otros temas, diciembre 12, 2011

OBJETIVO: HELSINKI 1952

La URSS decide jugar la Olimpiada
En el verano de 1952 había mucho nerviosismo en los estamentos soviéticos del ajedrez.
El Kremlin les había hecho saber que estaban considerando muy seriamente participar, por primera vez, en las Olimpiadas (no sólo las de ajedrez, porque en Helsinki de ese año se celebrarían también los Juegos Olímpicos).
Así pues, muchas carreras de pasillos e intrigas no desveladas.
Despachos, miniasambleas y rumores. Movimientos orquestales en la oscuridad.
Por fin, se confirma la decisión de las altas esferas: la URSS estará en Helsinki.
Enterado Occidente de que los soviéticos habían decidido «reconocer» la existencia de los países capitalistas, los analistas políticos se preguntaban si no sería una iniciativa solapada en busca de la paz, de esa paz que sólo existía en teoría, siempre amenazada por algún posible brote de tensión.
No era así. El objetivo de los prohombres soviéticos era mucho más modesto: demostrarle al mundo que sus atletas y, sobre todo, sus ajedrecistas eran los mejores. Buscaban el prestigio y el respeto, ese respeto que ellos asociaban con algo de temor por parte de sus enemigos.
Empezaba la fase de selección y preparativos, en base a esa decisión.
Ahora bien, la decisión final del Kremlin dio lugar a un agrio debate interno en la fase de selección.
Recordemos los hechos deportivos.
En el 19º Campeonato de la URSS (Moscú, 10.11-14.12.1951), Keres había resultado brillante vencedor (con 12 puntos), seguido de Geller y Petrosian con 11,5; Smyslov con 11; Botvinnik con 10; Averbaj, Bronstein y Taimanov con 9,5.
Después del match por el Campeonato Mundial con Bronstein, este había sido el único torneo disputado por Botvinnik, quien volvió a participar en el torneo internacional de Budapest, ya en 1952. Su actuación en la capital húngara fue bastante anodina y sin inspiración, pues sólo pudo empatar en el tercer puesto con Stahlberg y Smyslov, perdiendo dos partidas (ante Geller y O’Kelly). Como ya había superado los cuarenta, muchos empezaron a preguntarse si el campeón no habría iniciado su declive.
Cuando se confirmó oficialmente la participación soviética en Helsinki, Botvinnik se mostró reticente a participar en la Olimpiada, en razón del apretado programa de juego, y se sorprendió mucho al comprobar que otros miembros del equipo no le «tiraban de la manga» para forzar su participación, sino que, por el contrario, parecían desear que no participase. Los dirigentes deportivos también se preguntaban si esa primer y especial debut de un equipo nacional soviético en competiciones oficiales era la ocasión adecuada para confiar su primer tablero a un campeón tal vez tambaleante…
Cuando los integrantes del equipo soviético fueron concentrados en Voronovo, cerca de Moscú, todos tuvieron la impresión de que Botvinnik se encontraba en baja forma. La Sección de Ajedrez los convocó a todos ellos y un delegado los entrevistó (¿o interrogó?) a cada uno por separado.
Botvinnik diría luego que le habían preguntado si podía garantizar la medalla de oro individual en el primer tablero (no dijo qué respondió) y que sospechaba que Keres había respondido afirmativamente a esa pregunta.
Al día siguiente le preguntó a Smyslov si él formaba parte de la conspiración para apartarlo del equipo, cosa que éste negó (como, por supuesto, hubieran hecho todos, porque, además, no era una conspiración).
Pero Botvinnik, tan habituado a las intrigas del ajedrez soviético, y tan seguro de su lugar, movió todos sus hilos, incluso apelando a la fibra sensible. Como Bronstein, a quien le preguntó: «¿No cree usted que yo tengo un lugar en el equipo?». Pero Bronstein no se mordió la lengua: «Sí, pero no de primer tablero.»
Botvinnik no estaba dispuesto a asumir la humillación de defender un tablero que no fuese el primero, así que fue sustituido finalmente por Geller. Paul Keres (que había ganado también torneo de Budapest) sería el líder del equipo soviético.
La décima Olimpiada se disputó del 10 al 30 de agosto de 1952.
Los 25 equipos nacionales fueron divididos en tres grupos (uno de 90 y dos de 8). Los tres primeros clasificados disputarían la Final A.
En la fase previa, el rodillo soviético (Keres, Smyslov, Bronstein, Geller, Boleslavsky y Kotov) sumó 23,5 puntos (de 28 partidas), ganando fácilmente el primer puesto clasificatorio.
La URSS, como se esperaba, se impuso igualmente en la final A, pero no muy claramente, pues cedió tres empates en otros tantos encuentros, y sólo superó en punto y medio a Argentina.
Clasificación: 1 URSS 21,0 (de 32); 2 Argentina 19,5; 3 Yugoslavia 19,0; 4 Checoslovaquia 18,0; 5 EEUU 17,0; 6 Hungría 16,0; 7 Suecia 13,0; 8 Alemania Federal 10,5; 9 Finlandia 10.
Curiosamente, la actuación de Keres resultó un auténtico fiasco, pues sólo sumó 7 puntos en 12 partidas (en contraste con el primer tablero argentino, Najdorf, que logró 12,5 de 16). Como compensación, Smyslov estuvo fantástico en el segundo tablero: 10,5 de 13.
Dos meses después, se disputaría el segundo Interzonal en Estocolmo. Allí surgió una gran estrella: Alexander Kotov se proclamó vencedor de forma inapelable, ¡con 16,5 puntos de 20 partidas!, seguido de Petrosian y Taimanov 13,5; Geller 13; Averbaj, Stahlberg, Szabo y Gligoric.
Pero esa es otra historia.
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6 comentarios

