ajedrez, noviembre 9, 2012

TORRES QUEVEDO visto por MANUEL MACHADO

SEMI-POESÍA Y POSIBILIDAD
Discurso de Manuel Machado (1874-1947), en su ingro en la Real Academia Española, en 1936.

Manuel Machado (hermano de Antonio) está considerado uno de los prinncipales representantes del modernismo poético. También fue autor teatral y escribió letras de canciones populares. En el fragmento que sigue alude a Leonardo Torres Quevedo y su autómata.

«La obligaciónn, ineludible y ritual en estas recepciones, de hacer el elogio del académico a quien venimos a suceder, excusa, sin duda, el que yo tome aquí en boca el nombre insigne de don Leonardo Torres Quevedo, gloria de la ciencia española y universal.
Pero no autorizaría nunca la pretensión de analizar la personalidad y la obra de aquel sabio en hombre tan ignorante como yo de las disciplinas a que él debe su renombre inmarcesible.
De las dos clases de sabios, empero, que yo conozco y que pudiéramos llamar –un poco a lo pintor de brocha– sabios en prosa y sabios en verso, o si lo preferís, sabios historiadores y sabios poetas, me atrevería a decir que Torres Quevedo pertenece a esta última y, para mí, superior categoría.
(…)
Maravillas científicas fueron aquellas a que deben notable adelanto la navegación aérea, la marina, la telecomunicación y el cálculo mecánico y por las cuales mereció bien del mundo entero.
Mas entre todos sus inventos hay uno, al parecer inútil, cosa de puro juego –ya llegamos a una expresión de arte–, máquina de jugar –qué cosa inquietante– llamada ‘el ajedrecista’, de la que él mismo decía, entre otras cosas: ‘Un aparato que juega al ajedrez como una persona, respondiendo con absoluta precisión a todas las jugadas, y siempre se da mate. Además, galantemente, avisa las equivocaciones del adversario, con una luz, y a las tres equivocaciones que se tengan deja de jugar con uno: lo considera muy poca cosa para alternar con él. Este aparato no tiene ninguna finalidad práctica; pero viene a sustentar mi teoría de que es posible construir un autómata cuyos actos dependan de ciertas circunstancias, más o menos numerosas, obedeciendo a reglas que se pueden imponer arbitrariamente en el momento de la construcción. Evidentemente, estas reglas deberán ser tales que basten para determinar en cualquier momento, sin incertidumbre alguna, la conducta del autómata…» La conducta del autómata… ¿No os dan cierto escalofrío estas palabras? ¿No veis en ellas, cómo ya el inventor toca al creador, el sabio al poeta y el número flota misterioso sobre los números?
En todo caso, para nuestra Academia Española –como para España y para la Humanidad– la pérdida de Torres Quevedo es enorme. No hallaremos tan fácilmente hombres que, con las palabras nuevas, nos traigan al par los hechos y las cosas nuevas a que esas palabras responden.
(…)
+.

4 comentarios

  1. Anonymous 16:59, noviembre 09, 2012

    LEONARDO TORRES QUEVEDO: Nació el 28 de diciembre de 1852, en Santa Cruz de Iguña, (Cantabria). En 1871, inicia sus estudios superiores en la Escuela Oficial del Cuerpo de Ingenieros de Caminos y los culmina en 1876. En 1889 se instala en Madrid, participando de su vida social, literaria y científica. Presenta su «Memoria sobre las máquinas algebraicas» a la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. y en 1900 «Machines a calculer» en la Academia de Ciencias de París. En 1914, los «Ensayos sobre Automática» En 1916, se inaugura su transbordador sobre el río Niágara y el rey Alfonso XIII le impone la Medalla Echegaray.. En 1920 ingresa a la Real Academia Española, en el sillón que había ocupado Pérez Galdós, y pasa a ser miembro de las sección de Mecánica de la Academia de Ciencias de París Fue un decidido partidario del idioma internacional esperanto, que apoyó, entre otros lugares, en el Comité de Cooperación Cultural de la Sociedad de Naciones. Murió en Madrid, el 18 de diciembre de 1936. Torres Quevedo construyó una serie de máquinas analógicas de cálculo, todas ellas de tipo mecánico. En 1912 se construyó en el Laboratorio de Torres Quevedo el Autómata Ajedrecista, un aparato que juega al ajedrez con rey y torre como si fuera una persona, respondiendo con absoluta precisión a las jugadas que se le hagan y siempre da mate. “Utilizando electroimanes bajo el tablero de ajedrez, jugaba automáticamente un final de rey y torre contra el rey de un oponente humano. No jugaba de manera muy precisa y no siempre llegaba al mate en el número mínimo de movimientos, a causa del algoritmo simple que evaluaba las posiciones. Pero sí lograba la victoria en todas las ocasiones. Muy distinto a “El Turco o el Ajeeb”, que eran dispositivos operados por humanos ocultos, para dar la falsa impresión de ser autómatas. El Ajedrecista era capaz de jugar al ajedrez sin intervención humana. Se están celebrando los 100 años de aparición de este robot, que es considerado como el primer videojuego de la historia.(J)

  2. Anonymous 15:23, noviembre 09, 2012

    Y además, ejecutaba dicho mate de rey y torre, contra rey; con una técnica muy deficiente. De modo que necesitaba más de 50 jugadas, con lo que una partida práctica se hubiese declarado tablas.

    Antonio Miguel.

  3. Antonio Gude 13:36, noviembre 09, 2012

    Celebro que te haya gustado. Hay ambigüedad (por no decir inncorrección) cuando el propio Torres Quevedo habla de que su autómata «juega al ajedrez». En realidad, sólo ejecuta el mate de R+T vs R.

  4. Chusmarinista 13:27, noviembre 09, 2012

    Muy interesante la entrada, de como de costumbre un casi desconocido genio a la española.
    Saludos