Alexei Nikolaevich Tolstoi (1883-1945), que no debe confundirse con Lev (León) Tolstoi, ni con Alexei Konstantinovich Tolstoi (1817-1875), fue un destacado escritor soviético que, tras alinearse en la guerra civil con los rusos blancos y posterior exilio europeo, decidió regresar a su país, reconciliándose con el régimen imperante.
En la URSS fue recibido con los brazos abiertos, y en 1937 fue nombrado miembro del Soviet Supremo. Después de la Segunda Guerra Mundial, participó en los juicios de Nuremberg a los dirigentes nazis acusados de crímenes contra la humanidad.
Fue adscrito al llamado realismo socialista, y en su obra hay algunas referencias al ajedrez. El fragmento que sigue corresponde a la trilogía Tinieblas y amanecer (v. II, El año 18):

Era Markov uno de los hombres a quienes la guerra mundial había intoxicado para siempre con su olor a cadaverina: por lo visto, experimentaba un placer incomparable, cuando, montado a caballo, con los prismáticos en la mano, o en las filas de los atacantes, desenvainando el sable, se entregaba al terrible juego del combate. En resumidas cuentas, hubiera podido luchar contra quien fuese y por lo que fuese. Su cerebro alojaba unas cuantas fórmulas sobre Dios, el zar y la patria. Eran para él verdades absolutas. Y no necesitaba nada más. Lo mismo que el ajedrecista que juega una partida, no veía en todo el orbe más que el movimiento de las piezas en las casillas.
Era ambicioso, altivo y duro con los subordinados. En el ejército muchos temían y guardaban rencor a aquel hombre, que consideraba a los demás simples piezas de ajedrez. Pero era valiente y sabía captar los momentos críticos del combate, en los que, para hacer la jugada decisiva, había que codearse con la muerte, adelantándose a las filas, fusta en mano, bajo el mortífero plomo del enemigo.

El año 18
Traducción española de José Vento Molina
Editorial Progreso, Moscú, 1976, pp. 81-82.
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