Luis Sánchez Rea (gracias, Luis), un asiduo del blog, ha llamado mi atención sobre la siguiente carta abierta del GM Rustam Kasimdzhanov, publicada en la web de ChessBase (la versión española es tal cual allí aparece):
Queridos amigos del ajedrez:
Estoy escribiendo esta carta abierta, dirigida tanto a la FIDE como a todo el mundo que juega al ajedrez, debido a cierta crisis en la que se ha encontrado nuestro noble juego últimamente. Esta crisis no sólo se define por una insatisfacción general, procedente de patrocinadores, organizadores y aficionados; también entre los profesionales ha habido un malestar creciente. Han dejado de organizarse bastantes torneos tradicionales; en los que siguen manteniéndose, un número cada vez mayor de fuertes jugadores compiten por el mismo dinero. Al mismo tiempo, por todas partes se alzan voces expresando serias preocupaciones por la falta de brillantez en algunos torneos del más alto nivel, con notables tablas cortas.
Para comprender las razones por las que nuestro deporte nunca ha llegado a las alturas que merece, me parece útil mirar a un deporte similar al nuestro: el tenis. Ambos juegos presentan la batalla de dos personalidades, mostrando toda una serie de armas técnicas en su lucha, compitiendo en velocidad y precisión, en paciencia y sabiduría. ¿Por qué, a pesar de esos evidentes parecidos, a pesar del hecho de que mucha gente en todo el mundo escapa de jugar al ajedrez correctamente, estamos a años luz detrás del tenis en todo lo que define el éxito en el deporte profesional?
Las razones son numerosas, sin duda, pero el principal problema tal y como yo lo veo, es la existencia de las tablas como resultado en el ajedrez. Las tablas cortas (y yo también he hecho algunas) hacen que nuestro juego parezca una especie de actividad académica para iniciados, más que un deporte, pero no pueden evitarse: la preparación de hoy en día y la calidad inherente al ajedrez son tales que unas tablas, y en concreto unas tablas cortas, es el resultado más probable en una partida entre jugadores fuertes bien preparados. Aun así, en un torneo bien organizado, los jugadores de primera fila que son llevados a las habitaciones del hotel tras unas tablas de diez minutos, no añaden atractivo al ajedrez.
Volviendo al tenis, el principal atractivo es, tal y como yo lo veo, el hecho de que cada lucha individual produzca un resultado: el ganador y el perdedor, al final del día. Y todos los espectadores sienten emoción por ver, digamos, a Nadal y Federer salir a la cancha, sabiendo que uno de ellos triunfará y el otro perderá. En resumen, para describirlo figuradamente: habrá sangre. Y habrá grandes campeones.
En nuestro juego, sin embargo, las cosas son distintas. También tenemos grandes campeones, pero su grandeza es a veces limitada a los conocedores de los entresijos del juego. Para tener éxito fuera de nuestro pequeño mundo, para conseguir portadas y televisión, y por medio de yo también (sic) financiación para esta parcela, necesitamos campeones que atraigan al público general, incluso al público que está lejos de los entresijos del ajedrez. Lo mismo que una racha ganadora de Novak Djokovic este año, por ejemplo. Algo que una victoria en un súper torneo de ajedrez con un 8 de 13 sencillamente no puede igualar.
Y ahora llega mi proposición. Si queremos éxito, patrocinadores, público y el resto de nuestra parte del pastel, tenemos que abolir esas tablas en los torneos clásicos. Y no por la regla de Sofía (en los torneos con la regla de Sofía se producen tantas tablas como en cualquier otro, y no por la regla de las 30 jugadas, donde los jugadors a menudo están esperando simplemente el movimiento 30). Necesitamos algo completamente diferente. Como el desempate en el tenis. Necesitamos un resultado. En todos y cada uno de los días.
Y así es cómo funciona. Jugamos ajedrez clásico, digamos que con control de tiempo de cuatro o cinco horas. ¿Tablas? No hay problema: cambio de colores, 20 minutos para cada jugador y vuelta a jugar. ¿Tablas de nuevo? 10 minutos para cada jugador, cambio de colores y vuelta a jugador. Hasta que haya un ganador ese día. Y el ganador gana la partida, recibe su punto, y el perdedor un cero.Y la partida se evalúa de acuerdo con ese resultado, sin tener en cuenta si era clásica, rápida o relámpago.
