otros temas, febrero 14, 2011

¿DARDOS O DADOS?

Un moralista tierno y amargo

Todos los integrantes, sin excepción, de la ATI, Asociación de tangueros incurables (por supuesto, inexistente), veneramos la memoria de Enrique Santos Discépolo (1901-1951), Discepolín para los amigos.
Poeta, músico, dramaturgo, actor, Discépolo fue, antes que nada, un gran letrista de tangos y algunos de los más célebres son obra suya, como Esta noche me emborracho, Chorra, Cambalache o Yira, yira.
Un periodista hispano, a propósito de otros tangueros, recordó al autor de Cafetín de Buenos Aires con estos versos del mismo:

en tus mesas milagrosas
de sabihondos y suicidas
yo aprendí filosofía,
dardos (sic), timba
y la poesía cruel
de no pensar más en mí

Claro que de esta forma convirtió al café porteño en un pub anglosajón. La letra, por supuesto, no dice «dardos», sino dados, mucho más canalla y preciso. Tal vez el periodista no sea el responsable de la pifia, pero no tenemos a quien atribuírsela…
A propósito, ¿cómo es que Gardel nunca interpretó ‘Cafetín de Buenos Aires’?
No hubiera sido natural, porque ‘Cafetín’ se compuso en 1948, cuando Gardel llevaba trece años muerto.
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