AZORÍN POR ÉL MISMO

Décadas atrás, unos jóvenes cineastas propusieron al escritor José Martínez Ruiz, más conocido como Azorín (1873-1967) un proyecto: un documental acerca de su vida y obra. Si Azorín estaba de acuerdo, debía redactar él mismo el texto del guión y ellos se encargarían de las imágenes.
El escritor accedió y, unas semanas después, los jóvenes fueron a recoger el texto prometido y, de paso, hacer una amable visita a Azorín que, por entonces, se encontraba seriamente enfermo y en cama. Tras una breve charla (parece que con Azorín todo era breve, como sus frases, concisas y descriptivas, modélicas para los profesores de gramática de nuestra adolescencia), el autor entregó unos cuantos folios a sus compañeros, que se despidieron. Cuando éstos ya se iban, Azorín les pidió el texto: se había olvidado de algo que quería añadir. Escribió entonces, como colofón, esta frase: «El ave de La Mancha es la picaza.» Sujeto, verbo y predicado. El pulcro Azorín.
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