otros temas, junio 7, 2016

LOCOS POR EL AJEDREZ (y 2)

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En la última lista de la Federación Internacional, Kasparov es el rey indiscutible, seguido a clara distancia por Karpov, quien ya tiene encima a dos monstruitos de la nueva ola: Gelfand e Ivanchuk. El quinto es Bareev, otro joven, empatado con Gurevich y el estoniano Ehlvest. Estos tres, junto con Yudasin, Salov y Beliavsky, se encuentran en un pañuelo de diez puntos, lo que supone una distancia deportiva mínima.

Este ranking ha chocado al mundo del ajedrez, ante la paradójica evidencia de que, por vez primera, los diez mejores del escalafón son soviéticos soviéticos, es decir, no sólo de nacimiento, sino que siguen residiendo en la URSS.

La sorpresa radica en la convicción general de que el éxodo en escalada que viven los grandes jugadores del Este, sumado al contacto de los ajedrecistas soviéticos con los mejores talentos occidentales, limaría las diferencias. Pero no fue así.

Las deserciones del país de Iván el Terrible habían empezado con Alla Kuschnir, que emigró a Israel hace más de veinte años. Siguieron los grandes maestros Anatoli Lein y Leonid Shamkovich. Más tarde, Igor Ivanov aprovecharía una escala técnica para quedarse en Canadá. Luego, Alburt. Luego, Liberzon y Djindjihashvili.

Todo esto era significativo, pero poco significante. Lo fue más la insistencia del excampeón mundial Boris Spassky por quedarse en Francia, pero en definitiva su mujer era francesa. Korchnoi supuso la total ruptura y el enfrentamiento: la disidencia. Se quedó en Suiza. Desde entonces, no se da abasto con el recuento. Siguen dos figuras: Gulko y Psajis, así como el jovencísimo Kamski, a quien su padre, un ex luchador tártaro, se encarga de curtir a base de coscorrones.

Con todo, los diez primeros excluyen a estos buscadores de la tierra prometida. O los excluían, pues el río sigue su curso: Yudasin se va a Boston. Jalifman, la estrella de Leningrado, se instala en Francfort. Y ahora mismo, Mijail Gurevich ha cerrado contrato para irse a vivir a Bruselas.

Los fenómenos de hoy barajan cifras millonarias y hablan de dinero con una desenvoltura tal que deja chiquitos a los agentes de Hollywood. Han pasado ya los tiempos en que Bobby Fischer, a sus catorce años, escandalizara al ex campeón norteamericano Fine, diciéndole que cobraba 500 dólares por una exhibición de simultáneas. “¿Y has dado muchas?”, preguntó Fine. “Hasta ahora, ninguna.”, fue la escueta respuesta del joven ídolo.

Los diez ajedrecistas que encarnan la flor y nata del tablero mundial representan a tres generaciones bien diferenciadas: la de Karpov y Beliavsky, que se acerca a los cuarenta años; la de Kasparov, Ehlvest, Gurevich, Yudasin e incluso Salov, que podríamos llamar generación joven, ronda la treintena, y los cachorros de la nueva ola: Ivanchuk, Gelfand y Bareev. Éstos tienen a su lado al hindú Anand y al también soviético Dreev. Detrás, sólo a dos prodigios occidentales a quienes todavía les queda mucho por aprender: el francés Joël Lautier y el británico Michael Adams.

El carrusel del ajedrez sigue su camino y mientras el campeón Kasparov hace y deshace, se prodiga en torneos y en proyectos comerciales, impulsa asociaciones políticas, habla, declara y permite que el mundo le mime, el futuro inmediato se yergue amenazador para él. La gran amenaza es un joven que mira al vacío, es presa de tormentosos ataques de nervios y se empecina en su obsesión ajedrecística: Vassili Ivanchuk.

 

LOS DIEZ PRIMEROS

 

GARI KASPAROV

Nació en Bakú (Azerbayán) el 13.4.1963, de padre judío y madre armenia. Su verdadero apellido es Weinstein. A la muerte de su padre adoptó el de la madre (Kasparian), que rusificado se convirtió en Kasparov. Gran maestro desde 1980. Campeón del mundo desde 1985. Hiperactivo. Muy hábil para las relaciones públicas y el marketing. Impulsor de la GMA (Asociación de Grandes Maestros) y partidarios de las tesis reformistas de Boris Yeltsin. La imagen de extraversión y simpatía se ha modificado un poco a ojos de sus colegas y del público, a causa de una prepotencia y desdén por los demás. Su ajedrez es directo, agresivo, con una poderosa capacidad ofensiva que recuerda a Bronstein y Alekhine. Uno de los mayores genios de la h historia del ajedrez. Elo: 2.800.