De esta forma, las expectativas de la masa nunca se verán decepcionadas. Siempre habrá un ganador. Siempre habrá sangre. Llegará una era de grandes campeones, ya que con este sistema habrá veces en las que Vishy o Magnus ganarán en Wijk aan Zee con 13 de 13, y habrá rachas ganadoras, cuando alguno de los grandes campeones enlace 50 victorias consecutivas. Entonces tendremos portadas.
Y mucho más que eso. Será bueno para nuestro deporte. No sólo en cuanto a patrocinadores, atención y premios. Será esencialmente bueno para nuestro juego. La gente luchará muy duramten con blancas para decidir la lucha en ese momento y no en una partida rápida con negras. En vez de ofrecer tablas en un final ligeramente favorable, para ahorrar energía y pillar una película, los ajedrecistas mostrarán toda su capacidad y ganarán esos finales. De hecho, eso desarrollará el ajedrez clásico.
Y tanto más. A menudo los jugadores a los que les toca jugar con blancas, cuando se siente mal por la mañana, van a la partida con la actitud «Haré tablas hoy». ¿Imaginan lo que pasará con esa actitud? El ajedrez se convertirá en un auténtico deporte. Nos levantaremos para ganar o perder ese día. Llegaremos al tablero listos para jugar al ajedrez. Y lo mismo que cuando vamos a ver jugar a Federer (vemos esa derecha que barre, ese cortado natural, ese servicio como un martillo y ese resto inmaculado) lo mismo pasará con el ajedrez. Todos y cada uno de los días veremos a jugadores como Aronian o Grischuk presionando con blancas, sorteando los problemas con negras y mostrando algunas habilidades en ajedrez relámpago ante un público cada vez mayor. Eso es algo que me gustaría ver y jugar.
Gran maestro Rustam Kasimdzhanov
Esto me recuerda a una cumbia colombiana: «el camaleón, el camaleón / cambia de colores según la ocasión / tu corazón, tu corazón / cambia de colores como el camaleón».
Conste que no pretendo burlarme de esta propuesta, que me parece razonable e interesante. La cuestión principal no atañe a los organizadores, ni promotores (aunque lo parezca), sino a los colegas de Kasimdzhanov. ¿Qué opinan ellos? Porque, según mi experiencia, suelen opinar muy poco y no manifestarse. Y también suelen ser bastante indolentes, lo que no contribuye mucho a dinamizar el aspecto competitivo.
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Antonio Gude 16:02, julio 27, 2011
Bueno, Jairo, ese empate global entre Armenia y Ucrania, no nos vamos a rasgar las vestiduras. Si les daba el título mundial, ¿quién podría resistirse? Tal vez los cosacos deberían haber sido más combativos… No sé.
Anonymous 15:41, julio 27, 2011
Saludos,Antonio:
«A Dios rogando y con el mazo dando».¿Como te parece ese «casual» empate entre los ocho tableros de Armenia y Ucrania, en la última ronda del mundial,que le dio el título a Armenia?
Jairo
Antonio Gude 10:17, julio 27, 2011
hechizodecaissa. Gracias por tu comentario. No puedo decirte. Personalmente, no me gusta lo de los 3 puntos (como en fútbol), habría que preguntar a los GMs que siempre parecen hacer mutis por el foro… También se está jugando así el actual torneo de Biel, con Carlsen, Shirov y Cia.
hechizodecaissa 10:12, julio 27, 2011
Pregunta de ignorante: ¿cómo está resultando la regla de Bilbao? (eran tres puntos al ganador ¿no?) A mí la lógica me dice que eso puede animar a los Gm a luchar por cada victoria, pero no sé cómo está funcionando en la práctica.
Saladar 11:46, julio 26, 2011
Me parece que, si el reglamento contempla posiciones de tablas (ahogado, falta de material para dar mate, repetición de jugadas), no se pueden excluir por las normas de una organización. La comparación con el tenis me parece absurda, y las referencias a que «habrá sangre» delirantes y ajenas al ajedrez.
Catulo 11:22, julio 26, 2011
El ajedrez es así. Si no le gusta puede dedicarse a otra cosa. El problema estriba, pienso yo, en condierar como deporte un juego de mesa.
El ajedrez nunca será de masas porque no todo el mundo puede entender mínimamente una partida de ajedrez. En fútbol todos saben que gana quien más goles mete y que no se puede tocar el balón con las manos. Y del ajedrez televisado mejor ni hablar en partidas de 5 horas.
