ajedrez, octubre 22, 2013

APROXIMACIÓN A DAVID BRONSTEIN (y 3)

(…)

Donde Bronstein se nos muestra más fiel a sí mismo es al decir:

«El ideal de todo ajedrecista es lograr una combinación original y compleja.» (12)

Según Euwe,

«Desde el punto de vista de Bronstein, jugar al ajedrez por el simple hecho de ganar un punto o medio punto se convertirá en algo totalmente anacrónico dentro de los cincuenta o cien años venideros.»
 
Bronstein, por su parte, tampoco tuvo reparos en pintar este curioso cuadro acerca del futuro del ajedrez:
 
«Los teatros de ajedrez invitarán, en calidad de huéspedes, a grandes maestros de superclase. Éstos demostrarán su superioridad por la rapidez con que consigan solucionar problemas específicos del juego. Serán considerados como una suerte de magos-intelectuales, capaces de ejecutar milagros por intuición y trabajo lógico del cerebro. A pesar de que con sus dotes podrán arrastrar el público al éxtasis, no por ello sufrirán particular tensión, porque su labor será apreciada por sí misma y no por sus resultados. El público los considerará artistas fundamentales dentro de un espectáculo y, desde luego, no como ajedrecistas que han ganado o perdido.» (13)
 
Otras sugestiones de Bronstein no carecen de interés ni de sagacidad. De sobra conocida es su preocupación por el tiempo, por la medición del tiempo, jugada a jugada (14), lo que le ha llevado a comentar para diversos periódicos y revistas especializadas docenas de partidas, con la anotación minuciosa de los tiempos de reflexión de los contendientes y un jugoso examen del desarrollo del juego en función del tiempo consumido.
La supuesta excentricidad de la sugerencia que sigue puede tornarse en algo muy digno de consideración, a poco que el lector haga cábalas sobre ella:
 
«Basta un poco de sentido común para comprender que es mucho más fácil jugar con blancas que con negras. Por ello, se debería recompensar a las negras con 0,1 puntos más que a las blancas, si la partida resultase tablas. Esta mínima modificación en la valoración de las tablas podría elevar el interés de las blancas por ganar la partida y el de las negras por hacer tablas. Lo importante es que desaparecería la divisón del punto en dos partes iguales.» (15)
 
Esta reflexión del Bronstein-pensador de ajedrez nos trae a la memoria aquella proposición de Lasker, con diversas evaluaciones para algunos casos de tablas, como ahogado, etc.
Las ideas fluyen a la mente de Bronstein a un ritmo incesante. Se diría que el gran hombrecillo nada puede hacer por contenerlas… Nada, si no es darles salida lo antes posible. Hace poco pudimos leer que a iniciativa suya había celebrado un match a cuatro partidas con Tal, uno de sus mayores cómplices y admiradores. El encuentro, con tiempo controlado, se disputó –¡y ésta es la novedad!– de acuerdo a la extravagante propuesta de B., es decir, las cuatro partidas simultáneas. Una idea más, otro ejemplo de la preocupación de nuestro hombre por la creación de nuevas fórmulas que reaviven el interés por nuestro juego. Todos estos proyectos y sugerencias constituyen otros tantos signos del entusiasmo y profunda devoción que Bronstein profesa por el ajedrez.
ZURICH 1953 es un libro magnífico. Pocos libros de ajedrez habrán sido objeto, por parte de su autor, de tanta dedicación, de tanto esfuerzo y análisis. Muchos menos aún podrán ofrecernos una expresión tan elegante y precisa, un tan proverbial derroche de inteligencia, de sensibilidad y de penetración ajedrecística (16). Que el lector, una vez más, juzgue por sí mismo.
El subtítulo con que se presenta el libro (‘El ajedrez de torneo’) creemos ilustra adecuadamente el deseo de B. de ofrecer una colección de partidas magistrales que, junto a jugadas extraordinarias y errores, mostrase las bellezas y desilusiones del torneo, la ansiedad y la combatividad, la dureza, en suma, del ajedrez de competición.
 
3
 
Hay fundadas razones para creer que Bronstein es un mortal como nosotros (¿cómo nosotros?), pero si en un nefasto día no contemplado por el calendario gregoriano Bronstein decidiese dejar este pobre y absurdo mundo, su fantasma a no dudarlo acudirá como espectador a todos los torneos y hará guiños a los ajedrecistas, y cuando se canse de jugar partidas rápidas con Tal y Stein (o su fantasma), acudirá a visitar la colección de ajedreces de su dueño carnal, los ordenará cariñosamente y desempolvará los amarillentos libros y por entre sus páginas rebuscará con cuidado las partidas de Chigorin y Morphy que le son más caras y las reproducirá en uno de sus tableros predilectos. Luego es muy posible que escuche tangos a media voz, que lea detenidamente a Gogol y que festeje la medianoche con un Martini sazonado por unas gotas de buen vodka.
Este Señor del Tablero, David nacido para ser Goliath, Don Quijote visionario y brujo, bibliotecario de Babilonia y funámbulo, atroz alquimista y Gulliver incansable, se ha echado sobre los hombros una maldición única y terrible: la de eternamente perseguir la belleza y salirle al encuentro en un tablero damasquinado.
Muchas y fundadas razones para creer que Bronstein es mortal, pero su ajedrez, el ajedrez de Bronstein, es inmortal.
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1 comentario

  1. Anonymous 16:19, octubre 24, 2013

    En la RIA nº 66 (Marzo 1993) relata usted unas conversaciones con Bronstein y le pregunta por el libro de Zúrich 1953. La contestación de él es la siguiente: «La mayoría de las palabras bonitas, las expresiones rebuscadas del libro son obra, en su mayor parte de VAINSHTEIN, que escribe muy bien. por supuesto los análisis y los conceptos técnicos son míos, así como los juicios sobre mis rivales, pero puede decirse que gran parte del texto es de él. Por otra parte es un libro al que no le tengo especial cariño, porque me evoca un torneo muy especial en sentido negativo. Pasaron allí cosas que quisiera olvidar…..»

    ¿Qué cosas?

    «Lo comentaremos en otra ocasión. No quiero precisarlo en este momento.»

    En la RIA nº 39 se reproduce un partida de Bronstein publicada inicialmente en 1960 en la revista «El Ajedrez Español». Dicha partida fue mostrada por Bronstein en una conferencia en Buenos Aires con la particularidad de que fue soñada por él. Bronstein (con blancas ) recibe mate de Bronstein (con negras) en 19 jugadas. No la busquen en Chessbase.

    zappero