En Histoire des Magies (Ed. Planète, p. 44) Kurt Seligmann nos «ilumina»:
«El reino del mal se ha organizado como el del bien. Los dos ejércitos se alinean en orden de combate. Como en el juego del ajedrez, cuyas piezas blancas y negras se oponen unas a otras en términos de igualdad, los ejércitos de la luz y de las tinieblas se enfrentan. Pero a la victoria no sigue la paz, porque la lucha continúa hasta el fin de los tiempos.»
Esta editorial francesa, al amparo del famoso bestseller del siglo pasado El retorno de los brujos (Louis Pauwels y Jacques Bergier), estaba especializada en los temas que yo llamaría ocultismo de consumo, o fuerzas misteriosas del más allá, que han fascinado y fascinan a tanta gente. Lo cierto es que me provoca risa, lo cual es de agradecer, porque hace tiempo que no me río.
Lo peor es el eterno tópico con que nos bombardean simbolistas y demás acólitos, con lo de «fuerzas del bien» (blanco) y del mal (negro). ¿Es que no se les ocurre otra cosa?
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