Este artículo fue publicado en EL SEMANAL, suplemento dominical de quince diarios españoles, el 13.10.1991:
En 1974 fallecía Henry Grob, un maestro cuyo mayor éxito fue compartir, en 1937, el primer puesto del torneo de Ostende, con Keres y Fine. Grob había nacido en la Bohemia checa, guareciéndose de su mala salud en las montañas suizas. En los últimos años de su vida montó algo así como una central de ajedrez por correspondencia para practicar su apertura favorita, 1 g4, el Ataque Grob.
Cinco años después, un enfant terrible del ajedrez británico, Michael Basman, creaba escuela, llevando a la difícil arena del tablero profesional la extravagancia de Grob, que contradecía todos los cánones clásicos. Veamos algunas de estas aperturas:
1 g4 e5 2 c4 h5 3 gxh5 Txh5 (Basman-Arkell, 1986).
1 d4 h6 2 h4 b5 (Raoof-Basman, 1989).
1 g4 e5 2 d3 Cc6 3 h3 Cge7 4 Cf3 d5 5 b4 (Basman-Horvath, 1979).
Y la mejor de todas:
1 e4 h6 2 d4 a6 (Galloway-Basman, 1990), que su creador asegura es una defensa inédita en la praxis magistral. ¡Si el doctor Tarrasch levantara la cabeza!
Basman acaba de publicar un interesante libro, The Killer Grob, en el que consistentes análisis pretenden dar coherencia a su excentricidad. El lector puede medir su pericia en la conducción de este sistema (?), valiéndose para ello de un grobómetro al efecto. En caso de bajos porcentajes de puntuación, la recomendación del autor no puede ser más explícita: «¡Dedíquese a jugar la Española o el Gambito de Dama!». El libro se remata con la letra de una canción de Sandy Denny: «Bienaventurados sean los pobres / por no tener nada / pese a lo mucho que lo han intentado.»
adolfo tapia 05:06, enero 06, 2020
y que cancion es ?