literatura, abril 28, 2011

PERCEVAL CONTRA LAS PIEZAS MÁGICAS

Algunos continuadores de Chrétien de Troyes y las leyendas artúricas recogen, en sus relatos, un episodio en el que el caballero Perceval llega a un castillo (Castillo del Tablero).
La erudita Jessie L. Weston, en The Legend of Sir Perceval*, lo resumió así (la traducción es mía):

«Perceval cruza un río, en busca del Rey Pescador, pero la visión de un castillo lo distrae de su camino (…). Al entrar, se encuentra en una gran sala, en la que descubre un tablero de oro, con piezas de piedras preciosas, como rubíes y esmeraldas. Mueve una pieza y, para su sorpresa, una pieza contraria se mueve sola. Sigue jugando y siempre el otro bando le responde, hasta que el caballero recibe mate. Las piezas se reponen entonces en sus posiciones iniciales y vuelve a jugar otras dos partidas, en las que también recibe sendos mates. Frustrado por la derrota, coge las piezas y se dispone a arrojarlas por la ventana, cuando surge del agua una hermosa doncella, ataviada con lujosos ropajes, quien le pide que no haga lo que se propone. Perceval, entonces, le pide que, a cambio, le haga compañía, a lo que la muchacha accede y, como era inevitable, el caballero cae profundamente enamorado.»

En castellano este relato se encuentra, por ejemplo, en el libro La búsqueda del Grial, del especialista Joan Ramón Resina (Anthropos, 1988, p. 18).

* Nutt, Londres, 1909, pp. 107-108.

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