Si la gente quiere ver sangre, sudor.. tiene otros «deportes». A la gran mayoría de aficionados les da completamente igual quién gana los torneos y solamente disfrutan de ciertas posiciones.
La obsesión por masificar es enfermiza y solamente lo veo comprensible en alguien que quiere ganar MÁS dinero. El ajedrez es cultura, es intelecto, es elite y eso no casa con millones de espectadores siguiendo una rápida por el campeonato del mundo.
Este señor en el fondo defiende un modelo que a él le fue bien para obtener el campeonato fide del mundo. Así de simple. Una cuestión de dinero.
Antonio Gude 18:17, julio 25, 2011
Cierto. Morozevich y Shirov son los jugadores más combativos de la elite internacional.
Crockett 16:09, julio 25, 2011
Un ejemplo de que hay tablas y tablas lo acaban de firmar Morozevich y Shirov. El genio letón es capaz de poner el tablero patas arriba, meterse de cabeza en complicaciones y sacrificios y salir airoso. En esta ocasión le ha faltado poco…
Antonio Gude 15:52, julio 25, 2011
El «amor» a las tablas no es algo que enseñe. Lékó, por supuesto, es un tablífero, como Bacrot, Kramnik y muchos otros. Cuando les aprieta la necesidad, las cosas cambian. Kramnik, por ejemplo, está apurando al máximo sus partidas en Dortmund. Hay casos increíbles. En un Cto de Bélgica (en el que, por cierto, participé), un jugador hizo 11 tablas de 11, Willy Iklicki, que llegaría a desempeñar un importante puesto en la FIDE. Dijo que prefería hacer tablas que tratar de ganar y ¡que había estudiado en profundidad 200 líneas de tablas!
Antonio Gude 15:47, julio 25, 2011
Y lo peor es que Giri y Nakamura son muy jóvenes… Pero han heredado y visto ese comportamiento… En lo que disiento de Kasimdzhanov, es en el que el ajedrez no puede compararse con ningún otro deporte, ni siquiera con los de confrontaciones individuales, porque el factor mental es muy diferente. Por eso yo no excluyo las tablas como posibilidad en ajedrez. Pero, la verdad, no sabría cómo regularlas. Estoy de acuero contigo, Jairo, en que es una cuestión de mentalización profesional: si los jugadores quieren hacer tablas, las harán de cualquier modo.
Anonymous 15:24, julio 25, 2011
Saludos,Antonio:
El mismo Rustam,en su artículo, tiene la respuesta contra las tablas insulsas:»la actitud» En tantos deportes existentes, la igualdad no es un recurso único del ajedrez.¿Hablando estéticamente,son criticables todas las tablas?¡Rotundamente,No!¿Que ajedrecista no recuerda al menos una partida inmortal de tablas? ¿Se le puede llamar clásico de fútbol a un empate?¡Claro que sí! Muchos hemos visto extraordinarias peleas de boxeo culminar empatadas. En Golf,puede presentarse incluso un triple empate.Sabemos de las «Fotos Finish» en algunos deportes,caso natación, atletismo,ciclismo. Puede decirse que si en el ajedrez no existiesen errores, todas las partidas terminarían en tablas. Lo criticable está en esa mezquina «actitud de programarse para las tablas sosas»Estas nunca dejaran de ser una afrenta tanto para lor organizadores de un torneo como para los fans del ajedrez.En Dortmund,en la primera ronda ronda,Giri y Nakamura hicieron tablas en seis movimientos de las blancas.En mi país, eso se llama: ¡sinverguenceria! ¡Es un irrespeto a la esencia del ajedrez!
¡No busquemos al ahogado rio arriba! Es la actitud del competidor la que envilece el juego!
Jairo
Crockett 13:43, julio 25, 2011
Esto sería una mala noticia para Leko, tengo entendido que es un jugador tablífero donde los haya, ¿no es así? ¿Qué otros jugadores son tan propensos a las tablas? ¿Kramnik, quizás? Quizás no sea el mejor momento para decirlo, pues lleva una buena racha de victorias, pero lo he visto entablar muchísimas veces. También a Gashimov, Grischuk, Caruana e incluso a Karjakin.
Por otra parte, ¿quiénes son los más combativos y alérgicos a las tablas? ¿Morozevich, Shirov, Ivanchuk, J.Polgar, Mamedyarov…?