El segundo Campeonato
Habían transcurrido casi tres años desde el primer Campeonato, pero es que aquél no se había concebido como tal (ya hemos dicho que se trataba de un torneo dentro de la Olimpiada deportiva) y sólo posteriormente, como en el caso del segundo, se le dio rango de Campeonato Soviético. Es decir, que el campeonato nacional no estaba aún institucionalizado.
Esta segunda edición fue un torneo con trece jugadores, número muy reducido y, además, impar, lo que siempre desluce a un campeonato por sistema liga, pues un competidor descansa en cada ronda y el número de partidas disputadas por cada participante es distinto, lo que desvirtúa la puntuación a lo largo del torneo.
Lamentablemente, tampoco de este Campeonato se conocen todas las partidas. Sólo se conservan 30 de las 78 disputadas.
Los dos principales favoritos se enfrentaron ya en la primera ronda.
Romanovsky-Loevenfish
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Bogatyrchuk-Lebedev
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En la cuarta ronda Bogatyrchuk se lanzó a por Romanovsky en plan kamikaze, en la Variante Clásica de la Ruy López, adoptando una línea antigua inferior.
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En la sexta ronda, Romanovsky estuvo muy afortunado ante Arvid Kubbel.
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Romanovsky-Vilner
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Grigoriev-Vilner
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Romanovsky-Duz Jotimirsky
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Nenarokov-A. Kubbel
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El triunfador y sus escoltas
De Piotr Romanovsky ya hemos hablado en el primer capítulo de esta historia. Había descubierto su vocación desde muy joven y su dedicación al ajedrez era absoluta. En los círculos ajedrecísticos de Petrogrado era, sin duda alguna, el maestro más respetado y sus consejos y comentarios tenían un aura carismática. Curiosamente, sin embargo, sólo en una ocasión conquistó el primer puesto en el campeonato de su ciudad: en 1925, y compartido con Ilyin Genevsky, Loevenfish e Ilya Rabinovich. Posteriormente, dedicaría la mayor parte de su tiempo a tareas pedagógicas, además de escribir libros y artículos sobre ajedrez. Pero eso sería a partir de los años treinta y de ello hablaremos en su momento.
Tuvo una actuación más que notable y, tras perder la primera partida, ganó nueve e hizo tablas en las dos restantes. De las siete partidas suyas que conocemos (la otra es sólo un fragmento) se mantuvo fiel a las aperturas del espectro 1 e4 e5, tanto con blancas como con negras. Bajo el prisma actual, las aperturas parecen algo anticuadas, pero era la moda y los jugadores seguían la teoría al uso. Lo cierto es que exhibió mucha seguridad en sí mismo, jugando un ajedrez dinámico y con apenas errores. Sus partidas con Vilner y Duz Jotimirsky pueden calificarse de excelentes.
Loevenfish (+7 =4 -1) dejó escapar su oportunidad en la octava ronda, al perder ante Nenarokov un final de D+A vs D+C que se le fue de las manos, y que aun con una estructura de peones inferior no hubiese debido perder, de no haber elegido un plan desafortunado.
Bogatyrchuk, Duz Jotimirsky y Nenarokov (los tres con el mismo resultado: +63 =3 -3) empataron en el tercer puesto, a punto y medio de Loevenfish. En general, y a juzgar por las partidas que conocemos, el ajedrez del trío fue un tanto errático e irregular, y su actuación no puede considerarse buena, porque el resto de los participantes, salvo Grigoriev y Rabinovich, se encontraban a un nivel inferior.
Los grandes derrotados fueron, en realidad, Ilya Rabinovich (+5 =1 -6) y Grigoriev (+3 =4 -5). Ambos estaban considerados aspirantes a uno de los primeros lugares y tuvieron que contentarse con el octavo y noveno puestos, respectivamente.
En los casi tres años transcurridos entre ambos campeonatos, el nivel ajedrecístico había subido y la mayoría de las partidas tienen una calidad superior a las de 1920, si exceptuamos las de Alekhine.
El vencedor recibió, como primer premio, cuarenta rublos y fue proclamado campeón de la Federación de Repúblicas Rusas, como se llamaba el país, antes de la adopción oficial del nuevo nombre.
(Partidas, posiciones y tabla de clasificación, en el artículo original, publicado en la revista JAQUE).
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