ajedrez, noviembre 12, 2012

CONVERSACIÓN con EDUARDO SCALA (y 2)

EL PODEROSO INFLUJO DE MERCURIO (y 2)
G: Sobre la cuestión de la figura perfecta, que podría ser el círculo, existe una aplicación prágmática por parte del cura gallego de aldea, que en las romerías, y ante la aglomeración de gente que desfila aportando limosnas al santo, angustiado por la lentitud con que avanza la fila humana, se apresura a actuar de guardia de tráfico, diciendo: «¡Pasen y circulen, que el círculo es la figura más perfecta creada por Nuestro Señor!». El argumento justo para persuadir a los fieles. Recordemos, por cierto, que las monedas también son circulares.
S: La sabiduría popular es divina: el Rey y el Peón participan de lo mismo. El sacerdote, como médium, puente o pontífice que ayuda a transitar a los fieles, imprime ritmo y les impulsa a circular, ése es su oficio. El A-Z es un medio o puente, y el gran maestro, el puente del puente. Es grotesco cuando el ajedrecista intenta apropiarse del puente, construyendo su casa en él. Penoso, también, cuando ves a muchos jugadores de talento viviendo debajo del puente.
G: Es absurdo. Es absurdo, pero a la vez perfectamente lógico, tal y cómo está conformado el mundo actual. Por ejemplo, la Universidad de Salamanca organiza una celebración en homenaje a Lucena, por el V centenario de su libro. Un acto, por supuesto, encomiable y digno de todas las atenciones sociales. Pero ¿a quién invita? Antes que a nadie, a Kasparov, un señor que no tiene el menor interés por Lucena, que seguramente ni siquiera sabe quién es y cuya única curiosidad «cultural» es saber cuándo le darán el cheque. Una curiosa incongruencia: ser el máximo exponente del ajedrez en el mundo y, al mismo tiempo, no tener el más mínimo interés cultural por nuestro juego.
S: Si recuerdas, yo le pregunté a Kasparov en ese acto por el negocio del A-Z/McDonald, nada que ver con el trigo de Sissa. Hemos de recuperar la real naturaleza del A-Z, degradada por los propios ajedrecistas. Hemos de recuperar el placer, el goce estético del A-Z. El loco del A-Z se produce precisamente por esa avidez de ganar a cualquier precio. Cualquier procedimiento vale. El resultado es lo único que importa. Memorizar inúmeras variantes del Informator, no con el ánimo de conocer la ciencia de las aperturas, sino con el afán de cazar y triturar al enemigo. Esta es la estrategia importante.
G: Pero el Informator no está nada mal. Lo malo es que los jugadores no vivan ni sueñen con otra cosa que eso y las novedades teóricas. Tratar de engullir tan atroz empanada de aperturas y variantes, sin discernimiento alguno, sólo porque las juega fulanito o menganito, no revela sino una gran ceguera. Pero el Informator es un magnífico invento. Que unos señores hayan conseguido abolir las barreras idiomáticas y hacernos la información accesible a todos es para quitarse el sombrero. Ahora bien, entre el señor que no quiere leer nada de ajedrez y el que quiere leerlo todo, incluido el Informator, como si fuera una novela rosa… El ajedrez tiene que ser algo más que una simple memorización indiscriminada, porque de otro modo no se explica que un juego preserve su identidad tantos siglos y se mantenga tan fuerte, a pesar de actitudes tan aberrantes.
S: Ya Réti señaló todo esto. El A-Z lleva más de un milenio tomando el pulso a la historia. Vuelve recurrentemente el tema del mercurio; en este caso, el del termómetro. Hoy, en los inicios de la era informática, tenemos programas de A-Z increíbles y podemos jugar, a través de Internet, partidas de café con un aficionado esquimal y otro africano simultáneamente o, si nos lo podemos permitir, con un gran maestro de carne y hueso. En este momento, el A-Z es el esperanto del mundo, la lengua más universal. ¿Qué clase de sadomasoquismo es ése de machacar o ser machacado por un ciudadano de cualquier parte del planeta? El A-Z es modelo en el campo del conocimiento y de la inteligencia artificial. Por ejemplo, la investigación realizada por el programa Deep Blue no es para quedarse en la satisfacción de haber vencido al jugador más fuerte del mundo, sino para acceder a otras zonas de la ciencia. Ya sabes que los momentos culminantes del ajedrez coinciden con la supremacía histórica de determinados países. Tal sucede ahora con Estados Unidos.
G: Sin embargo, me resulta difícil aceptar que la cumbre de la civilización actual la represente Estados Unidos. Está teniendo lugar un fenómeno de ósmosis similar al de la Inglaterra de finales del siglo XIX, con la emigración hacia ella de grandes jugadores. Sucede que los rusos se van a Norteamérica en manada. ¿Quiere eso decir que Estados Unidos representa actualmente la cumbre del ajedrez? No, porque es el ajedrez el que va allí, no los norteamericanos quienes lo están creando.
