literatura, noviembre 11, 2010

REY, DAMA, VALET

El escritor ruso Vladimir Nabokov es sobradamente conocido, incluso para los jugadores de ajedrez, por ser él mismo un fuerte aficionado y compositor de problemas de cierta calidad. En sus obras La dádiva. Fuego pálido o Habla, memoria, entre otras, hay abundantes referencias al ajedrez, además de su primera novela, La Defensa Luzhin, en la que el ajedrez y su protagonista, un maestro del juego, son el tema central, y acerca de la cual se han escrito numerosas reseñas.
En esta novela, menos conocida, hay algunas referencias a nuestro juego:

P. 205
Lo mejor iba a ser no moverse, no pensar, seguir sentado, escuchar los lejanos cláxones de los automóviles, mirar el cielo azul. Un remoto balcón donde lucía una lámpara de tulipa anaranjada y dos seres inocentes y despreocupados jugaban al ajedrez, inclinados sobre el brillante oasis de su mesa feliz.
(…)
En el balcón remoto ya habían dejado de jugar al ajedrez hacía tiempo.

P. 225.
(En la bahía de Pomerania)
Los dos muchachos que había conocido ayer estaban sentados en un banco, jugando al ajedrez. Los dos tenían las piernas cruzadas. White tenía la mano metida en la rodilla de la pierna izquierda y la pantorrilla de la otra pierna y balanceaba ligeramente el pie derecho. Black tenía los brazos cruzados contra el pecho. Los dos levantaron la vista del tablero para saludar a Dreyer, que se paró un momento con ellos y advirtió jovialmente a White que el caballo de Black se estaba preparando para atacar al rey y a la reina de White con un jaque doble. Martha, que era muy aficionada a las apuestas, pero las encontraba poco serias, le había pedido que no hablase a nadie de su pequeña cita en Punta de la Roca, de modo que no dijo nada y siguió su camino.
–Viejo idiota –murmuró Black, cuya situación era desesperada.

REY, DAMA, VALET
Vladimir Nabokov
Anagrama, 1999
Traducción de Jesús Pardo
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