ajedrez, febrero 6, 2023

LARSEN JUEGA A GANAR

LARSEN JUEGA A GANAR

 

Escribir libros es peligroso. Tenía ideas

originales, pero de pronto me daba cuenta

de que había jugado estúpidamente y de

que mi oponente también había jugado

estúpidamente, y que tal o cual partida

no debí haberla publicado. Así que perdí

el interés y comencé a jugar horriblemente.

Me había convertido en un perfeccionista

y perdí muchas partidas por esa razón.

BENT LARSEN  

 

El joven Larsen

A los 17 años, Bent Larsen dejó su pequeña ciudad natal, en la península de Jutlandia, para irse a Copenhague con el propósito de estudiar ingeniería civil. Un propósito que pronto ignoró para dedicarse en cuerpo y alma al ajedrez.

Dinamarca tenía depositadas grandes esperanzas en su representante en el Mundial Juvenil de Birmingham (1951), pero Larsen sólo pudo finalizar quinto. Peor aún fue su actuación en 1953, en Copenhague, donde, pese a jugar en casa, sólo se clasificó octavo.

Una partida de aquellos años, con la que abre su libro Todas las piezas atacan, parece representativa, ya por entonces,  de su espíritu emprendedor.

 

LARSEN – JOYNER

Campeonato Mundial Juvenil

Birmingham (9ª), 20.6.1951

Gambito de Rey Rehusado (C30)

(…)

 

En 1954, con diecinueve años, gana el Campeonato de Dinamarca, y en ese año consigue el título de maestro internacional y es seleccionado para integrar el equipo de su país en la Olimpiada de Amsterdam. Larsen se adjudica la medalla de bronce en el tercer tablero. Al año siguiente, juega con Friorik Olafsson un match a diez partidas en Reikiavik para decidir, informalmente, el mejor jugador nórdico. Y Larsen gana por 4,5-3,5 (+4 -3 =1).

 

LARSEN – OLAFSSON

Match (3ª), Reikiavik, 1955

Defensa India de Rey (E63)

(…)

 

Los verdaderos éxitos de Larsen comenzaron el mismo año que los de Tal: 1956, cuando vence en match a Fridrik Olafsson, gana los torneos de Gijón y Copenhague, comparte con Gligoric el primer puesto en Hastings  y consigue la medalla de oro en la Olimpiada de Moscú. En la capital rusa hizo tablas con Botvinnik, pero lo más importante es que sumó 14 puntos en 18 partidas (77,8%), en el primer tablero de Dinamarca (+11 -1 =6), logrando la medalla de oro individual y, al mismo tiempo, el título de gran maestro.

 

LARSEN (Dinamarca) – GLIGORIC (Yugoslavia)

Moscú (Final A, 5ª), 15.9.1956

Defensa Siciliana (B92)

(…)

 

En 1957 comparte en Hastings el primer puesto con Gligoric, por delante de Olafsson y O’Kelly. Sigue el remate de una de sus partidas más interesantes allí:

 

Alexander – Larsen

Hastings, 29.12.1956

 

 

    Es difícil decir cuando decidí ser profesional del ajedrez. Cuando me convertí en gran maestro, en una revista danesa escribieron que yo había dicho (y probablemente lo hice) que no tenía intención de convertirme en profesional del ajedrez. Ese mismo año seguía volcado en mis estudios de ingeniería, pero poco a poco fui abandonándolos. Entonces tuve que cumplir el servicio militar, que había ido postergando a base de prórrogas. Tenía 26 cuando no me quedaba más remedio que afrontarlo. Lo primero que sucedió después de eso fue que empaté en el primer puesto del Interzonal de Amsterdam. Creo  que entonces me lancé de lleno al ajedrez. Pero no fue una decisión, propiamente hablando, sino que las cosas sucedieron así. El último año en el ejército era sargento, de modo que tenía un salario normal. Era la primera vez en mi vida que contaba con ingresos regulares, porque hasta entonces había vivido como un pobre estudiante. Lo que no me gustaba era tener una doble profesión, como Botvinnik, ni tampoco la idea de ser un empleado, así que todo eso me llevó a dedicarme por completo al ajedrez.[1]

