¿Puede contener un poema medio millón de versos?
Sí, es una pregunta absurda.
La formularé de otro modo.
¿Puede contener un poemario medio millón de versos?
Sigue siendo una pregunta absurda y la respuesta evidente.
Preguntémoslo así: ¿puede un poeta escribir, a lo largo de su vida, casi un millón de versos?
Teniendo en cuenta que la poesía es en sí el arte de destilar el lenguaje, resulta difícil de creer que tal hazaña pueda ser posible.
Sin embargo, alguien lo hizo.
Un poeta turco del siglo XV, Firdawsi at-Tahihal (no confundir con su gran homónimo, anterior, el persa autor del Shahnama, o Libro de los reyes), compuso el gigantesco poema Sulaiman nama que, al decir de los expertos, contiene 1.838 capítulos con 890.000 versos.
Por la parte que nos toca, el ajedrez está representado en ocho capítulos, que han sido copiados en manuscritos de un centenar de páginas.
En el primer capítulo se habla de la invención del ajedrez y de las leyendas con él asociadas, por las que aparece el mismísimo rey Salomón.
En el segundo, se describe la maestría del jugador al-Lajlaj.
En el tercero, se trata del match que al-Lajlaj jugó con el sabio Buzuhrmir, en presencia del rey persa Nushirwan (es una mixtificación de la leyenda de Sissa, o Sassa, con intervención de un maestro árabe real).
En el cuarto, se mencionan reglas y máximas, tal cual las pronuncia el profeta Idris.
En el quinto, se cuenta la historia del tributo que al-Lajlaj solicita al monarca Nushirwan, tras haber vencido (continuación de la leyenda del c. 3, es decir, el famoso grano de trigo que abarca el universo), junto con otras leyendas por las que desfila Alejandro Magno.
En el sexto, se mencionan esquemas de apertura.
En el séptimo, colecciones de problemas o mansubat.
En el octavo, se discute la legalidad o ilegalidad de jugar al ajedrez, pues la ley musulmana codifica todos los actos de los individuos y el ajedrez siempre ha estado bajo sospecha.
Obsérvese el criterio cabalístico del autor: ocho capítulos, como las ocho casillas de cada fila del tablero.
Al poeta no le faltaban, desde luego, temas. Incluso creo que podría escribir una columna diaria sobre el estado de la nación.
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