ajedrez, abril 6, 2011

MURRAY, VERSIÓN HISPANA FANTASMAL

A HISTORY OF CHESS

H. J. R. Murray

Oxford University Press, 1913

Hace tiempo comencé a traducir esta gran obra, considerada por los expertos el tratado más importante jamás escrito sobre historia del ajedrez y de la que, vergonzosamente, no existía (ni, por lo que sé, existe) una edición en castellano. Traté de convencer a algunos editores de la importancia de su publicación, pero ante el desinterés de los mismos (no es un proyecto atractivo desde el punto de vista comercial), aparqué la tarea por tiempo indefinido. Sin embargo, y a modo de homenaje al autor, me permito transcribir a continuación mi versión del prólogo, para hacerlo más accesible a los lectores hispanoparlantes, pues aunque es concepto generalizado que “todo el mundo habla hoy inglés”, lo cierto es que, al menos en España, eso dista de ser así.

PRÓLOGO

(páginas 5-7 de la edición de Benjamin Press, Northampton, Massachusetts, facsímil del original)

Esta obra se propone cumplir tres objetivos: describir del modo más completo posible todas las variedades de ajedrez que existen o han existido en distintas partes del mundo, investigar el origen de estos juegos y las circunstancias que han rodeado la invención del ajedrez y, por fin, determinar el desarrollo del moderno ajedrez europeo, a partir de la primera aparición de su ancestro, el chaturanga indio, a comienzos del siglo VII de nuestra era. El tema, en consecuencia, se divide de forma natural en dos partes: la historia e inventario de las variedades asiáticas del ajedrez, y la historia del ajedrez en Europa y su influencia sobre la vida y la literatura europeas. Se han escrito muchos libros sobre la historia del ajedrez, pero ninguno de ellos se ocupa del mismo área que el presente. Los escritores ingleses, Hyde (1694) y Forbes (1860), limitan esencialmente su atención al ajedrez oriental; el gran autor alemán Von der Lasa (1897) se concentra de forma casi exclusiva en el ajedrez europeo. Sólo Van der Linde se ocupa tanto del ajedrez oriental como del europeo en proporción aproximadamente igual, pero lo hace a lo largo de tres obras distintas (1874-1881). En su gran obra Geschichte und Literatur des Schachspiels (1874), v. d. Linde pudo incorporar los resultados obtenidos por el Profesor A. Weber en su examen de las tempranas referencias al ajedrez en la literatura sánscrita, y demostrar que la Historia de Forbes era imprecisa y errónea. Desde la publicación de la Geschichte, sin embargo, se han podido incorporar nuevos conocimientos acerca de determinados aspectos en la historia del ajedrez. Los más antiguos aparecieron en la última obra de v. d. Linde, los Quellenstudien (1881), pero las últimas aportaciones sólo pueden encontrarse en artículos aislados, como los de H. F. W. Holt (sobre ajedrez chino), A. v. Oefele (ajedrez malayo), Profesor A. A. Macdonell (primitivo ajedrez indio), M. E. V. Savenkov (ajedrez siberiano y ruso), F. Strohmeyer (ajedrez en la literatura medieval francesa), y W. H. Wilkinson (ajedrez chino y coreano). Fue con el propósito de hacer fácilmente accesible toda esta información a los lectores ingléses por lo que me planteé escribir este libro, hace más de trece años. Estoy profundamente agradecido a todos los autores mencionados, así como a muchos otros cuyos nombres se hallarán en la lista de trabajos consultados, en especial a Hyde, a v. d. Lasa (cuyos amables estímulos a seguir adelante con mi historia del ajedrez, en 1897, recuerdo con agrado), y a v. d. Linde. Pero la mayor parte de la obra se basa en mi propio trabajo sobre fuentes originales, sobre todo en las árabes inéditas y los primeros manuscritos europeos sobre ajedrez. Tuve, además, la