ajedrez, octubre 24, 2012

ARMSTRONG, EL TOUR Y LA HISTORIA

Algunos profesores universitarios solían pedir a sus alumnos, como ejercicio de destreza literaria, que escribiesen textos mixtificadores sobre acontecimientos históricos, al modo, por ejemplo, de la obra teatral de Jean Anouilh La guerra de Troya no tendrá lugar.
Con eso no pretendían, desde luego, modificar la historia, sino sólo poner a prueba la habilidad expresiva, conocimientos y agudeza de sus estudiantes.
Ahora, la organización del Tour de Francia propone borrar de sus registros el nombre del vencedor de siete ediciones consecutivas, Lance Armstrong, considerado, hasta hace poco uno de los más grandes campeones del ciclismo, acusado y prácticamente reo de dopaje.
No entro en la cuestión de si el ciclista americano es o no culpable (seguramente lo es), pero lo cierto es que, con trampas o sin ellas, ganó aquellos siete tours y fue admirado por el mundo entero, admiración redoblada cuando fuimos informados de que aquel gran deportista había vencido al cáncer.
La cuestión que me ocupa es el punto en blanco, las páginas en blanco de la historia. El Tour quiere hacer borrón y cuenta nueva: aquello NO sucedió. Como tampoco se hundió el Titanic, no hubo Segunda Guerra Mundial, ni Hiroshima, ni Vietnam, ni hoy hay una crisis económica mundial de dimensiones catastróficas. La idea, ésta sí, es nada menos que ignorar, mutilar la historia, como cuando en la ex URSS se hacía desaparecer de los registros de torneos (tablas de clasificación, partidas y demás) los nombres de los renegados y disidentes (Bogoljubov, Korchnoi y Cía.). No se trata siquiera de encerrar a la historia, a los hechos incómodos en un Gulag, ni tampoco de modificarla, sino, pura y simplemente, de negar los hechos. Algo muy curioso, porque siempre nos han enseñado que no hay nada más estúpido que negar la evidencia.  
Esta aspiración de tachar la historia de un plumazo es la más ambiciosa de todos los tiempos y, si prospera, ya no sabremos si hemos vivido lo que vivimos o nos lo hemos inventado. Menos mal que (con permiso de eventuales alzheimer) nos queda todavía la memoria, por más que, como decía Borges, «esté hecha un poco de olvido».
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7 comentarios

  1. Antonio Gude 11:36, octubre 27, 2012

    Hola, Guillermo, me alegro de saludarte.
    Aportas una visión interesante en el caso Armstrong.
    No, el Cubo siempre ha sido así, con un predominio notorio del ajedrez, pero con mucho espacio para cine, arte y literatura.

  2. Guillermo Barranco 10:39, octubre 27, 2012

    Antonio, gracias por el placer de leerte. ¿Es un error mío de apreciación o noto una deriva hacia campos más amplios, fuera o tangentes al ajedrez? En todo caso este es El Cubo de Rubik, ¿no?, y puede moverse todo lo que te de la gana.

    Siento gran simpatía por lo que dices. En Granada hay un pequeño monumento, alusivo a José Antonio Primo de Rivera. De vez en cuando surgen fuertes protestas y peticiones de destrucción. El monumento está ahí, durante toda la época constitucional, sobrevolando gobiernos de todo tipo. Forma parte de la memoria de la gente, como tantos otros sitios y monumentos (hay uno dedicado al Diablo), que son hitos de creencias, dominios, falsedades y guerras. Estoy seguro que casi nadie sabe que ese pequeño y bello monumento alude a un líder del fascismo español.

    Parece lógico que desapareciera la hinchazón y parafernalia de un régimen dictatorial. Por ejemplo, desapareció el nombre de una calle, cercana al monumento que comento, que estaba dedicada al asesino de García Lorca.

    Pero tengo la sensación de que hay algo perverso, canalla y hasta peligroso, cuando se intenta borrar todos los vestigios de una época, incluso los que tienen un cierto valor. Deben seguir ahí, formando un estrato histórico de la memoria.

    Fíjate como están las cosas que un partido gobernante en Andalucía ha propuesto negar ayudas y subvenciones a los ayuntamientos que mantengan algún vestigio del régimen franquista. Una burrada.

    ¿Armstrong, el mayor farsante del ciclismo? Lo dudo mucho. Más bien un hombre esforzado, luchando como un jabato para sobrevivir, tocando el barro a veces, heroico y humano. Ni siquiera ha sido probado que merezca ser desposeído de los siete Tours. Seguiría siendo justo vencedor en aquellas pruebas en las que no hubiera cometido delito. ¿No es eso lo que pedimos para nosotros?

  3. Anonymous 10:18, octubre 27, 2012

    Es casi seguro de que Armstrong tuvo un comportamiento deplorable. Muy diferente del de Miguel Indurain, que era un caballero con sus adversarios. Pero creer que el norteamericano ganó esos Tours de Francia porque se dopaba; es equivocado. Ganó a causa de su impresionante físico. Recuerdo bien, que al comparar su anatomía muscular, con las de otros ciclistas, al ver la TV. Estos últimos casí parecían unos alfeñiques.

    Antonio Miguel.

  4. Anonymous 19:56, octubre 26, 2012

    El mayor farsante del ciclismo. Una vergüenza para el deporte!
    Jairo.

  5. Anonymous 11:52, octubre 25, 2012

    Yo había pensado en imitar el ejemplo de Benítez Fontanet y marchar a Roma a pedírles explicaciones a los italianos de tanto saqueo, expolio, violación, exterminio y demás calamidades que suelen acompañar a las conquistas así como exigirles reparaciones y satisfacciones por el daño infligido. Lo malo, con razón, es que se partirían de la risa por un rencor tan inútil como infantil. Una pista añadida: Argentina no pertenece a España desde hace unos 200 años de modo que ¿A qué viene pedirle cuentas? Asuman su responsabilidad con madurez y,si en todo caso, cundiera la crítica destructiva, culpen al rapaz yanki responsable de promover golpes de estado y arruinar economías. En relación a Armstrong, como a tantos otros presuntos y tramposos, me parece de estulticia supina engañarse a sí mismo y a los demás con siete entorchados de ficción y mentira. Un castigo que espero tenga efecto disuasorio para cuantos se aventuran a adentrarse en las sendas del fraude. Saludos. Armando.

  6. sebastian gudiño 15:26, octubre 24, 2012

    muy triste la verdad, en Argentina nos esta sucediendo un poco lo mismo. ya veremos en que termina todo esto.

    • La Ali Benitez Fontanet 11:01, octubre 25, 2012

      No coincido en cuanto a Argentina se refiere. Creo que hubo épocas reales, donde sí los hechos sociales estaban bien guardados bajo las mesas de tortura. Puede ser q el presente, no sea guau que alegría, pero todo salta a la vista. Eso sí, no es fácil distinguir la paja del trigo, como siempre, no?.
      A mí este ejemplo, me sirve para incorporar a mis técnicas literarias para enseñar sociología en la Universidad y es tan buena la técnica, que me quedé pensando pero ¿cómo no sé me había ocurrido antes? Pasado ese momento, empecé a pensar en acto: Cuántos «si no hubiera ocurrido» se fueron acumulando en mis recuerdos históricos : empezando por Colón y las carabelas y me sentí bastante feliz con este ejercicio. Tal vez, porque lo más interesante q tiene es que nos permite corrernos del peso espantoso, que tienen los hechos del ayer en nuestro presente revuelto.