Su trayectoria, sin embargo, es irregular. Entre 1954 y 1964, sus resultados competitivos no son del todo satisfactorios para el gran maestro danés. Los atribuye a que vive en un pequeño país. No tenemos ningún otro gran maestro y no puedo, como un maestro moscovita, ir al Club Central a jugar Blitz con otros grandes maestros, de modo que no afronté todos los torneos con la misma intención. Algunos quería ganarlos, otros los consideraba torneos de entrenamiento y otros, tras un mal comienzo, decidí también considerarlos “de entrenamiento”…

     En el zonal de Wageningen (1957), por ejemplo, finaliza tercero, empatado con Gligoric, aunque vence a éste en el match de desempate por 3-1 y se clasifica para el Interzonal. Pero en Portoroz su posición final (16º) no puede ser más deprimente para él, que no aprecia progresos en su juego. “Fue el mayor fracaso de mi carrera. No me lo puedo explicar.” Ese año gana, sin embargo, el torneo de Mar del Plata, por delante de Lombardy, Eliskases y Panno.

En 1958 ganó el torneo de Mar del Plata, por delante de Lombardy, Panno, Saguineti y Eliskases. A continuación, el Interzonal de Portoroz, en el que esperaba clasificarse para el torneo de Candidatos, pero en el que sólo consiguió clasificarse 16º. Fue el mayor fracaso de mi carrera. No puedo expicármelo. (Todas las piezas atacan, Chessy, 2006, p. 34).    

 

La forja de un estilo

Beverwijk 1959, poco después del Interzonal de Portoroz, donde jugué muy mal, es un ejemplo típico. Después de ese torneo, dejó de importarme mi puesto en la clasificación. Sólo quería jugar con la mayor intensidad posible. Allí sólo jugué dos buenas partidas, que fueron las únicas que gané.

       Larsen sólo hizo 4 de 9 en Beverwijk, y en el torneo de Zurich finalizó  quinto. Pero en 1960 comparte con Petrosian el primer puesto en Beverwijk. En el Memorial Nimzovich de Copenhague fue cuarto, pero produjo esta joya estratégica:

 

LARSEN – GELLER

Copenhague (8ª), 15.8.1960

Apertura Réti (A09)

(…)

 

A los treinta años era un profesional del ajedrez, se había casado y ya no podía seguir viviendo como un pobre estudiante. Sus fuentes de ingresos procedían de los torneos, las exhibiciones de simultáneas y de sus libros y artículos sobre ajedrez.

Se toma la revancha en Beverwijk, ganando los torneos de 1960 y 1961. En este último año, su estilo comenzó a sufrir (¿a disfrutar?) una importante transformación. Su personalidad independiente hacía que valorase y analizase cada posición con ojos nuevos. Y eso fue modificando y puliendo su estilo,  buscando siempre las opciones más combativas, pero también las más inesperadas e incómodas para sus rivales de turno. En esto podría apreciarse un componente laskeriano. Pero sólo en los aspectos psicológicos de su ajedrez, porque por encima de todo a Larsen le gustaban las buenas jugadas, las jugadas fuertes. No especulaba. Sin embargo, fue dando prioridad con su experiencia competitiva, a variantes de apertura consideradas dudosas (o no las mejores) por la teoría. En este aspecto podríamos considerarlo un seguidor de Tartakower, uno de cuyos lemas era “si (una variante de apertura) es dudosa, es jugable”. Esto se debía a que Larsen tenía en gran aprecio el factor sorpresa. Naturalmente, las variantes que elegía, fuesen o no favorecidas por la moda teórica, no eran, en ningún caso, inferiores, sino variantes que, según la teoría, sólo conducían al equilibrio o a ventajas inferiores a las que podrían obtenerse en otras variantes. Pero el hecho de que él las estudiaba y analizaba a fondo le daban una ventaja que se plasmó, por ejemplo, con tremenda eficiencia, en el Interzonal de Amsterdam. Allí planteó variantes de apertura inusuales, por ejemplo en la siguiente partida.

 

LARSEN – PORTISCH

Interzonal (15ª), 8.6.1964

Defensa Francesa (C01)

(…)

 

También fue el primero en adoptar con éxito el Ataque Grand Prix (2.f4) contra la Siciliana.

