Tras la finalización de los matches de Candidatos, no está de más reflexionar sobre las fórmulas y formatos adoptados para dirimir el título mundial.
Para empezar, recordemos que el título mundial no siempre ha estado en las mejores manos y que su institucionalización, por parte de la FIDE, aunque le ha dado, durante muchos años, una estabilidad y un carácter sistemático, también nació con cierta impostura.
La cosa empezó un tanto torcida. En 1948, cuando se convocó el sextangular para designar al primer campeón mundial, bajo los auspicios FIDE, se ignoró deliberadamente a algunas figuras (Najdorf, Szabo, Lilienthal) y a los jóvenes fenómenos emergentes (Bronstein, Boleslavsky, Kotov). Es sorprendente que el Interzonal de Saltsjöbaden se celebrase en julio-agosto de aquel mismo año, y el Mundial (finalmente, con cinco, sin Fine) apenas unos meses antes. ¿No hubiera sido más lógico que se jugase antes el Interzonal, con lo cual la situación del mapa estelar del tablero quedaría más clara, tras los años de incertidumbre de la Segunda Guerra Mundial?
Pero no, la influencia de la URSS, por imponer a su campeón, y allanarle el camino, dejó fuera de combate a Najdorf (que se había ganado el derecho, además, por haber triunfado en el torneo de Praga, 1946) y, sobre todo, a dos grandísimos jugadores, como Bronstein y Boleslavsky.
Pero, en fin, admitamos que la FIDE dio una razonable continuidad y rigor deportivo al título, con la organización de zonales, interzonales y torneos de Candidatos debidamente cíclicos.
Como se recordará, los torneos de Candidatos (entre 1950 y 1962) se disputaron por sistema liga a varias vueltas. A raíz del de Curaçao 1962, Bobby Fischer denunció en un famoso artículo las componendas y amaños de los jugadores soviéticos, con superioridad numérica.
Hoy se sabe casi a ciencia cierta que tenía razón. No sólo como materia especulativa. Sino razón de la buena, porque parece casi demostrado que Petrosian, Geller y Keres jugaron compinchados en Curaçao, para asegurarse la victoria de uno de ellos.
Con motivo de esas justificadas denuncias, la FIDE cambió de sistema y pasó a organizar el ciclo de Candidatos con matches eliminatorios, a fin de suprimir eventuales conchabamientos.
Hoy, esa superioridad de un país ya no existe. Rusia, Ucrania, Armenia, Azerbayán son los países que cuentan con más jugadores de elite, pero ninguno de ellos es un claro dominador. Por esta razón, personalmente me gustaría que se restaurase el sistema de torneo (con, digamos, unos 10/12 candidatos, a doble vuelta, por ejemplo), porque daría más vistosidad a la elección de aspirante oficial. Aunque algunos jugadores abusasen de las tablas, siempre tendrían que tener en cuenta que hay otros que puntúan mucho, ganando puntos enteros y eso daría lucha, color y emoción. Lo que ahora no hay.
Además, estos matches de Candidatos de Kazán, con sólo cuatro partidas serias, no son serios. Cuatro partidas es muy poco. Y de las rápidas y Blitz, ni hablemos: la lotería, pura y simple.
Desde que Kramnik venció en Londres a Kasparov (2000), el título mundial ha estado presidido por el caos. ¿Hay alguien que recuerde las fórmulas, formatos y campeones, que desde entonces hemos tenido?
Ya en 1999, la FIDE hizo un poco el ridículo con su Mundial de Las Vegas (como dijo Korchnoi, «no puedo imaginar un lugar en el mundo donde pueda interesar menos el ajedrez»), con ausencia de las principales estrellas. «Un Mundial para turistas», aunque sarcástico, quiérase o no, un dictamen bastante certero, por parte de Kasparov. Ganó Jalifman. ¿Era el mejor? ¿Qué es, desde hace una década de Jalifman? Ni se le ve.
También es el caso ahora. No creo que Anand sea ya el mejor y, desde luego, mucho menos, Gelfand. Lo que me sorprende es que todos nos hayamos referido al «veterano», «viejo», incluso «abuelo» Gelfand (que aún no tiene 43 años, no exageremos) y, sin embargo, nadie dice que Anand tiene 41, lo que viene a ser lo mismo.
En resumidas cuentas, parece claro que el futuro del ajedrez está en manos de la conexión CaKaCa (Carlsen, Karjakin, Caruana), Aronian, Le Quang Liem, Radjabov o Nyhznyk. Pero deberán luchar por su derecho a disputar el título. No creo que Carlsen haya hecho una buena movida, absteniéndose: hay que presionar desde dentro, luchar por tus principios a pie firme, no dejar tu terreno de lucha. Esos gestos arrogantes sólo favorecen a tus contrarios.
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Anonymous 13:02, junio 21, 2011
Otro problema que no mencionas de un torneo round-robin es la posible falta de motivación en rondas finales. Ejemplo, vas líder, te hace falta medio punto para ganar y juegas en la última ronda contra alguien que no se juega nada…
En los matches siempre te juegas las castañas contra otros que están en la misma situación. No hay partidas intrascendentes, por lo que creo que el camino tiene que ser este
Leo 15:13, mayo 28, 2011
Es cierto que Anand ya no es un chaval pero Aronian ha desaprovechado su oportunidad en el ciclo de Candidatos y a Carlsen le falta consistencia. Hasta que nadie demuestre lo contrario, todavía es el mejor.
JAIRO TANGARIFE C. 17:02, mayo 26, 2011
Saludos,Antonio:Tu análisis es muy pertinente. El mismo es el reflejo de alguién que como tú, ha trasegado por el ajedrez con mucha ética y responsabilidad. Tus conocimientos ajedrecísticos, estoy seguro, son el deleite para quienes a diario leemos tus artículos. En España existen excelentes portales de ajedrez de los cuales he visitado la mayoria, prevaleciendo mi interés, en este, en el de Richard Guerrero y el de Leontxo García.