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El GM Jan Hein Donner (1924-1988) fue el mejor jugador holandés después de Max Euwe y antes de Jan Timman.
Su estilo de juego era un tanto árido y poco espectacular, pero su expresividad lo era en grado sumo.
Del amor inequívoco que Donner sentía por el ajedrez da fe esta declaración de principios: “Me gustan todas las posiciones. Denme una difícil partida posicional y la jugaré. Denme una mala posición y la defenderé. Aperturas, medios juegos, finales, posiciones complicadas y mortecinas, posiciones tablistas: todas me gustan y me enfrentaré a ellas con mis mejores esfuerzos. Pero las posiciones totalmente ganadas no las soporto».
Su lengua era temible por su mordacidad. Pero peor (o mejor, según se mire) era aún su pluma. Porque, además de jugar al ajedrez, Donner escribía sobre ajedrez y los ajedrecistas. ¡Y vaya sí sabía hacerlo! Su estilo irónico, mordaz, vitriólico incluso, no se basaba sólo en la burla o en un instinto paródico natural: era certero y agudo, ingenioso y sagaz. Revelaba una fuerte y original personalidad.
Algunos expertos y amigos suyos recopilaron en el libro De König (El Rey), aún sin traducir al castellano, sus mejores artículos, la mayoría de los cuales son una delicia para quienes disfruten del ajedrez y sus entresijos.
¡Qué carácter, Majestad!
En 1965 Lodewijk Prins tuvo la desgracia de ganar el Campeonato de Holanda. Y digo desgracia porque pocas veces habrá sido nadie tan denostado por ganar un campeonato nacional o cualquier otro torneo.
Donner se ensañó con él. Primero se lamentó públicamente de que el Campeonato se hubiese celebrado en fechas coincidentes con el Memorial Capablanca (lo que le había privado de participar, puesto que se había comprometido con los cubanos un año antes). Luego atacó a Prins irónicamente. Después, sin ironía: un ataque frontal, sin la menor ambigüedad. Toda una serie de artículos implacables que provocaron la airada reacción de muchos lectores de su columna. El 15 de diciembre, Donner contesta así, en el diario, a algunas de esas cartas:
Sr. AS: Su impresión de que envidio a Lodewijk Prins por haber ganado el Campeonato de Holanda es correcta: lo envidio.
Sr. WP: Lo ha adivinado. Estaba furioso y sigo estándolo.
Sr. T de H: También usted ha leído bien. Estoy poseído por la envidia.
Sr. MKB: Gracias. ¿Así que estoy en un pedestal? ¡Y no me había enterado hasta ahora!
Sin embargo, también fue reprendido por Euwe en carta abierta. Y eso requería una respuesta más problemática, toda vez que Euwe era uno de los escasos maestros que Donner respetaba muy sinceramente, y a quien siempre había tratado con deferencia e incluso afecto. El artículo del excampeón mundial se titulaba La reacción de Donner es incomprensible, y su principal argumento era: “Lodewijk Prins ha estado, durante años, entre los jugadores más prominentes de Holanda y lo sorprendente es que no haya conseguido antes el título de campeón».
Ante argumento tan sencillo e inobjetable, la réplica era difícil. ¿Difícil? Veamos qué respondió Donner:
«No es cierto, Grand Maître. (Prins) no tiene ni idea. Es el peor jugador del mundo. En un match a diez partidas puedo darle cuatro puntos de ventaja».
Y en el mismo artículo, remacha, dirigiéndose directamente al interesado:
«Querido Lodewijk:
Tú no tienes la culpa de haberte proclamado campeón de Holanda. Dicen que he sido injusto contigo. Has ganado el título y te felicito. Pero creo sinceramente que no sabes distinguir un alfil de un caballo, y estoy dispuesto a demostrarlo. Te desafío a un match, cuyas condiciones puedes establecer tú mismo».
¿Es necesario decir que Prins no aceptó el desafío?
Un libro único y un premio literario
Donner escribió un millar largo de artículos y textos ajedrecísticos. La recopilación y selección incluida en El Rey está formada por 381. Hay un increíble número de artículos interesantes, por no decir que todos ellos lo son: opiniones fuertes, drásticas, excesivas… ¡Donner en su elemento o en su salsa!
El enfant terrible del ajedrez holandés vivió un infierno desde el 23 de agosto de 1983, cuando sufrió una hemorragia cerebral de la que, si bien los médicos lograron salvarle, no pudo recuperar su integridad fisiológica. Tenía doble visión y se tambaleaba al caminar. Un año le costó una precaria recuperación y, poco a poco, pudo aprender a escribir a máquina con un solo dedo.
Los artículos que a partir de entonces escribió para un importante diario, acerca de los estragos de la edad y del deterioro del organismo, de la dependencia de otros fueron pequeñas obras maestras, en las que no caía en la tentación del sentimentalismo o la autocompasión. Esos escritos integraron el libro Na mijn dood geschreven (Escrito después de mi muerte), que le reportó el prestigioso premio literario Henriette Roland Holst, como mejor libro del año.
El 27 de noviembre de 1988 su hermana le recordó que era el cumpleaños de su madre. Murió la tarde de ese mismo día. Al día siguiente, en la última ronda de la Olimpiada de Salónica se guardó un minuto de silencio en su memoria.
Luis Muñoz Vera 20:37, febrero 06, 2018
El Rey Donner Le conocimos en las Ol. de Buenos Aires en 1978. Nos maravillaba su manera de analizar y su entusiasmo sin parar de ir de partidas a partidas. Nos bebimos muchas cervezas, posiblemente demasiadas. Nos hizo preguntas, de Chile de Concepción, mi ciudad y de mi calidad de periodista, le respondí a todas, pero valoró mucho que le dijera que más que periodista yo era un ajedrecista, un cinéfilo, un amante de la música clásica, amante de la novela policial y después negra. En ese tiempo había leído toda la Agatha Christie y casi todo Simenon. Fueron momentos inolvidables haber compartido con el Rey Donner. Estuve en Salónica en 1988, cuando guardamos un minuto de silencio al saber de su fallecimiento. Recuerdo haberme emocionado y creo que derramé varias lágrimas. Esa noche le rendimos un homenaje que él debía querer, bebimos como cosacos toda la noche. Salud Rey Donner, gracias maestro Gude por sus artículos. Un abrazo a todos los periodistas de ajedrez del mundo. Desde Concepción, Chile, Luis Muñoz Vera
Luis Muñoz Vera 20:26, febrero 06, 2018
El Rey Donner
Anónimo 00:07, septiembre 08, 2020
Muchas gracias por tu sentido recuerdo. No lo había visto hasta ahora. Saludos.