otros temas, mayo 6, 2015

NOTAS SOBRE STEINER

Nacido en París, de padres vieneses, en 1929, George Steiner llegó a los Estados Unidos en 1940. Se licenció por la Universidad de Chicago, continuando estudios en Harvard, y doctorándose por la de Oxford donde rechazaron la versión inicial de su tesis.

Steiner ejerció la docencia en las universidades norteamericanas de Stanford, Nueva York y Princeton, entre otras, pero el escenario principal de su carrera académica se ha desarrollado en Inglaterra y Suiza. En la Universidad de Ginebra ocupó la cátedra de Literatura comparada.

«Precisamente porque sus raíces culturales son tan diversas y el ámbito de sus intereses tan extenso, Steiner nunca ha encajado del todo en ninguna de las categorías literarias, intelectuales o culturales al uso. (…) La característica principal de Steiner y su obra es que la inteligencia siempre va arropada por su asombrosa erudición y un magnífico instinto narrativo.»1

«Me dijeron que deseaban darme a mí la beca, pero que debido a mi discapacidad física no estaba previsto que me dedicara a ningún deporte. Me preguntaron si me interesaba algún deporte y contesté que sí, que aparte del ajedrez, el fútbol americano me fascinaba.» (Entrevista para su beca en Harvard).

«Desde Portugal hasta San Petersburgo en Europa hay abundantes cafés, lugares a los que uno puede llegar por la mañana, pedir una taza de café o una copa de vino, pasar el día entero leyendo los periódicos de todo el mundo, jugando al ajedrez o escribiendo. La bibliografía de los libros excepcionales que se han escrito en los cafés es ingente. Hay personas que siempre han trabajado de esa forma, que es la que más les agrada. No los encontrará usted en Moscú, que es una ciudad fronteriza con Asia. El límite se puede trazar con nitidez: el ámbito del café llega más o menos hasta Odesa. Yo soy un animal de café, no de pub. En el pub inglés se da un animal muy diferente, mientras que el bar norteamericano es hábitat de otro animal también muy distinto. En cualquier rincón de Europa yo me siento como en casa, porque me dirijo a un café en el mismo momento en que llego y bien juego una partida de ajedrez, reto al primero que encuentre, o bien pido que me traigan los periódicos que sostienen con esos mangos de madera, a la antigua: esa sí es la sociedad más igualitaria del mundo, ya que por el precio de una taza de café o de una copa de vino uno se puede pasar el día entero en la mesa, escribiendo o haciendo cualquier cosa.

–Aparte de la escritura y la música, ¿qué otras pasiones tiene?

–Leer, leer y leer. Soy un ser libresco, así es, pero también tengo otras pasiones. Posiblemente soy un pésimo jugador de ajedrez, pero es un juego que me apasiona. Escribí un libro sobre el enfrentamiento entre Spassky y Fisc

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