ajedrez, noviembre 14, 2010

TODOS LOS HORRORES, EL ERROR (1)

Jaque nº 516, pp. 54-56

Decía el escritor Anatole France que muchos individuos tenemos una cualidad innata que él llamaba la intuición del error. Quizá esa tentación o fascinación por el error está de tal modo presente en nosotros, en nuestro subconsciente, que pugna con fuerza por manifestarse y lo malo es que eso suceda cuando estamos jugando al ajedrez.

Los errores están latentes en la inmensa mayoría de las partidas de ajedrez a cualquier nivel, ya sean éstos burdos o sutiles, ya por interpretar mal un concepto acertado, ya por un fallo lógico en la cadena de juego, ya por una omisión o desliz. Es muy conocida la maravillosa boutade de Tartakower: «Los errores están ahí, agazapados, esperando a que alguien los cometa.» El cansancio, la sobrevaloración (o el menosprecio) del oponente, la pérdida de concentración, el derrumbamiento psicológico tras una secuencia especialmente difícil de calcular…
La inmensa variedad de posibles errores, las anécdotas con ellos relacionadas dan para más de un libro y los que aquí vamos a comentar sólo son algunos ejemplos de errores tácticos burdos, que sorprenden por su dimensión o por el nombre de sus protagonistas. «Consuelo de tontos» quizá, el que un jugador famoso cometa una pifia cósmica, con lo que, de algún modo, nos da un pretexto para suspirar de alivio y ser un poco más transigentes con nosotros mismos.
El primer ejemplo se produjo en Holanda, en un match por equipos, entre dos jugadores conocidos.
Stone-Nijboer
Den Bosch 1999
Defensa India de Rey (E94)
1 d4 Cf6 2 c4 g6 3 Cc3 Ag7 4 e4 d6 5 Ae2 0-0 6 Cf3 c5 7 0-0 Ca6 8 Tb1 exd4 9 Cxd4 Te8 10 f3 c6 11 Ag5 h6 12 Ah4 Cc5 13 Dd2?
Mala casilla donde las haya, al estar desprotegido el alfil de h4. Ahora las negras ganan de inmediato, explotando un sencillo ataque doble.

13 … Cfxe4!

Las blancas se rindieron, pues si 14 fxe4 (14 Cxe4 Cxe4 15 fxe4 Dxh4), 14 … Dxh4, ganando un importante peón, y si 14 Axd8, 14 … Cxd2, y las blancas quedan con todas sus piezas atacadas. Éste es un caso evidente de jugada perezosa: una jugada rutinaria que se realiza sin pensar, al toque, y cuyas consecuencias, sin embargo, pueden resultar dramáticas.
(continuará)

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