  1. Antonio Gude 09:42, diciembre 13, 2011

    Antonio Roy. Suscitas muchos y complejos temas.
    La relación moral pública/moral privada, o dependencia pública/independencia personal es algo que conocen muy bien los ajedrecistas soviéticos, que han estado quejándose durante décadas de los rígidos resortes del sistema, pero percibían un sueldo del Estado que les permitía vivir con tranquilidad (el famoso ‘estipendio’). El precio a pagar era, por supuesto, muy alto: la falta de libertad.
    Los casos de Smyslov y Tal no tienen nada que ver con el de Bronstein, ni por sí mismos, ni en su relación con el título mundial (es decir, vs Botvinnik). A Smyslov lo tenía controlado B. (no necesitaba el apoyo estatal). En cuanto a Tal, ya lo explicó muchas veces: no había sabido adaptarse a su estilo en el 60, pero un año de duro trabajo analítico y psicológico (y en esas artes, junto con su gran disciplina personal, Botvinnik era un rey), contrastado por la indolencia de Tal (convencido de que Botvinnik no se presentaría a jugar), anticiparon el resultado lógico. Del match Botvinnik vs Bronstein, en cambio, aún queda mucho por hablar. Las cosas no eran tan simples como parecen, ni Bronstein era una pobre víctima en manos del aparato estatal… Es muy largo.

  2. Rey 22:53, diciembre 12, 2011

    Llegó la navidad y la nieve al Cubo de Rubik, muy buena ambientación Gude!

  3. Antonio Roy Laguens 21:59, diciembre 12, 2011

    Tengo la impresión de que no es así. El verdadero campeón mundial era la URSS, que era quien decidía quien ostentaba ese título en su nombre. Caso Bronstein, caso Keres, Smislov y Tal como freno a la preponderancia de Botvinnik. En cualquier caso esto plantea una cuestión muy interesante desde mi punto de vista: todos deseamos, parece ser, el apoyo y subvención delo poder público del deporte, pero luego no queremos que ese mismo poder publico decida quien está arriba, quien representa. ¿Es esto posible de evitar? Pienso que no, quien paga manda ´más el poder publico que tiende siempre a acapararlo todo. En definitiva, el caso de la URSS y el ajedrez son las dos caras de una misma moneda: una cara amable e inolvidable para cualquier ajedrecista: la inmensa promoción y grandeza conseguida por el ajedrez soviético inigualable en la historia de nuestro deporte; la otra, la vergonzosa manipulación y adulteración de campeonatos del mundo y grandes torneos internacionales decidiendo el político quien era el primero y quien no.

    Una cuestión más, nadie habla de los casos Smislov y Tal. de igual manera que muchos piensan o pensamos que bronstein no fue campeón del mundo por cuestión política, ¿no podríamos decir lo mismo de Smislov y Tal, pero al revés? Con independencia del incuestionable e impresionante buen juego de ambos, que yo no cuestiono ni por casualidad, ¿no es curioso el bajo juego de Botvinnik en el 60 y su suficiencia en el 61? no lo se, es solo una cuesnto para pensar. Disculpen esta parrafada y gracias a D. Antonio Gude por este lugar donde plantear estas cuestiones.

  4. Antonio Gude 21:32, diciembre 12, 2011

    Estimado Jairo: los rusos debutaban en las Olimpiadas. Desde el 45 cuando habían derrotado a los americanos, y luego con el triunfo de Botvinnik en el 48, se habían consolidado como la mayor potencia mundial de ajedrez. Tenían una visión estatal muy acentuada y Botvinnik no estaba en forma: no querían arriesgar. Lo hubieran incluido, pero no en el primer tablero. La soberbia hizo el resto.

  5. Anonymous 20:35, diciembre 12, 2011

    En la mayoría de países se estila, que para conormar una selección, sean los ELO´s más altos los que la integren. En nuestro país, el último Campeon Nacional siempre estará incluido. Ningún jugador puede garantizar que ganará X o Y torneo. Es por ello que me parece extraño que se ponga en duda el primer tablero para el Campeón Absoluto. De todos los GM´s aqui mencionados, solo Smyslov fue Campeón Mundial y ya sabemos lo que ocurrió con Botvinnik a posteriori,hasta 1963.¡Campeon Mundial, es Campeón!, y ello siempre inspirará a los demas integrantes del equipo.
    Jairo

  6. Lucila 20:32, diciembre 12, 2011

    Adoro este blog!