MUCHOS años atrás, crucé, desde Ostende, el Canal de la Mancha (pero no, desde luego, a nado) para jugar el abierto de Folkestone, una localidad costera del sur de Inglaterra.
Folkestone tiene una página en la historia del ajedrez, pues allí se celebró la Olimpiada de 1933. El personaje más célebre de la ciudad (aunque no había nacido en ella) era H. G. Wells* (Eich Yi, como la gente lo llamaba), el creador de El hombre invisible. ¿Quién no ha leído esta novela o visto la película de James Whale, que también llevó al cine Frankenstein?
En Folkestone pude visitar la imponente mansión de Wells, convertida en museo (aunque con escasos muebles y recuerdos), dominando el Canal desde una colina, con una escalinata de piedra que descendía desde el jardín hasta una playa de guijarros típica de la zona. Me sorprendió ver, a unos cincuenta metros de la casa, la minúscula cabaña en que trabajaba el escritor, que no tendría más de siete u ocho metros cuadrados. Pero eso sí, sin teléfono y con un amplio ventanal frente al mar: un retiro austero y apacible, al margen del mundanal ruido.
Pero no divaguemos. Este artículo pretende reseñar el excelente libro de Yochanan Afek y Emmanuel Neiman**, Les coups invisibles aux échecs (Las jugadas invisibles en ajedrez).***
La tesis del libro estriba en que existen determinadas jugadas que, por sus peculiares características, más que difíciles resultan casi invisibles. Y ese carácter de invisibilidad se desprende del hecho frecuente de que suelen pasar desapercibidas a los dos jugadores y, a veces, incluso mantenerse entre bastidores tras los minuciosos análisis que más tarde suelen realizar ambos adversarios.
«La noción de invisibilidad», dicen los autores, «nos remite a diversas nociones de orden más filosófico que ajedrecístico (…) pero según nuestra definición del ajedrez como un juego de información perfecta, la invisibilidad suscita la idea de un punto ciego, una zona que no es visible en determinada posición, a causa de particularidades corporales, estructurales y cinestésicas del ser humano.»
Uno de los ejemplos introductorios arroja luz sobre la dificultad de ciertas posiciones, que ocultan tesoros en forma de jugadas diabólicas, listas para ser descubiertas, pero que nuestros mecanismos mentales, por circunstancias psicológicas, competitivas u otros factores difícilmente encasillables nos impiden detectar. Veámosla:
A esta posición se llegó en la partida Züger-Landenbergue (Campeonato de Suiza 1991), correspondiéndoles jugar a las blancas.
La posición sin duda es complicada, con ambos reyes expuestos a serias amenazas. En términos puramente materiales, las blancas tienen pieza y dos peones de ventaja, pero es obvio que este hecho no tiene mucho peso en la situación dada, puesto que, para empezar, el caballo de f2 está perdido y las amenazas generadas por las negras son considerables.
¿Qué jugar aquí con blancas?
No, desde luego, 1 Dxg3??, porque la doble clavada de caballo y alfil permite 1 … Dh1++, como sucedió en la partida.
¿Qué hacer entonces? ¿Tienen alguna solución las blancas?
La difícil y paradójica 1 Txg7+!! resolvía el problema, pero había que hilar muy fino, de ahí que pueda considerarse una jugada invisible. Por ejemplo: 1 … Axg7 (1 … Rh8 2 Txg5+ Rh7 3 De7+) 2 Dxg7+!! Rxg7 3 Axf8+ Rxf8 4 Cxh3
Tenemos ahora una extraña posición, en la que la dama negra está encerrada, lo que significa que el caballo de g5 no puede capturar al de h3, ni realizar ninguna otra jugada, pues de hacerlo permitiría Cf3, ganando la dama.
4 … Re7
La impotencia de la dama negra significa también que el peón pasado a es un poderoso triunfo, de modo que el rey negro debe asumir la tarea de pararlo. Si 4 … Cxh3??, seguiría, como ya se ha dicho, 5 Cf3.
5 c5 Rd7 6 d4 Rc8 7 e4!
El segundo peón pasado reclama también su derecho al protagonismo.
7 … Rc7 8 e5 Rd7 9 a4
El rey no puede parar a los dos peones.
9 … Rc7 10 e6
Las negras están perdidas.
Los autores consideran que, en este caso, la doble clavada de las piezas menores es el factor de invisibilidad, lo que hace pensar a las blancas que basta con defender g2. Sin embargo, posiblemente interviniesen aquí, de forma decisiva, los apuros de reloj (Dxg3 fue, en realidad, la 36ª jugada de la partida). Menos visible parece, en todo caso, la verdadera secuencia salvadora (¡y ganadora!) para las blancas, porque supondría precisión en los cálculos y apreciar la captura en h3 vinculada al encierro de la dama negra.
(continuará)
* (1866-1946). Considerado un precursor de la ficción científica y autor de novelas populares de calidad, como ‘La máquina del tiempo’ o ‘La guerra de los mundos’, además de biografías y ensayos históricos.
**Afek es maestro internacional israelí, con cierto prestigio también en el terreno de la composición. Neiman es un entrenador francés.
***Payot, París, 2009. En castellano, bajo el sello La Casa del Ajedrez (Madrid, 2011).
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Jack Spicer Hacker X1976. 00:05, octubre 30, 2015
.!!!!Muy,: Buenas las, 2 Posiciones Great Job Master!!!!, (y).
Joe 21:27, abril 17, 2015
Moviendo blancas Cf3 cambia toda la jugada y también saca ventaja blancas