La energía que se desprende de cada gesto de Kasparov es como una erupción volcánica. Aquí le vemos, en un post-mortem del famoso Torneo Corus, en compañía de su inseparable analista Yuri Dojoian.
En mi opinión la raiz de todos los conflictos de Kasparov en cuanto a la organización del campeonato mundial, partieron de su errónea creencia de que el ajedrez podía ser un espectáculo para la televisión, comparable por ejemplo, al tenis. Durante años, mantuvo esa opinión. Pero no consiguió nada, incluso después de romper con la FIDE, en 1993. Afortunadamente, llegó Internet y por así decirlo, «salvó» al ajedrez. Pero eso no se debe a Kasparov, ni fue previsto por él.
De todos modos, su influencia publicitaria, fue y sería significativa. Aunque, por supuesto, no se pueden esperar milagros de ninguna clase a estas alturas. Ojala llegué a comprender plenamente que es mediante el ajedrez, como sus opiniones, incluso respecto a la política, son más tenidas en cuenta. Por desgracia tiene mucho orgullo, y dentro de unos años forzosamente perdería demasiadas partidas para su gusto, como para arriesgarse. Ojala me equivoque, y estoy tentado de invitarle a volver. Animaría a todos a hacer lo mismo.
Sería deseable que volviese, aun con toda la carga de errores que llevase consigo. Al menos criticaría con fuerza significativa al nefasto actual sistema de Campeonato mundial. Tema, que en mi opinión, es bastante importante para la promoción del ajedrez. El actual campeón, Anand, por desgracia, aunque tiene sus opiniones, por supuesto, no tiene, o no quiere ejercer influencia alguna al respecto. Me cae bien el campeón, pero en cuanto a esta cuestión, su postura me parece lamentable. No me gustaría pensar que es porque así tendrá un aspirante de la talla de Gelfand, jugador que no debería haber llegado tan alto. Menos mal que Carlsen, al menos, demuestra coraje para criticar el actual formato.
Antonio Miguel. Creo que en «el campo de la política rusa» Kasparov tiene menos porvenir que el perro de un ciego. Los resabios de la política, sus trucos y maniobras (que son la base del comportmiento de un político profesional) se maman, al menos, desde la adolescencia. Y Kasparov, en cambio, cree que, en virtud de su enorme talento (para el ajedrez) está cualificado para moverse en ese pantano. Pero eso es cosa suya. En lo puramente ajedrecístico, aplaudí, en su día, el triunfo de Kramnik, no por haberme alegrado (hubiese preferido que ganase Kasparov), sino porque me pareció justo, y así lo escribí en mi crónica final del match. Sin embargo, sí creo que Kramnik estaba moralmente obligado a concederle la revancha. No lo hizo y este tipo de retorcimientos han envenenado al ajedrez.
En 2001 Kasparov quería que Kramnnik le concediese una revancha, y tener así la oportunidad de recuperar el título mundial. Aunque, ¿por qué Kramnnik debería hacer tal cosa?. Dos años más tarde, en 2003, también se vio frustrada la organización del match entre Kasparov y Ponomariov, que en esta ocasión si estaba en consonancia con las reglas previas. Y que yo sepa, esta fue la principal razón (aparte de sus aspiraciones políticas) que puso fin a su carrera ajedrecística.
La verdad es que se hecha de menos a una personalidad como la de Kasparov en estos momentos. Esperemos que dentro de unos años, cuando comprenda que no va a tener muchas posibilidades en el campo de la política rusa; vuelva al ajedrez. Incluso un Kasparov disminuido, daría mucha publicidad al ajedrez. Por desgracia, no parece que tenga la motivación suficiente. Tiene mucho que perder desde el punto de vista deportivo. Pero si incluso Fischer volvió, aunque fuese brevemente…
Anonymous 19:39, febrero 15, 2012
En mi opinión la raiz de todos los conflictos de Kasparov en cuanto a la organización del campeonato mundial, partieron de su errónea creencia de que el ajedrez podía ser un espectáculo para la televisión, comparable por ejemplo, al tenis. Durante años, mantuvo esa opinión. Pero no consiguió nada, incluso después de romper con la FIDE, en 1993. Afortunadamente, llegó Internet y por así decirlo, «salvó» al ajedrez. Pero eso no se debe a Kasparov, ni fue previsto por él.
De todos modos, su influencia publicitaria, fue y sería significativa. Aunque, por supuesto, no se pueden esperar milagros de ninguna clase a estas alturas. Ojala llegué a comprender plenamente que es mediante el ajedrez, como sus opiniones, incluso respecto a la política, son más tenidas en cuenta. Por desgracia tiene mucho orgullo, y dentro de unos años forzosamente perdería demasiadas partidas para su gusto, como para arriesgarse. Ojala me equivoque, y estoy tentado de invitarle a volver. Animaría a todos a hacer lo mismo.
Sería deseable que volviese, aun con toda la carga de errores que llevase consigo. Al menos criticaría con fuerza significativa al nefasto actual sistema de Campeonato mundial. Tema, que en mi opinión, es bastante importante para la promoción del ajedrez. El actual campeón, Anand, por desgracia, aunque tiene sus opiniones, por supuesto, no tiene, o no quiere ejercer influencia alguna al respecto. Me cae bien el campeón, pero en cuanto a esta cuestión, su postura me parece lamentable. No me gustaría pensar que es porque así tendrá un aspirante de la talla de Gelfand, jugador que no debería haber llegado tan alto. Menos mal que Carlsen, al menos, demuestra coraje para criticar el actual formato.
Antonio Miguel.
Antonio Gude 17:35, febrero 15, 2012
Antonio Miguel. Creo que en «el campo de la política rusa» Kasparov tiene menos porvenir que el perro de un ciego. Los resabios de la política, sus trucos y maniobras (que son la base del comportmiento de un político profesional) se maman, al menos, desde la adolescencia. Y Kasparov, en cambio, cree que, en virtud de su enorme talento (para el ajedrez) está cualificado para moverse en ese pantano. Pero eso es cosa suya. En lo puramente ajedrecístico, aplaudí, en su día, el triunfo de Kramnik, no por haberme alegrado (hubiese preferido que ganase Kasparov), sino porque me pareció justo, y así lo escribí en mi crónica final del match. Sin embargo, sí creo que Kramnik estaba moralmente obligado a concederle la revancha. No lo hizo y este tipo de retorcimientos han envenenado al ajedrez.
Anonymous 16:55, febrero 15, 2012
En 2001 Kasparov quería que Kramnnik le concediese una revancha, y tener así la oportunidad de recuperar el título mundial. Aunque, ¿por qué Kramnnik debería hacer tal cosa?. Dos años más tarde, en 2003, también se vio frustrada la organización del match entre Kasparov y Ponomariov, que en esta ocasión si estaba en consonancia con las reglas previas. Y que yo sepa, esta fue la principal razón (aparte de sus aspiraciones políticas) que puso fin a su carrera ajedrecística.
La verdad es que se hecha de menos a una personalidad como la de Kasparov en estos momentos. Esperemos que dentro de unos años, cuando comprenda que no va a tener muchas posibilidades en el campo de la política rusa; vuelva al ajedrez. Incluso un Kasparov disminuido, daría mucha publicidad al ajedrez. Por desgracia, no parece que tenga la motivación suficiente. Tiene mucho que perder desde el punto de vista deportivo. Pero si incluso Fischer volvió, aunque fuese brevemente…
Antonio Miguel.