecia 28; 12 Argentina 27; 13, Francia 24,5; 14-15 Bélgica y Finlandia 21,5; 16, España 14,5.
La FIDE no resultó realmente operativa hasta la muerte de Alekhine (1946), porque en los 22 años transcurridos desde su creación, el campeón del mundo había seguido reteniendo la capacidad de convocar y organizar encuentros con el título mundial en juego. La desaparición del vigente campeón del mundo dejó un vacío que, con el beneplácito general, permitió a la Federación Internacional tomar las riendas del ajedrez al más alto nivel.
A partir de la convocatoria realizada en 1948, previa consulta a los expertos, para dirimir la supremacía del título mundial, la FIDE fue estableciendo paulatinamente una organización racional de los campeonatos mundiales (absoluto, femenino y luego juvenil), Olimpiadas y demás títulos globales. La estratificación de la lucha por el título mundial en zonales, interzonales, torneo de candidatos y final propiamente dicha, recibió, en principio, todos los parabienes, pero con el tiempo suscitó dudas, por cuanto la distribución geográficamente equitativa solía poner de manifiesto que la disparidad de fuerzas entre unos participantes y otros era demasiado grande, y muchos empezaron a plantearse si el principio de justicia geográfica justificaba esa desigualdad deportiva, que parecía deslucir la lucha del tablero.
Empezaron a surgir nuevas inquietudes, sobre todo por parte de los profesionales de elite, que no se consideraban suficientemente representados, y se fue auspiciando así la creación de nuevas organizaciones, paralelas a la FIDE, con anímo de asumir el control de los grandes acontecimientos, en particular, del Campeonato del Mundo absoluto.
Avanzada la década de los ochenta, se fundó la GMA (Grandmaster Association), al amparo de alguna gran firma y presidida por Bessel Kok, respaldado por Gary Kasparov, entonces campeón del mundo. Más tarde se creó, a principios de los noventa, otra organización, la PCA (Professional Chess Association), que lanzó sus propios matches de candidatos y que culminó con el match de 1993, con un título mundial en juego, entre Nigel Short y Gary Kasparov.
La organización de ajedrez más importante en el mundo, que inició su andadura con el apoyo de 14 países, aglutina actualmente a más de 200 federaciones nacionales. Se autofinancia a base de un sistema de cuotas (por federación nacional, jugador, torneo internacional homologable, concesión de títulos, cómputo de rratings, etc.), además de una continua captación de patrocinadores, hasta ahora no muy fructífera. Está integrada por una serie de comisiones permanentes (de Reglamento, de Árbitros, de Calificación, de Entrenadores, Ajedrez en la Escuela y otras) y regida por un Comité Ejecutivo. Su sistema general de actuación es, al menos formalmente, de tipo democrático. Se ha argumentado que, en el caso de las decisiones importantes, no puede valer igual el voto de un pequeño país (con, digamos, 50 jugadores federados) que el de las grandes potencias, como Rusia, EEUU o Ucrania. ¿Pero no es así como funciona el sistema democrático, no podría objetarse lo mismo al sufragio universal? Esa apariencia democrática es cuestionada, sin embargo, por muchos sectores ajedrecísticos, que culpan a la FIDE de falta de transparencia y de decisiones torpes o precipitadas. La realidad y el tiempo, como siempre, darán y quitarán razones.
*Hermanis Mattisons ganó la final principal.
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PRESIDENTES DE LA FIDE
1924-1949 Alexander Rueb (Holanda)
1949-1970 Folke Rogard (Suecia)
1970-1978 Max Euwe (Holanda)
1978-1980 Friorik Olafsson (Islandia)
1980-1995 Florencio Campomanes (Filipinas)
1995… Kirsan Ilyumzhinov (Rusia)
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Antonio Gude 11:39, noviembre 18, 2011
rechesqui. Gracias. Sí, el tema de la FIDE es complejo. Una cosa es la «justicia geográfica» (el ajedrez debe llegar a todas partes) y otra cosa, efectivamente, es que los grandes eventos se celebren en Janty Mansysk o Tirana o Teherán. Por ma´s dinero que el Sr. Ilyumzhinov consiga poner sobre la mesa (éxito), el hecho de celebrar tales eventos en esos remotos lugares es un absoluto fracaso en cuanto a la proyección mediática del ajedrez. Pero el asunto es complejo, porque queremos a la FIDE que resuelva los ‘marrones’ (los torneos que nadie quiere) y queremos la tarta (el Mundial absoluto). Y cuando digo queremos no me refiero a mí o a gente como yo, sino a los profesionales de elite (experiencias con la GMA, PCA, etc. ¿dónde están ahora esas organizaciones fantasmales?). Habría mucho que hablar del tema. Voy a rescatar un editorial de RIA de años atrás, no por nostalgia, sino porque lo considero un análisis bastante válido todavía hoy. Saludos.
rechesqui 11:23, noviembre 18, 2011
Primero darte mi enhorabuena por la entrevista,me gustó,no tanto el entrevistador pero en fin.
Queria sacar a colación lo que comentabas en antena sobre la celebración de eventos en pequeñas y extrañas localidades como Khanty-Mansiysk con todos mis respetos por Siberia.Ahora se está celebrando el interesante match por el título mundial femenino…En Tirana! ¿Cómo se puede celebrar este importante evento en la capital de Albania? Es verdad que de vez en cuando está bien dar un aire exótico pero es que llevamos unos años que no salimos de lugares algo sospechosos.¿No se podría celebrar la final femenina en alguna capital importante y darle de esa manera más repercusión? Te imaginas ésta final,por ejemplo en Nueva York,Berlín,Paris,Londres solamente con la gente curiosa que se acercase influiría más que en Tirana,el primer día habian 12 personas(decía Nadja Wittmann en Chessbase)
Antonio Gude 22:35, noviembre 17, 2011
Pepe. Gracias. Bueno, el blog es para mí una prioridad, es cierto, y le dedico mucha atención porque hay mucha gente que lo visita y no quiero desatenderlo. Saludos.
Pepe 22:25, noviembre 17, 2011
Oiga, que no lo he dicho antes pero no quiero dejar de decírselo y me olvidé, una muy buena entrevista, me resulta increíble que usted esté aquí contestándome en persona! Un saludo!
Pepe 22:02, noviembre 17, 2011
Si tienes razón, hay que distinguir y marcar bien los límites. La FIDE para mi no está bien representada, más bien fatal!
Antonio Gude 21:53, noviembre 17, 2011
Pepe. No soy sospechoso de ser proFIDE, pero creo haber sabido distinguir entre los intereses de los jugadores profesionales y los del ajedrez mundial. Otra cosa es que la FIDE esté bien representada o no. En ese sentido, creo que incluiré una entrada escrita hace años para clarificar posiciones.
Pepe 21:44, noviembre 17, 2011
Una crítica aplastantemente buena, no deja nada sin decir, está claro que la transparencia es de lo más dudosa.