 

ANATOLI KARPOV

Nació en Zlatoust (Urales) el 23.5.1951. Gran maestro desde 1970. Campeón del mundo de 1975 a 1985. Su gran despegue tuvo lugar en el fortísimo torneo internacional de Moscú 1971, donde compartió el primer puesto con Stein. Los expertos vaticinaron entonces: “Ha nacido una gran estrella del ajedrez.” Su mejor Elo fue 2.755 (julio 1989). Su estilo de juego es supertécnico, de alta estrategia. Nadie como él en la conducción de finales y el dominio de la defensa. Comunista declarado, hace poco sorprendió a todos diciendo que era cristiano ortodoxo. Es el jugador que ha ganado más torneos (80) en la historia. Elo: 2.725.

 

BORIS GELFAND

Nacido el 24.6.1968 en Minsk (Bielorrusia). En 1988 empató en el primer puesto del Mundial Juvenil. Gran maestro desde ese mismo año. Sus primeras apariciones internacionales deslumbraron por sus brillantes concepciones tácticas en plena apertura. Kasparov lo ha señalado como uno de los jugadores más peligrosos de la actualidad. Tercero del mundo desde la última lista internacional. Elo: 2.700.

 

VASSILI IVANCHUK

Nació el 18.3.1969 en Lvov (Ucrania). Gran maestro desde 1988. En ese año fue primero en Linares, delante de Karpov, lo que constituyó su primer gran triunfo internacional. Primero ex aequo (con Gelfand) en el Interzonal de Manila. Primer tablero de la selección soviética en la Olimpiada de Novi Sad. Con Gelfand, la gran alternativa, sin duda alguna, a los dos gigantes del ajedrez actual. Mantiene una acusada rivalidad con Gelfand en los últimos años, pues ambos son de la misma edad y han tenido una trayectoria casi idéntica, desde el punto de vista deportivo. Un fanatismo ajedrecístico sin límites y un sistema nervioso vulnerable son las características más acusadas de su personalidad. Elo: 2.695.

 

EVGUENI BAREEV

Uno de los más señalados fenómenos de la nueva ola soviética. Nació en Moscú el 22.1.1966. Gran maestro desde 1989. Hasta hace poco sus resultados no eran todo lo brillantes que se le auguraban, pero sus últimas actuaciones le han encumbrado a un lugar de privilegio en la élite mundial. Integró la selección de la URSS en la última Olimpiada. Venció hace poco en el importante clásico de Hastings. Elo: 2.650.

 

MIJAIL GUREVICH

Nació en Jarkov (Ucrania) el 22.2.1959. Gran maestro desde 1986. Su progresión ha sido sorda, pero unos buenos resultados le mantienen entre los mejores. Su carrera, aunque no rutilante, se encuentra en el momento más dulce. Menos con los dos primeros, puede con cualquiera. Elo: 2.650.

 

JAAN EHLVEST

Estoniano. Nacido el 14.10.1962. Gran maestro desde 1987. Sucesor del gran Paul Keres (el campeón sin corona), se siente muy identificado con su país, de forma similar a otros deportistas bálticos, como Sabonis. Su afición a la cerveza le crea algún que otro problema de concentración y rendimiento. Venció en Reggio Emilia (Italia) en 1990, delante de Karpov e Ivanchuk. Elo: 2.650.

 

LEONID YUDASIN

Nació el 8.8.1959 en Leningrado. Gran maestro desde 1990. Un caso de brillo tardío, pues sólo alcanzó el máximo título superados los treinta años. En los últimos tiempos ha jugado de forma espléndida, llegando a clasificarse para la fase de candidatos al título mundial, aunque Ivanchuk le apease del país de los sueños, venciéndole por 4,5-0,5. Se interesa por la teosofía y el yoga. Elo: 2.645.

 

VALERI SALOV

Nació el 26.5.1964. Gran maestro desde 1986. Ganó el Mundial Cadete en 1980 y el Europeo Juvenil en 1985. Es el más ruso de estos diez superastros. El pasado año sufrió una seria enfermedad, que hizo temer por su vida. Ahora parece recuperado. Es uno de los ajedrecistas más luchadores del circuito internacional y con frecuencia disputa partidas en torno a las cien jugadas. Elo: 2.640.

 

ALEXANDER BELIAVSKY

Nació en Lvov (Ucrania) el 17.12.1953. Un ucraniano cuya carrera es envidiable para casi todos. Campeón mundial juvenil en 1973. Gran maestro en 1975. Cuatro veces campeón soviético (un récord sólo superado por el pope Botvinnik). En Linares se mantuvo en cabeza durante todo el torneo. Su ajedrez es clásico, tenaz, muy bien pertrechado teóricamente. Un jugador completo. Elo: 2.640.

 

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