S: Siempre ha sido así con ese país inexistente llamado Estados Unidos, regido por Géminis que, mercurialmente, lo convierte en un gran puzzle de razas y en el imperio de la confusión-fusión. La concentración de cerebros, desde la economía, ciencia, arte, hasta la mística, es incuestionable.
G: La capacidad que tiene el ajedrez de extenderse, de expandirse, queda muy bien reflejada en una expresión tuya que es un auténtico hallazgo: «El grano de trigo que abarca el mundo.»
S: Es una imagen tradicional de la mística o, si lo prefieres, de la astrofísica: la gota es un océano, la semilla, un mundo. Hablamos de lo micro-macro.
G: Al principio de tu libro leemos: «El A-Z no tiene comienzo. Como todas las cosas esenciales, existió siempre.»
S: Los historiadores están enzarzados sobre el misterioso origen del A-Z.Es interesante conocer la primera manifestación del juego, pero, como hemos visto, nadie se pone de acuerdo y, según su nacionalidad, intenta encaminarla a su pueblo o alrededores, antiguas colonias incluidas. A mí me interesa mucho más conocer la idea del A-Z, el latido del 8 que llevamos en el corazón-razón: sístole-diástole, el espermatozóvulo del Juego.
G: Borges decía: «Un hombre no ha muerto del todo hasta que no muere el último hombre que lo conoció.» Entonces, el ajedrez no morirá hasta que no muera el último jugador.
S: El A-Z no puede morir, porque, como indicó Fischer, es la vida. Pero multitud de ajedrecistas, a lo largo de la historia, han intentado asesinarlo. Mientras tanto, la mayoría de personas reconocen la importancia del juego, pues, como decíamos, está en nuestras venas. ¿Quién, de niño, no ha tenido un A-Z? Por estas personas, la inmensa mayoría, y por los ajedrecistas aún recuperables, escribimos La semilla de Sissa.
G: Uno de sus fragmentos dice: «Al iniciarse la partida nos dan una escala de valores que se va transformando a cada movimiento. Es aquí donde reside el mercurial arte, en la exacta valoración (valor o valía del maestro, no confundir con valentía) de cada posición, siempre nueva y única.» ¿Qué más puedes decirnos del arte mercurial?
S: Thot (Egipto), Hermes (Grecia) y Mercurio (Roma) manifiestan la misma energía, la inteligencia universal. El A-Z es un arte interpretativo, hermenéutico, donde todo está religado-ligado con todo. Todo es pura relación. Creo que el fragmento que has elegido es muy explícito. Resulta grotesco leer algunas interpretaciones de presuntos ajedrólogos sumidos en lo profano, en lo exotérico, en la cáscara de la cosa. ¿Cómo se puede ser hermeneuta sin Hermes?
G: ¿Crees que existen dimensiones de entendimiento más allá del individuo?
S: He encontrado una palabra preciosa: individuo-dúo. Somos un binario, 0-1, el hombre-hembra. El A-Z expone el principio de complejidad, que se convierte en algo muy simple en las manos de un niño lama o prodigio. Por ejemplo, José Raúl Capablanca. El A-Z es un médium, y su intérprete, otro. Conectar con el espíritu de la posición en cada movimiento es el desafío. Exige el desapego del ego, la ascesis de la que antes hablábamos. Consciencia en estado puro, mente de diamante. Y todo esto, ¿qué función tiene, para qué tanto esfuerzo? Sencillamente, para leer correctamente la realidad, salir del infierno de la ilusión y liberarse del sufrimiento.
G: ¿Podemos considerar la partida como una obra de arte en perpetuo movimiento? Pienso en los situacionistas, quienes propugnaban la idea, a mi modo de ver genial, de que la obra de arte era susceptible de un perfeccionamiento perpetuo, es decir, que el artista tenía el derecho de volver continuamente sobre su obra para remodelarla una y otra vez. Pero, claro, en el caso del ajedrez, una vez se acaba la partida… Sin embargo, nosotros presenciamos las partidas, las analizamos, y en cierto modo las mantenemos perpetuamente vivas.
S: Las partidas perfectas han «salido del tiempo», están y estarán siempre vigentes. Cuando se producen esas obras perfectas, ambos intérpretes quedan satisfechos y son una fuente permanente de enseñanzas a muchos niveles. El A-Z es, además, arte cinético, cada partida magistral es una maravillosa película. Hace años publiqué una serie de partidas desplegables, clásicas, memorables.
G: Has dicho que quedan satisfechos ambos intérpretes. Algo que a mí siempre me ha parecido ridículo es que un jugador se ofenda al ver que se publica una partida brillante que «le» han ganado. En realidad, creo que es un raro privilegio perder partidas brillantes. Imagínate, por ejemplo, ser el perdedor en partidas como las inmortales, pasar a la inmortalidad aunque sea como perdedor, haber sido coprotagonista de una obra de arte eterna…