Generalmente, los títulos de los libros de ajedrez autobiográficos suelen ser tópicos (Mis mejores partidas, El ascenso a la cumbre, El camino hacia el éxito, cosas por el estilo), pero algunos, además de certeros, resultan reveladores. Uno de los de Larsen se titula Yo juego para ganar y, ciertamente, ese fue un lema motor en la carrera del gran maestro danés. Lo mismo sucede en el caso de Gligoric: Yo juego contra las piezas, una declaración inequívoca de principios que nos remite al deseo de objetividad, excluyendo de su praxis todo sesgo psicológico.

1966 fue un buen año para Larsen. Para empezar, venció en Copenhague a Geller en un match a nueve partidas por 5-4 (+3 -2 =4). Luego se clasificó tercero en Santa Mónica, tras Spassky y Fischer.

Resultó importante su victoria sobre Fischer, quien a renglón seguido perdió también ante Najdorf y Spassky.

 

FISCHER – LARSEN

Santa Mónica (6ª), 25.7.1966

Apertura Ruy López (C82)

(…)

 

La combinación que realiza, en su partida con Petrosian, es muy elegante.   

 

LARSEN – PETROSIAN

Trofeo Piatigorsky

Santa Mónica, 27.7.1966

Defensa Siciliana (B39)

(…)

 

1967 y un tormentoso Interzonal

Si 1966 no fue mal año para el fenómeno danés, el siguiente fue insuperable. Tras un comienzo algo tambaleante en Montecarlo (tercero, tras Fischer y Smyslov), en el segundo semestre obtuvo unos resultados extraordinarios: primero en el Memorial Capablanca, superando en punto y medio a Taimanov, en dos a Smyslov y en tres a Polugaievsky. Ganó después el torneo de Winnipeg (superando a Keres y Spassky). Su siguiente reto fue el Interzonal de Túnez.

El Interzonal se desarrolló en un clima convulso, debido, sobre todo a las concesiones de la organización, por motivos religiosos, a Fischer y Reshevsky.

Antes de iniciarse el torneo, el argentino Óscar Panno comunicaba que no podría participar. Tampoco podía desplazarse Alberto Foguelman, siguiente clasificado. En su lugar, Julio Bolbochán viajó rápidamente a Roma para reemplazarle. Pero en Roma no consiguió el visado a tiempo para Túnez. Hay que tener en cuenta que la guerra de los siete días entre árabes e israelíes era reciente y que Bolbochán era judío (gracias, Eduardo Bauzá).

La primera sorpresa se produce en la segunda ronda, cuando el matagigantes  de los interzonales, el colombiano Miguel Cuéllar vence a Samuel Reshevsky.

Después de ocho rondas, Fischer lidera el torneo con 6,5. Pero entonces comienzan los problemas (véase capítulo 17).           En última instancia, Fischer abandona el torneo y sus partidas (al ser menos del 50%) dejan de tener efecto en la tabla de clasificación.

Larsen sufre dos derrotas en las diez primeras rondas (ante Portisch y Korchnoi), pero a continuación puntúa con gran eficacia, ganando numerosas partidas (seis entre las rondas 12 y 19) y aunque vuelve a perder en la 20ª ante el canadiense Suttles, vence destacado el torneo (+13 -3 =5), con punto y medio de ventaja sobre sus inmediatos seguidores (Korchnoi, Geller y Gligoric). Su característico juego combativo lo convirtió en el jugador que menos tablas hizo.

Korchnoi tuvo un comienzo indeciso, pero luego ganó dos series de cuatro y cinco partidas, entre las rondas 10-13 y 18-22, que le auparon, merecidamente, al segundo puesto (+10 -3 =8).

Geller (+8 -1 =12) y Gligoric (+7 =14) apostaron por la solidez, siendo el gran maestro yugoslavo el único jugador invicto del torneo.

Stein, uno de los favoritos, sufrió cuatro derrotas, que comprometieron su clasificación, obligándolo a un triangular de desempate con Hort y Reshevsky.

La dura partida que sigue resultaría importante para la clasificación final.

