LA DIAGONAL DEL ALFIL
Esta reseña es un extracto del artículo El reino de las sombras luminosas, un ensayo sobre el ajedrez en el cine, publicado en la revista JAQUE nº 461, pp. 6-18.
Llegamos a la excelente La diagonal del alfil (La Diagonale du Fou), de la que, en su momento, se publicó reseña en esta misma revista (nº 200, 15.7.1986, pp. 423-424), con motivo de su estreno.
La traducción del título ha pasado ya a engrosar las filas anecdóticas de lo que podríamos llamar “historia de la traducción cinematográfica en España”, pero vale la pena recordar, sobre todo a efectos documentales, que la película se exhibió en nuestro país como La diagonal del loco, ignorando supinamente el contexto ajedrecístico de la palabra fou = loco, pero también = bufón, y de ahí, alfil de ajedrez.
Richard Dembo, director del film, así como autor del guión, realizó unas interesantes declaraciones a propósito de los jugadores de ajedrez (1):
–¿Ha filmado usted al jugador de ajedrez como la imagen perfecta de una obsesión psicológica?
—No. No lo creo. Describí una situación paroxística por excelencia, donde cada uno juega su vida, es decir, el título de campeón mundial. Es la finalidad de todos los ajedrecistas. El momento en que uno se juega la vida, o todo aquello en que ha basado la misma. Es un momento paroxístico, pero no específicamente una obsesión. Pienso que para llegar a ese nivel, paroxístico por excelencia, no hay otra solución que la de beber, comer y dormir con el ajedrez. No es la voluntad de una monotonía, aunque puede llegar a serlo. Me contenté con filmar unas ambiciones próximas al paroxismo, tendentes a la monotonía, lo que lleva a la abstracción del mundo y a no darse cuenta de esta ausencia.
Pienso que los jugadores de ajedrez se reconocen a sí mismos como seres pervertidos en su contacto con la realidad. Es una forma de poesía perversa, que no produce nada, que no deja huella, aparte de algunas anécdotas, y les gusta.
En esencia, el argumento refleja las ambiciones de Pavius Fromm (una especie de Fischer, lituano y disidente) por arrebatar el título mundial a Liebskind, quien aunque inspirado, según las informaciones de la propia productora, en Botvinnik, es, en realidad, una simbiosis entre éste y Petrosian (la sordera, el termo, un cierto retraimiento). Fromm va dejando cadáveres por el camino, como su amante, y también renuncia a la ayuda de su ex analista y amigo Tac Tac (encarnado por el excelente actor polaco Daniel Olbrychski).
En la película están incorporados elementos extra-ajedrecísticos (el tema de las sillas de Reykjavik, gurúes, parasicología), porque no estaban lejanos los matches Fischer-Spassky y Karpov-Korchnoi. El asesoramiento técnico lo aportó el maestro internacional francés Nicolas Giffard, cuya mano se nota, porque da consistencia y verosimilitud al mundo del tablero. La película ganó numerosos premios, como el Louis Delluc, el Gran Premio de la Academia Francesa y, sobre todo, el Oscar a la mejor película extranjera de 1984.
(1) Entrevista con Richard Dembo, por D. Teyssou y F. Urías. Dossier sobre ajedrez, coordinado por el segundo para Diario 16, 4.10.1987.
LA DIAGONALE DU FOU
1984
Director y guionista: Richard Dembo
Intérpretes: Michel Piccoli, Leslie Caron, Alexandre Arbatt, Liv Ullmann
Fotografía: Raoul Coutard.
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