Nacido en 1925, a los 16 años, Ratmir Jolmov era ya campeón de su ciudad, Arjangelsk, cerca del Círculo Ártico. Corpulento y musculoso, se había enrolado ya en un buque bacaladero, como grumete y fogonero. Pero tras los intensos bombardeos de su ciudad, Jolmov fue trasladado al puerto de Vladivostok en el Pacífico, y desde allí se embarcó para Estados Unidos. Lo curioso es que, en el último momento, la empresa cambió su destino y el buque en el que debía viajar inicialmente se fue a pique.
Regresó a casa en un petrolero, pero durante una fuerte tormenta el buque encalló en un arrecife, con unidades de la armada japonesa en la zona (eran los tiempos de la Segunda Guerra Mundial). Como la fuga de petróleo de los depósitos cercanos a las calderas amenazaban con explosionar, Jolmov y otros marineros lograron la hazaña de cerrar justo a tiempo una válvula crítica. Después de muchas aventuras, regresó a Vladivostok, y de allí a Arjangelsk. pero no sin que durante la travesía perdiese la voz, que nunca recuperaría del todo y, una vez finalizada la guerra, le fue reconocida una incapacidad física por ese motivo.
Como jugador de ajedrez, destacaba por su solidez, sus recursos defensivos y su enorme tenacidad, seguramente consecuencia de una vida nada fácil.
En el Campeonato de la URSS de 1963 compartió el primer puesto con Stein y Spassky.
Se recordará su victoria sobre Bobby Fischer en el Memorial Capablanca de 1965, cuando el norteamericano jugó por télex desde Nueva York. Bebedor empedernido, la noche anterior había estado bebiendo mucho ron en su hotel. Smyslov le había estado preparando con unos análisis sobre la Ruy López, pero vio que estaba tan bebido que dio por supuesto que los análisis no servirían de nada. Jolmov contó así aquella partida:
«¿Pero qué has hecho?», me dije. «Me senté al día siguiente, pensando en mi exceso de la noche anterior. Dirán: hijo de puta, habría que mandarte al infierno por tu comportamiento, precisamente la víspera de tu enfrentamiento con Fischer. Estabas borracho como una cuba. Así que me senté allí, apretando los dientes y los puños, para no moverme del asiento. Y toda la variante que habíamos preparado la nnoche anterior la fui recordando.»
Fischer-Jolmov
La Habana1965, Memorial Capablanca
Apertura Ruy López (C98)
1 e4 e5 2 Cf3 Cc6 3 Ab5 a6 4 Aa4 Cf6 5 0-0 Ae7 6 Te1 b5 7 Ab3 0-0 8 c3 d6 9 h3 Ca5 10 Ac2 c5 11 d4Dc7 12 Cbd2 Cc6 13 dxc5 dxc5 14 Cf1 Ae6 15 Ce3 Tad8 16 De2 c4 17 Cg5 h6 18 Cxe6 fxe6 19 b4
19 … Cd4! 20 cxd4 exd4 21 a3 d3 22 Axd3 Txd3 23 Cg4 Rh7 24 e5 Cxg4 25 De4+ g6 26 Dxg4 Tf5 27 De4 Dd7 28 Ae3 Dd5 29 Dxd5 Txd5 30 f4 g5 31 g3 gxf4 32 gxf4 Tf8 33 Rg2 Rg6 34 Tg1 Td3 35 Rf3+ Rf5 36 Tg7 Ad8 37 Tb7 Tg8 38 Tb8 Tg7 39 a4 h5 40 axb5 axb5 41 Txb5 Ah4 42 Re2 Tg2+ 43 Rf1 Th2 44 Rg1 Te2 45 Ab6 c3 46 Rf1 Th2 (0-1)
Quedaría quinto en aquel torneo, pero ganaría el de 1968.
Se recordará a Jolmov por muchas anécdotas y por su combativo ajedrez de alto nivel. Murió en 2006, a los ochenta años.
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