ajedrez, septiembre 13, 2012

¿QUÉ FUE DE ROBERT JAMES? (y 2)

BOBBY FISCHER, en 1992
(Foto Ivan Milutinovic-REUTER)
También se habló de eventuales matches con Korchnoi, con Gligoric, con Timman… Ninguno de ellos llegó a producirse.
Fischer entregaba el diez por ciento de sus ingresos a la Iglesia Mundial de Dios, una suma considerable después de Reykjavik. El líder de la secta no dejó escapar la oportunidad y le hizo a Fischer una revelación confidencial: Cristo volvería al mundo en 1975. Dicho esto, lo invitó a instalarse en Pasadena, cerca de Los Angeles. Bobby aceptó, porque la secta le garantizaba, además, privilegios para huéspedes famosos. Pero hacia 1974 la relación entre Fischer y la secta se había enfriado. Parece que sus guías religiosos le habían pedido un incremento del 10 al 20% de sus ingresos. Aunque Fischer se sintió escandalizado, siguió satisfaciendo las exigencias de la secta, entregándoles incluso la casa que había comprado en Pasadena.
En 1976, sin embargo, el matrimonio espiritual se rompió de forma definitiva. Los filones de ingenuidad que recorrían el espíritu del campeón se ponen de manifiesto en esta declaración a la prensa: «Los líderes de la secta son unos hipócritas. Acepté entregarles un diez por ciento más. Pero cuando anunciaron la segunda venida de Cristo y me decepcionaron, ¡ni siquiera se molestaron en excusarse! Después de Reykjavik les he entregado una quinta parte de mis ingresos. Esto me ha costado ya 94.000 dólares (…) Así que, naturalmente, dejé la secta…»
Tenía otros problemas. Afrontó procesos legales, a veces promovidos por él y otra vez siendo el demandado. Esto le obligaba a viajar con frecuencia a Nueva York. De pronto comenzó a vérsele desaliñado. Había dejado crecer la barba y el bigote, e incluso los teñía para pasar inadvertido. Era éste un proceso más complejo de transformación personal y social. O más que transformación, habría que decir, tal vez, de desintegración. Resulta curioso constatar que, lo mismo que en el caso de Paul Morphy, las sentencias adversas de los tribunales produjeron un efecto muy pernicioso sobre el maltrecho espíritu de Fischer.
En los ochenta comenzó a tener dificultades económicas: con los pleitos y las aportaciones religiosas su dinero se había evaporado. Declaró que vivía de los derechos de autor de su libro Mis 60 partidas memorables, y de una pequeña pensión que le pasaba la mujer de un hombre de negocios. Y sin embargo seguía rechazando todas las ofertas de publicidad y los mil proyectos que se le proponían. Dos magnates mexicanos del petróleo le ofrecieron medio millón de dólares por entrevistarse con él. En vano.
Tenía un estilo de vida estrafalario: dormía de día, se levantaba de noche y paseaba de madrugada para que nadie pudiera reconocerlo… En mayo de 1981, y durante uno de esos paseos, fue detenido por la policía como sospechoso de haber atracado un banco. Como no llevaba encima ningún documento de identidad válido, fue encerrado durante dos días en una celda. Su testimonio es brutal: «Me hicieron pasar hambre y no me dieron nada de beber. Me desnudaron por completo. En ese estado me arrojaron a una fría celda, en la que había una corriente de aire y no tenía nada con qué cubrirme. Para evitar congelarme, rompí un colchón de plástico y me metí dentro. Entonces, abrieron otro caso contra mí: ¡Daños a las propiedades de la prisión! Sencillamente no podía creer que aquí, en los civilizados Estados Unidos, los ciudadanos americanos pudiesen tratar de esa forma a otros ciudadanos americanos. Y todo esto sucedió sin que mediase un juez, sin acusación alguna contra mí. Mi único crimen era que no tenía nada que decirles a estos gángsters, ¡¡¡la policía de Pasadena!!! Es increíble, pero cierto… No podía quedarme callado. Así que escribí un librito How I was tortured in the Pasadena Jailhouse (Cómo fui torturado en la cárcel de Pasadena).»
El propio Fischer declaró acerca de su vida de entonces: «Vivo en California (a veces en Pasadena, a veces en San Francisco y, a veces, en Los Angeles) y sólo aspiro a una cosa: ¡que me dejen en paz! ¿Qué le importa a nadie lo que hago y si volveré o no al ajedrez? Para mantener a raya a visitantes que no han sido invitados y sus estúpidas preguntas, he cambiado mi nombre. Pero, aun así, ¡siguen persiguiéndome!»
(Del libro BOBBY FISCHER, por A. Gude, Ed. La Casa del Ajedrez (2011), pp. 40-42.
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3 comentarios

  1. Anonymous 16:30, diciembre 02, 2013

    Las conozco, por supuesto, incluidas las que hizo años después en Radio Bombo, Filipinas. Saludos. A. Gude.

  2. Anonymous 03:19, noviembre 29, 2013

    Sr. Antonio Gude., acabo de leer su nota sobre Fischer y me pareció muy buena. En el encabezamiento puede leerse 1 y 2 ¿ a que se refiere ? Otra cuestión: conoce las declaraciones llamadas por la prensa occidental «antinorteamericanas» que hizo Bobby antes , durante y después del 2o. match con Spassky en la ex Yugoslavia ? gracias.
    mi correo electr. es joantosama@hotmail.com.

  3. Anonymous 15:59, septiembre 17, 2012

    Estos días se cumplen los 40 años de la victoria de Fischer en el campeonato mundial de 1972, en Islandia. Hay que resaltar un hecho poco conocido. Bobby obtuvo la victoria final el 1 de Septiembre de 1972, en la 21ª partida. Y fue afortunado, pués 4 días después tuvo lugar el secuestro de los deportistas israelíes, por parte de un comando terrorista palestino. En la Olimpiada de Munich. Por lo que no vio «eclipsada» su victoria en Islandia. Ya que todos los medios de comunicación, se concentraron de inmediato en lo que ocurría en Alemania.

    En caso de que su victoria se hubiese alcanzado en la 23ª o, peor aún, 24ª partida; las cosas hubiesen sido diferentes.

    Antonio Miguel.