S: La raíz de la palabra partida es par, es decir, jugada por dos. Es, entre otras cosas hermosas, un diálogo silencioso. Dos compañeros compartiendo una travesía en busca de la verdad. Nada que ver con el boxeo de Short. Si el ajedrecista toma conciencia de este gozoso hecho, jugará mucho mejor. Las malas artes no tienen posibilidad alguna en este antiguo arte. El aspirante a maestro debe exigirse mucho, alcanzar el conocimiento ajedrecístico, conquistar su oficio y expresión propia.
G También habría que detenerse en el papel de la imperfección. Pongamos cualquier partida, por ejemplo, una de Tal, que en el momento más vibrante comete una incorrección, una jugada dudosa. Pero a veces esa jugada dudosa abre un mar de maravillosas posibilidades, que de otro modo no se habrían manifestado. ¿No hay algo mágico ahí, en esa historia de la jugada imperfecta que da paso a la maravilla?
S: Absolutamente. Hablas del chamán Tal. Tenía 8 dedos en las dos manos: pura magia. Amigo, suscitas temas muy complejos, como, por ejemplo, la teoría de las catástrofes, el destino, o los territorios de la fe y la gracia. Tal organizaba múltiples desorganizaciones. Botvinnik, en el primer encuentro, casi se vuelve loco frente a sus peones imperfectos, inexplicablemente doblados.
G: Una jungla de posibilidaes maravillosas surge de la jugada incorrecta. Parece que hubiera algo mágico, una influencia que indujera al jugador a mover así y no asá, gracias a lo cual se crea una fantástica partida.
S: Recombinaciones, combinaciones, voluntad, destino, quién sabe. He compuesto un libro con una partida maravillosa de Capablanca, que juega ausentado-sentado, hasta que regresa al juego, conecta con la energía superior y reconduce sus piezas hasta el milagro. En esa partida confluyen la desidia, la voluntad y la percepción de forma ejemplar. ¿Dónde habita el duende, carisma o como queramos llamarlo?
G: También existe esa otra experiencia que sufre el jugador cuando está siendo atacado. Pienso en el caso extremo de Bardeleben con Steinitz, quien aun siendo un profesional experimentado al máximo nivel, no puede soportar toda la belleza que se le viene encima a costa suya y abandona la sala. ¿Por qué el ajedrez tiene una capacidad de agresión y de sufrimiento tan enorme?
S: Creo que el A-Z no agrede, más bien se trata de un magnífico cuadrado protector. Es evidente que, en una partida magistral, cada lance está cargado de tensión. El equilibrista no debe tener vértigo a los paisajes abisales. Hablamos de arte mayor. Los grandes maestros tienen la firme voluntad de dejarse guiar por el espíritu de la posición y no por sus propios temores o deseos. Con qué elegancia salen airosos de posiciones imposibles algunos elegidos. Aquí, lo siento, nada tiene que hacer la «furia española».
G: La belleza del juego es el ámbito en que mejor se expresan el ritmo y la armonía, según nos enseñó el maestro Huizinga.
S: El homo ludens no es el homo bellicus.
G: Me ha sorprendido la dedicatoria de tu libro…
S: La semilla de Sissa nombra la naturaleza del grano de trigo de la India. Se lo he dedicado a Anand o Ananda, que quiere decir «el feliz», por pura coherencia. El maestro hindú juega con noble visión. Puede comparársele a un intérprete de tabla, puro ritmo. Es un brahmán; aunque vestido de deportista, su juego es tántrico, maneja la energía con la experiencia del conocimiento, juega relajado en la máxima tensión. Confirma todo lo que venimos apuntando. Su talante pacífico, caballeroso, es un ejemplo para el A-Z futuro. Representa el mejor intérprete del desapego, la armonía y la alegría del A-Z. Se le ataca por no «tener carácter», es decir, por no ser un energúmeno o un killer. ¿Acaso Gandhi actuaba a martillazos?
Esta conversación, grabada en la redacción de ‘Jaque’, consta de 32 preguntas y 32 respuestas, y ese tablero damasquinado de 64 casillas no estaba –lo crea o no el lector– en el guión, ni se adaptó el diálogo para seguir con un voluntarismo numerológico. Quizá todo esté en el 8 y sea una travesura del poderoso influjo mercurial. A. G.
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4 comentarios

  1. Skip 03:38, agosto 24, 2016

    Kjempefint! Ønsket meg også Leranedvugge til minsten, men det ble ikke noe av. Og inatt har han hatt første natt på eget rom! Hvor blir tiden av?? Nyyyt dagene!Klem

  2. Antonio Gude 17:07, noviembre 12, 2012

    Muchas gracias por tus palabras, Jairo, siempre estimulantes, viniendo de alguien como tú, con tu gran experiencia, cultura y alto nivel de información. Un abrazo.

  3. Anonymous 16:39, noviembre 12, 2012

    Sin un ¡GRAN ENTREVISTADOR!, como tú,Antonio, el resultado final hubiera sido soso, como ciertas tablas. Frente a un hombre de tan sapientes conocimientos como los de Eduardo, lo complementario, para magnificar los contenidos, tenía que contar con tu inmenso bagaje no solo ajedrecístico sino, ademas con los inegables y ascendrados conocimientos generales que posees.(J)

    • Antonio Gude 17:05, noviembre 12, 2012

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