buena fortuna de poder contar, desde la primera fase de mi trabajo, con el interés de John G. White, de Cleveland, Ohio (EEUU), poseedor de la mayor biblioteca de ajedrez del mundo. La generosa y puntual cortesía del Sr. White, al poner su biblioteca a disposición de cualquier estudioso del ajedrez, ha sido reconocido en más de una ocasión. En mi caso, no se ha limitado a esto, sino que me ha prestado una ayuda bastante mayor. Repetidamente ha conseguido copias de manuscritos que era importante que yo viese, pero que me eran inaccesibles, y puso tales copias a mi disposición, sin reserva alguna. Cualquiera que haya sido el grado de totalidad conseguido, se debe por completo a la ayuda del Sr. White. Sin esa ayuda, el libro nunca habría sido escrito. Debo consignar también mi agradecimiento al Sr. J. W. Rimington Wilson, de Bromhead Hall, Yorkshire, que me ha cedido muchos libros y manuscritos raros de la amplia biblioteca de su padre, el Sr. F. W. Rimington Wilson; al Sr. J. A. Leon, que me prestó un valioso manuscrito de su propiedad sobre problemas del siglo XVI; al Sr. Bernard Quaritch, quien me permitió examinar el MS Fontaine, cuando pasó a sus manos en 1902; y al Sr. H. Guppy, de la biblioteca John Rylands, Manchester, que realizó gestiones especiales en 1903 para que se me permitiese consultar dos importantes manuscritos árabes, por aquel tiempo propiedad de la Sra. Rylands. Pero aparte de las facilidades recibidas para el acceso a las fuentes originales, la enorme expansión del ajedrez y las numerosas lenguas en que está escrita la literatura del juego habrían hecho imposible mi tarea, de no haber podido contar con el apoyo de numerosos eruditos, entre los que se cuentan mi padre, Sir James A. H. Murray, quien no sólo me ayudó con sus valiosos consejos, sino que me puso en contacto con muchos eruditos a los que, de no ser así, difícilmente me habría atrevido a consultar: el Dr. A. C. Haddon, F. R. S.; el Profesor E. J. Rapson, y el Dr. W. H. D. Rouse, que me ayudaron en textos con referencias en sánscrito; el Sr. S. F. Blumhardt, que tradujo para mí un pequeño trabajo indostaní sobre ajedrez; el Sr. E. J. Colston, I.C.S., a quien debo la primera crónica completa sobre ajedrez birmano; el Profesor D. S. Margoliouth, a quien debo haber resuelto todas mis dificultades en la lectura de fuentes árabes; el bibliotecario de Bodley, Sr. Falconer Madan, que situó para mí la fecha de muchos manuscritos; mi hermana, Srta. Murray, del Royal Holloway College, quien me ayudó en las referencias islandesas; Sr. W. W. Skeat, que me prestó su ayuda en relación con el ajedrez malayo; Sr. I. Abrahams, a quien consulté acerca de alusiones judías; Sr. B. G. Laws, que me ayudó a situar la fuente europea en los libros indios modernos sobre ajedrez, y el Sr. Charles Platt, de Harrow, quien me permitió incluir ilustraciones de piezas indias de ajedrez de su colección única. A todos ellos y a otros les expreso mi mayor agradecimiento por su ayuda. Lamentablemente, este agradecimiento ya no puede llegarle al Profesor W. R. Morfill, que me prestó una incalculable asistencia en ruso y checo, ni tampoco al Sr. J. T. Platts y al Teniente Coronel Sherlock, quienes hicieron lo propio con las lenguas persa e indostaní. Para concluir, me gustaría expresar mi personal satisfacción por el hecho de que este libro sea publicado por la misma editorial que, más de doscientos años atrás, publicó el trabajo pionero en su tema: Mandragorias seu Historia Shahiludii, de Thomas Hyde.

H. J. R. Murray

Cambridge, 1913

Un proyecto complejo y apasionante, pero de gran envergadura. El original tiene 900 páginas, con numerosas citas eruditas. +

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