Contrariamente a lo que indica su título, no hay en esta obra opiniones ni vidas de ajedrecistas ilustres. Sí hay reflexiones, visiones y aforismos del autor en lo que constituye un experimento literario de considerable vuelo.
Aunque amenazo con perpetrar una reseña del libro, digo desde ya que me ha parecido muy original y brillante. Vayan por delante algunas perlas del texto:
“Defendió la teoría de que en ajedrez no existe el movimiento, sino la pareja de movimientos, y para demostrarlo escribió el primer tratado conocido de física ajedrecística. De todas formas, insistía en la idea de que solo el ajedrez sabe el secreto de cada partida, y que los jugadores, incluso el mejor de ellos, sólo manejan conjeturas.”
“Con la ansiedad del joven que quiere aprender, se inició en todos los misterios del ajedrez: penetró en los santuarios piramidales, visitó a los lejanos magos y descendió a laberínticas cavernas.”
“Fue el primero al que el mismísimo ajedrez le enseñó el orden moral de casillas, piezas y movimientos, y por eso se llamó a sí mismo ajedrecista.”
“Jugar se puede enseñar y aprender.
La nobleza consiste en jugar bien.
Jugar bien es suficiente para ganar aunque también ayuda la fortaleza.
No hay teoría que valga para jugar bien: jugar bien está en cada movimiento.
El buen jugador no sigue las reglas, sino el buen juego. Y jugará las partidas más hermosas para que no haya diferencia entre victoria y derrota.”
Por cierto, no conozco a Roger Vitral, pero sé quién es el autor del libro.
Enhorabuena por esta joya.
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