ROSSOLIMO, GENIO E INGENIO
Un apunte biográfico
Revista Internacional de Ajedrez nº 59, agosto 1992, p. 44.
Nicolás Rossolimo nació en Kiev (Ucrania), de padre ruso y madre griega. A los diecinueve años caminó por Europa, yendo a parar a Francia y, más tarde, como un personaje de Elia Kazan, a la tierra prometida, es decir, América.
Entre tanto vaivén y la necesidad de comer (que le llevó a trabajar como cargador de muelle en Estambul y Marsella, y luego como taxista), Rossolimo desarrolló la habilidad de tocar la concertina, se hizo un experto en judo y un consumado artista del tablero.
Al desembarcar en Nueva York pudo demostrar su maestría entre carrera y carrera de taxi, escapándole a las calles para sentarse en el Manhattan Chess Club. Ya en la madurez, decidió hacerse ajedrecista profesional y aunque siempre se había distinguido por ser un jugador brillante, de ataque, pero con un ajedrez alegre e irregular, obtuvo en esta fase de su vida sus mejores resultados deportivos. Cuando un periodista le preguntó por qué razón, a sus cincuenta años, jugaba mejor que nunca, con resultados más regulares y, sobre todo, con mejor técnica defensiva, Rossolimo contestó: «Verá usted, cuando me encuentro en apuros en una partida, aprieto los dientes, miro a mi adversario y me digo para mis adentros: ¡este tipo quiere que yo vuelva a los muelles…!»
Rossolimo desapareció el 24 de julio de 1975, dejándonos el magnífico legado de sus hermosas combinaciones.
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