 

LARSEN – STEIN

Sousse (9ª), 26.10.1967

Defensa Benoni Moderna (A43)

(…)

 

El año no finalizaría, sin embargo, sin otro espléndido triunfo en Palma de Mallorca, a pesar de que, según sus propias palabras, jugué tan mal en las últimas rondas que mis rivales inmediatos casi me alcanzan. Pero lo cierto es que aventajó en medio punto a Smyslov y Botvinnik. Un año triunfal en cuyos cuatro últimos meses Larsen había jugado 66 partidas de competición.

Más o menos por entonces, Petrosian declaró: “Me encuentro entre quienes siempre han visto la forma de jugar de Larsen con cierto escepticismo. ¡Pero no puedo evitar fijarme en cómo juega! Obviamente, su estilo no es tan sólido como el de la mayoría de los grandes maestros soviéticos, pero puede ganar a cualquiera, aunque también puede perder ante cualquiera. Teniendo en cuenta su carácter y su visión creativa, tendrá difícil clasificarse para un match por el título mundial, pero su audacia y su enfoque no rutinario de las posiciones no pueden dejar indiferente a los conocedores del ajedrez.”

La lista de sus triunfos en torneos es copiosa. Por mencionar sólo primeros puestos en los últimos años de la década:

En 1967: La Habana, Winnipeg (empatado con Darga, delante de Spassky y Keres), el ya mencionado Interzonal de Sousse.

En 1968: Toronto (Open de Canadá), Abierto de Estados Unidos en Aspen, Montecaro (delante de Botvinnik y Smyslov).

En 1969: Palma de Mallorca (delante de Petrosian y Korchnoi), Busum.

En 1970: Open de Saint Johns, Open de Boston, Lugano y Vinkovci (delante de Bronstein, Hort y Gligoric). En este año es tercero del mundo, tras Fischer y Spassky.

Además, en el Interzonal de Palma, sólo es superado por Fischer.

Habría que mencionar también sus éxitos en match:

En 1968: vence a Portisch en el ciclo de Candidatos: 5,5-4,5, aunque es eliminado por Spassky.

En 1969: vence a Tal 5,5-2,5, y a Westerinen 6-2.

En 1970: vence a Kavalek 6-2.

 

LARSEN – KAVALEK

Lugano (10ª), 1970

Apertura Nimzovich/Larsen (A30)

(…)

 

Imaginativo, original y heterodoxo en el tratamiento de las aperturas, con el tiempo se especializó en la que acabaría llevando su nombre: 1.b3, Apertura Nimzovich/Larsen o Larsen/Nimzovich. Pero ya a principios de los sesenta había experimentado con algunas aperturas no muy fiables, como la Bird (1.f4) o variantes semimarginales, como 2.f4 contra la Siciliana, y algunas otras. También experimentó con las defensas Philidor, Alekhine y Escandinava, que planteaba ocasionalmente y, sobre todo, en la Variante de la Caro-Kann 1.e4 c6 2.d4 d5 3.Ìc3 dxe4 4.Ìxe4 Ìf6 5.Ìxf6+ gxf6, que hoy se conoce como Variante Bronstein/Larsen.

Bent Larsen ganó seis veces el Campeonato de Dinamarca (1954, 1955, 1956, 1959, 1963 y 1964), fue cuatro veces Candidatos (tres de ellas semifinalista) y tomó parte en seis olimpiadas, consiguiendo dos medallas de bronce individuales (Amsterdam ’54 y Siegen ’70), además de una de oro en el primer tablero (Moscú ’56).

En los años setenta fijó su residencia en Las Palmas de Gran Canaria, donde codirigió la revista Ajedrez Canario (Ajedrez 6000 luego). Fernando Visier se ocupaba de la actividad nacional y él de la actividad internacional. A partir de un momento dado, alternaba su residencia en Las Palmas con Buenos Aires, por su mujer argentina. Murió de un infarto cerebral.

[1] A Book of Chess, C.H.O’D. Alexander, Hutchinson and Co., 1973, pág. 87.

1 comentario

  1. Ramón 05:40, febrero 18, 2023

    Tienen este libro en pdf? Me lo podrían enviar? Por favor 🙏